Autora:
Laura Preciado
El domingo 18 de julio, Colombia entera recibió una de las noticias más tristes y probablemente del año; la muerte de la promesa del ciclismo colombiano Julián Esteban Gómez. El niño de Zipaquirá, el que todos recuerdan ver llorar por el triunfo de Egan Bernal en el Tour de Francia, en el 2019, fue arrollado por una tractomula, mientras entrenaba en la vía Zipaquirá- Cajicá.
En su rostro se le veía las ganas de seguir y hacer real el sueño de ser igual o mejor que su ídolo Egan. «Sentí una emoción muy increíble, pues se me salieron las lágrimas porque es un compañero muy amable y me emocioné mucho», fue lo que dijo cuando vio que Bernal ganó una de las competencias más importantes de ciclismo en el mundo.
Andar en bicicleta en Colombia, o al menos en la capital, es una tortura. No solamente por los riesgos en cuanto a la seguridad, sino al peligro inminente de que le pase un camión por encima, como le pasó a Julián. En lo que va de este año han muerto 226 ciclistas en las carreteras del país, 42 personas más respecto al año pasado. Esto quiere decir que, básicamente, no hay un día de este año que en Colombia haya muerto un ciclista. Luis Felipe Lota director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial afirmó: «parece que el vehículo de carga de alguna manera generó un poco de ruido que asustó al niño e infortunadamente perdió el equilibrio y el vehículo lo absorbió dentro de sus llantas».
El efecto venturi es una causa común en los accidentes que se presentan con los ciclistas. Son corrientes de aire que se generan por vehículos de gran tamaño como camiones, buses y tractomulas que se mueven a alta velocidad. Si un ciclista, peatón o motociclista pasa por el lado de un vehículo de carga pesada puede correr el riesgo de ser succionado. Existe la Ley 1811 que protege y da derechos a los ciclistas y en ella se expresa: «Los vehículos pueden pasar a los ciclistas solo por el lado izquierdo y dejando al menos 1 metro de separación». Pudo no haberse cumplido la distancia en el caso de Julián. Esto, definitivamente, la mayoría de veces no se respeta porque pareciera que hay una constante disputa territorial.
¿Qué le hace falta a los conductores colombianos para que respeten a los ciclistas en la vía? Hay que cambiar el pensamiento de que los deportistas son un estorbo en las carreteras o en las vías principales. Pese a que varios ciclistas profesionales han hecho campañas para que el porcentaje de riesgo baje, el panorama no es distinto. Definitivamente se presenta un problema cultural que aunque haya normas y leyes que hablen del comportamiento vial, no habrá mayor transformación si las personas no están informadas de ellas.
Por otro lado, y el más importante, aunque es obvio que se debe valorar la vida, hay que enseñarles a algunas personas que esto prima sobre cualquier cosa. Cumplir las normas o respetar al otro, no es capricho, al contrario, es entender que así se pueden evitar accidentes desastrosos como el de Julián. Es claro que el conductor responsable de esta tragedia no se levantó pensando en que iba a matar a alguien en su día laboral, pero es cierto que debe responder ante la ley.
Horas después de haber sido trasladado a una URI cerca del accidente, fue dejado en libertad. Según un comunicado oficial de la Fiscalía General de la Nación: «El tractocamión fue inmovilizado y llevado al parqueadero dispuesto por la Policía de Tránsito. Por su parte, el conductor del camión fue trasladado a las instalaciones de la URI para realizar los actos urgentes adelantados por el delito de homicidio culposo». Aunque se debía determinar el grado de responsabilidad, agregaron que se encuentra en indagación y que se van a seguir analizando los vídeos de las cámaras en el lugar.
En las últimas horas Guillermo Caicedo, tío de Julián, afirmó que la muerte del pequeño se dio por «un acto de intolerancia por parte del conductor», ya que llevaba varios minutos pitando y peleando en la vía. «Estoy destrozado. Era mi niño, mi vida entera, era mi rey. Seguramente cuando ese señor pitó, el niño se asustó, mejor dicho», ¿hasta cuándo la intolerancia va a seguir arrebatando sueños y vidas en la vía?