Columnista:
Julián Escobar Ávila
Para nadie es un secreto las adversidades por las que atraviesan los pueblos ancestrales del departamento de la Guajira. El detrimento ambiental, la corrupción, el contrabando, el narcotráfico, la desnutrición y el saqueo histórico de sus recursos naturales, han convertido de estos territorios entornos insostenibles para la dignificación de la vida humana.
Frente a este panorama, nueve jóvenes guajiros decidieron actuar de manera urgente ante la gravedad social por la que atraviesa su departamento. Ellos decidieron entrar en su segunda huelga de hambre como forma de protesta pacífica para que el gobierno de Iván Duque atienda a sus llamados.
Desde el 8 de octubre decidieron desplazarse directamente a la Plaza Bolívar en la capital colombiana donde duermen en tres carpas a la intemperie. En este lugar hablé con Darly Molina, una joven guajira de 20 años quien también se encuentra en la huelga de hambre. Ella estudia psicología en la universidad de Magdalena. A pesar de que tiene sus compromisos académicos, ella deicidio participar activamente en esta huelga, donde me encontré con ella y en una charla me expresaba lo siguiente:
«El gobierno le ha dado la espalda a todo un departamento, en donde no hay condiciones dignas para vivir; en donde cada cinco días muere un niño por desnutrición en nuestro departamento».
Lo que me comentaba Darley es la cruda realidad que se ha tratado de sepultar por parte del Estado Colombiano durante mucho tiempo. La desnutrición y el hambre son las mayores manifestaciones de pobreza generalizada que puede llegar a sufrir una comunidad.
Actualmente, la Guajira y el Chocó, por ejemplo, son los departamentos con mayores índices de desigualdad multidimensional. Al punto de que la pobreza monetaria en estos territorios ha alcanzado la cifra del 68,1 %. Además, según la UNICEF, en la Guajira ya hay más de veinte mil niños y niñas menores de cinco años en riesgo de desnutrición. Solo en este año se han registrado 17 muertes de menores de edad por desnutrición e inanición. Asimismo, en materia educativa los datos indican que cinco de cada cien estudiantes guajiros acceden al derecho de educación universitaria.
Este es contexto, del que provienen los nueve jóvenes Guajiros, unos territorios abandonados y golpeados por la indiferencia nacional y estatal. Por eso, ellos le exigen al gobierno la presencia de delegados con poder de decisión con el fin de concretar las siguientes demandas:
Lo primero que ellos proponen según lo que me dijo Darly, es una mesa de dialogo inter ministerial con el fin de solucionar estructuralmente los problemas sociales del departamento de la Guajira. En este sentido, ellas y ellos proponen una metodología a partir de protocolos de mesas de dialogo que buscan consolidar programas de atención integral para todas las familias del departamento. Especialmente, la alta Guajira, zona del departamento en la que se ubican la mayoría de las comunidades indígenas wayú que han sido azotadas históricamente por la corrupción tanto del Estado como de las propias multinacionales.
También, los ocho jóvenes de la Guajira (porque una joven huelguista ya se encuentra hospitalizada) proponen de manera urgente planes de atención a los pueblos indígenas de todo el departamento. Con esto buscan extrapolar sus exigencias que son muy similares a las de los otros territorios ancestrales del territorio colombiano. Por ejemplo, las comunidades indígenas del Choco y el suroccidente del país.
La lucha de estos jóvenes represente la unidad de los pueblos que históricamente han sido desposeídos de sus recursos comunes para el lucrativo negocio de pocas familias. Por tanto, estos jóvenes buscan despertar la sensibilidad por nuestros connacionales quienes, por vivir en las periferias del territorio nacional, son condenados a ser invisibilizados. despojados de sus riquezas naturales y culturales para convertirse en el producto de un neoliberalismo que expropia las condiciones de vida para acumular riqueza.
De hecho, una de los aspectos más interesantes que Derly me ofreció en la entrevista, fue su posición por escalar estas exigencias más allá de los intereses de la Guajira. Ella me dijo, por ejemplo:
«…Si ya las comunidades lloraron sus 5 mil muertos por hambre, es hora que el pueblo colombiano sepa lo que esta sucediendo y llore también por estos niños…»
¡Cuánta verdad! La indiferencia social solo puede tener una verdadera reconciliación eligiendo un gobierno comprometido con las deudas históricas de los pueblos mestizos, indígenas y afro de la Guajira.
Por ahora, hasta martes, 12 de octubre, (Día de la Resistencia Indígena) tendrán su primer encuentro con el primer delegado del Gobierno nacional, el viceministro de Relaciones Laborales e Inspección en Colombia Carlos Alberto Bahena. Los jóvenes de la Guajira afirman que no se levantarán de su huelga de hambre hasta que funcionarios del Gobierno Duque firmen y concreten planes de emergencia estructural en el departamento.
Sus protestas se desarrollan en el marco del encuentro indígena que se está haciendo en Bogotá, en el Parque Nacional. El encuentro y las formas de protesta de estas comunidades ancestrales son un llamado para el resto de la sociedad colombiana. A esa sociedad criolla andina que, aunque viviendo problemas similares a los de los territorios periféricos del país, aún no han entendido que se avizoran cambios importantes para la sociedad colombiana en general. Es importante entender estas exigencias de los jóvenes guajiros como si fueran nuestras.
Eso lo vemos con los jóvenes de la Guajira, ayunan permanentemente hasta que el Gobierno los escuche. Y en esta medida, el Gobierno se convierte en el único responsable de lo que les ocurra a ellos, quienes protestan por la dignificación de la vida, un sutil derecho que les ha vulnerado el propio Gobierno.
Los compañeros huelguistas necesitan de cobijas, carpas, utensilios de limpieza y especialmente un baño público; servicio que ha sido negado por la alcaldesa Claudia López que solo ha expresado indiferencia frente a este caso. La huelga continúa, según Darly, y esta vez, el Gobierno los tendrá que atender hasta que haya un cambio real en las condiciones de vida de los guajiros.
Desde Riohacha, les enviamos nuestro apoyo y esas voces apagadas milenariamente, que ustedes han sabido llevar valientemente ante la capital. Confiamos en su lucha!!