Columnista:
Santiago Carrascal Pérez
La juventud colombiana tiene en sus manos la oportunidad histórica de cambiar su presente, su futuro, el de su familia y el de los millones que habitan y nacerán en el país, volcando la indignación a las urnas, para cambiar la clase politiquera corrupta que nos ha desgobernado hasta llevarnos a perder el derecho a la educación, la salud, la pensión, la vivienda y el trabajo digno.
A pesar de que muchas y muchos de mi generación luchamos contra la corrupción y la tiranía estatal no tuvimos la valentía, la fuerza, la unidad, ni la solidaridad suficientes para evitar que la política de represión y muerte desarrollada por quienes están detrás del poder se impusiera sobre el legítimo derecho del pueblo a tener una vida digna.
Además, mi generación recibió la presión de los grupos guerrilleros para no votar ni participar en política, lo cual fue capitalizado por los clanes mafiosos que dominan las regiones del país, en alianza con el narcoparamilitarismo, para desarrollar un fraude constante, como por ejemplo: poner a votar los muertos, comprar votos e imponer sus candidatos a punta de fusil, con anuencia de la Registraduría Nacional,
Así mismo, debido a los continuos escándalos de corrupción, compra de votos y elecciones fraudulentas, se creó en las y los jóvenes un desprecio por la política, lo cual también fue aprovechado por las clases dominantes para imponer la matriz de opinión: «la política es sucia y es degradante participar en ella», esto desembocó en que los poderosos y su clase politiquera corrupta se mantuvieran siempre en el poder repartiéndose las instituciones, porque la representación política y los cargos públicos los heredan sus familiares.
Como resultado de lo anterior, son lamentables las cifras sociales y económicas en que se encuentra nuestro país. Pasemos a revisar algunas de ellas:
1. El Sistema educativo en Colombia es arbitrario y obsoleto
Mientras en México o Chile se ofrecen ciclos de educación media diversificada que los prepara tanto para la vida universitaria como para oficios calificados, Colombia es el único país de la región que tiene un nivel de educación media de dos grados: académico y técnico, por lo que no cumple con las expectativas de los jóvenes.
¿Cuánto invierte América Latina en educación? Colombia (4,5 %) es el onceavo (11) país Latinoamericano que menos porcentaje de su producto interno bruto (PIB) invierte en educación, después de: Cuba 12,8 %, Costa Rica 7,4 %, Bolivia 7,3 %, Venezuela 6,9 %, Brasil 6,2 %, Argentina 5,5 %, Chile 5,4 %, Ecuador 5 %, México y Uruguay 4, 9 %, según cifras del Banco Mundial.
2. El sistema de salud colombiano es inequitativo y de mala calidad
La atención a los ciudadanos es muy desigual, dependiendo de la región del país, el sexo de la persona y sus ingresos, campea el atropello a las mujeres y los pobres. De los 1800 hospitales y clínicas tanto públicos como privados que operan en Colombia, solo 37 (2 %) están acreditados con garantía de calidad. La verdadera historia de hospitales y clínicas al borde de la quiebra.
La Ley 100 de 1993 consagró el Sistema de Seguridad Social Integral colombiano, conformado por los Sistemas Generales de Seguridad Social en Salud, en Pensiones, en Riesgos Laborales y los Servicios Sociales Complementarios. Los cuatro componentes del Sistema dejan mucho qué desear: en pensiones, la baja cobertura y la desigualdad son problemas nunca resueltos; en riesgos laborales, a pesar del aumento en los aportes desde 2012, los resultados en prevención y atención adecuada de enfermedades profesionales y accidentes de trabajo son muy precarios; en servicios complementarios tampoco hay una cobertura que se compadezca con la intención inicial de la Ley; y en salud, la sensación de crisis perpetua es el plato del día. . 25 años de la Ley 100: ¿crisis perpetua? (Periódico UNAL)
3. En Colombia la alta informalidad laboral (48,5 %) es uno de los factores que más afecta la calidad del empleo
Mientras las malas condiciones laborales crean brechas en la calidad del empleo entre hombres y mujeres. En Colombia hay 5,3 millones de trabajadores informales, según el Dane. Colombia está entre los países con mayor desempleo, aparece en la tercera posición detrás de Alemania (15,8 %) y España (15,4 %), con una tasa de desempleo del 15 % y supera a Turquía (12,2 %), Italia(10,7 %) y Chile (10,4 %), según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).
4. El sistema de pensiones colombiano presenta graves fallas, es regresivo e inequitativo
Solo el 10 % accede a una pensión, principalmente por la informalidad, el resto termina subsidiando a 2 millones de exfuncionarios que reciben 40 billones de pesos, según el BID. (Ver video)
Para no extendernos tanto, vamos solo a mencionar algunos otros de los pésimos resultados sociales y económicos de nuestro país: Colombia, el segundo país más desigual en América Latina, según el Banco Mundial. En Colombia Más de 21 millones de personas viven en la pobreza y 7,4 de millones en pobreza extrema, según el Dane. El peso colombiano es la moneda más devaluada del mundo, según Today in 24. La deuda externa de Colombia llega al 53 % del PIB del país, según el Banco de la República. Colombia, el país con mayor número de desplazados internos en el mundo, según Acnur. Colombia es el país donde más se asesinan líderes sociales, según ONU.
Según el diagnóstico de Human Rights Watch, Colombia es el país que más asesina a líderes sociales y defensores de derechos humanos. Además, tiene fallas estructurales en la formación de sus policías, pues no pueden considerarse aislados los más de 25 homicidios, los cientos de detenciones arbitrarias, los abusos sexuales y los cerca de 60 casos de lesiones oculares, que fueron ocasionados a los manifestantes o transeúntes, por parte de los uniformados. (Ver video)
Sin embargo, los corruptos no han podido robarle la esperanza a las y los jóvenes, quienes a pesar de la incesante y violenta represión estatal han salido en forma masiva y constante a mostrar su indignación, durante los últimos años.
Finalmente, es el momento histórico para que las y los jóvenes participen en política, volcando la indignación a las urnas, sigan el ejemplo de los y las activistas políticas que están mostrando el camino de cómo es posible llegar a ocupar los cargos públicos, ganar la mayoría de las curules del Congreso y la Presidencia de la República, para de esta manera, lograr el cambio del régimen corrupto, opresor y asesino que nos desgobierna, por uno que garantice la vida y los derechos fundamentales.