Columnista:
Mateo Alejandro Rodríguez
Todo lo que sube tiene que bajar; este fue el caso de Venezuela que en la década de los ochenta fue uno de los países prósperos del mundo, tanto que llegó a ser conocido como el «millonario de América». Sin embargo, hoy en día sufre una de las peores crisis económicas y sociales que se han visto en la historia, con una hiperinflación del 3,478 % en 2021, de acuerdo con datos de la Asamblea Nacional. Esto ha causado que millones de venezolanos abandonen su país en busca de oportunidades, su principal destino ha sido el nuestro. Para 2021 se encontraban 1 742 927 de migrantes venezolanos en Colombia, según el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixto (GIFMM).
Desde su llegada, la población migrante ha sufrido diferentes ataques de figuras públicas, especialmente de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, que en campaña los trataba como «panas» y ahora no los rebaja de delincuentes. Al mismo tiempo, contradice los valores del partido Alianza Verde, ya que este se presenta como un partido humanista, que respeta la vida y la dignidad. No obstante, sus declaraciones «irresponsables y populistas» como las calificó Carlos Fernando Galán, concejal de Bogotá, ponen en riesgo la vida y la seguridad de los migrantes.
El primer señalamiento de Claudia contra los migrantes ocurrió el 29 de octubre de 2020, en un consejo local de gobierno realizado en la localidad de Kennedy. Allí se hablaron distintos temas, y uno de ellos fue la seguridad. «No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero hay unos que en serio nos están haciendo la vida a cuadritos. Aquí el que venga a trabajar bienvenido sea, pero el que venga a delinquir deberíamos deportarlo inmediatamente», estas fueron las declaraciones de la alcaldesa. Dos días después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación, porque consideró que se vinculó a la población migrante venezolana con la criminalidad en Bogotá y también calificó como estigmatizante lo dicho por Claudia.
Las palabras de la alcaldesa fueron imprecisas al responsabilizar a los venezolanos de la inseguridad en la ciudad. Según Claudia Vargas Ribas, socióloga de la universidad Central de Venezuela, en Colombia el 4 % de los crímenes son cometidos por migrantes, y de ese porcentaje solo un 0,63 % son perpetrados por venezolanos.
El 4 de noviembre de 2020, se presentó la segunda agresión, cuando Claudia en una intervención desde la Secretaria de Salud afirmó que el 20 % de los hurtos que se están cometiendo son de autoría de los inmigrantes. Pero, de acuerdo con el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, apenas 2 de cada 100 hurtos en Bogotá son cometidos por venezolanos
El tercer ataque sucedió el 11 de marzo de 2021, en un homenaje al patrullero Edwin Caro, quien fue asesinado en la localidad de Chapinero, luego de un tiroteo el 10 de marzo. La alcaldesa en medio de la ceremonia declaró lo siguiente: «No es la primera vez; desafortunadamente lo hemos denunciado con el general Gómez en nuestros consejos de seguridad, que tenemos actos muy violentos de migrantes venezolanos, este no es un tema de hurto. Primero asesinan, y luego roban». Estas declaraciones no tienen fundamento, debido a que, los tres tipos de delito que más cometen los migrantes son el hurto, la violación de medidas sanitarias y aquellas vinculadas a estupefacientes, según la Fiscalía General de la Nación.
El cuarto y más reciente hecho fue la propuesta de la alcaldesa de crear un comando especial para enfrentar delincuentes migrantes. De inmediato varias figuras públicas rechazaron esta medida, y hasta Sergio Fajardo, copartidario y amigo de Claudia, la calificó de xenófoba. Por otra parte, la CIDH volvió a mostrar preocupación ante las actitudes de la alcaldesa, ya que para ellos se está promoviendo la estigmatización y animadversión hacia la población migrante.
Claudia López es una de las personas más influyentes en Colombia. Es la cuarta política con más seguidores en Twitter, con un poco más de 4 600 000 seguidores en esta red social. Es por esto por lo que los migrantes se han visto tan afectados con sus declaraciones, ya que después de estas hubo un incremento del 500 % en los comentarios xenofóbicos. Esto se observó reflejado en Twitter, ya que, palabras como: plaga, ratas, asesinos, fueron tendencia en Colombia, según el Barómetro de Xenofobia.
No obstante, la violencia no se queda solo en Twitter. El 9 de septiembre de 2021, la concejala de Bogotá Heidy Sánchez denunció carteles xenófobos que estaban rondando en el centro, con los siguientes mensajes: «veneco pillado, veneco linchado». Por otra parte, han sido asesinados 362 migrantes venezolanos en Colombia, según el Gobierno de Venezuela.
Por estas razones la alcaldesa tiene aceptar que el incremento de la delincuencia en la capital es debido a las problemáticas sociales y económicas que vive Bogotá, debe dejar de alterar la percepción de los ciudadanos con datos erróneos y parar de culpar a los migrantes de estos problemas. Ya que cada vez que lo hace la estigmatización crece, tanto que nada más un 27,2 % de colombianos considera favorable la presencia de venezolanos en el país, de acuerdo con una encuesta realizada por Invamer.
Esta vieja es detestable, pero su comentario – denuncia se acomoda perfectamente a la realidad. Sin importar el porcentaje, el ingreso de venezolanos a Colombia sí aumentó el desempleo y la inseguridad. Y sí, venezolano que delinca deben deportarlo. Colombia es un país pobre, tiene demasiados problemas para «importar» más.