Columnista:
Diana Abril
Uribe creó la universidad Elite con el exdirector del Sena, Darío Montoya, embajador actual de Brasil, que estuvo en polémica por participación indebida en política, a favor de Santos, por entregar una carta a los aprendices del Sena con el objetivo de coaccionarlos haciéndoles ver las bondades del Gobierno Uribe y la necesidad de la continuidad de sus políticas, al sugerir votar por Santos y con el fin de que no perdieran los beneficios. Pero esa «idea» de crear la universidad, en 2010, de un lado o del otro, ha sido uno de los intentos más fallidos del expresidente. Tal y como con su centro de pensamiento, que impulsó uno de sus más grandes seguidores, José Obdulio Gaviria, ha pasado con Elite. Y pónganle el nombre que le pongan seguirá siendo un fracaso.
En el escalafón mundial de Webometrics, Eseit (antes Elite) ocupa el lugar 24 789, una tristísima posición en la lista, mientras en Colombia, ocupa el lugar 244 de las casi 300 universidades que hay en la actualidad. La universidad, según el Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES), cuenta con 13 programas académicos y los costos de sus matrículas oscilan entre tres y cinco millones de pesos el semestre, en los niveles tecnológicos y profesionales.
El caso es, que a finales de abril de este año, sin mucho despliegue, a la universidad se le modificó el nombre por medio de la Resolución 5037 del Ministerio de Educación Nacional, cuya afirmación en la resolución consistió en que al cambiar de nombre no se afectaba sus condiciones de «calidad». Así pues, que Elite pasó a hacer parte de Grupo Planeta como Eseit, una lástima que tan reconocido grupo haya tomado el control del centro educativo.
Siempre me preguntaré de quién o qué entidad se asesoró Grupo Planeta para aliarse con la institución. Será que por ser la empresa de otro país no tenían claro que muchos de los negocios, legales o no, que rodean a Uribe generan malestar y podría llegar a ser una pésima inversión, si de ello se trataba.
Es tanto lo evidente, del fracaso de Eseit, que en una ceremonia de graduación, del año anterior, se graduaron apenas a 7 personas de diferentes niveles académicos: técnicos, tecnológicos y profesionales. Así fue dicho por parte de la moduladora, como si se tratase de una cantidad exorbitante de alumnos. Es cierto, la educación en todos los niveles académicos está en jaque; mucho más desde que empezó la pandemia, pues ha habido una deserción tal que va a ser difícil que algunos centros académicos puedan sobrevivir; aunque en este caso, los motivos son distintos.
Aquí en Colombia, hay casi 300 centros de educación superior; es por eso por lo que lo que parece un coro y se refiere a que «la educación en Colombia es un negocio», es cierto. Y claro que lo es cuando cualquiera puede crear una universidad, incluso por medio de una fundación o cooperativa; como en este último caso, para Elite, y que, termina siendo un lucrativo negocio; y en épocas como esta, también puede fracasar. Prueba de que crear planteles educativos de educación superior es algo fructífero se refleja en la multitud de casos que vemos de las denominadas «universidades de garaje» por quienes muchos alumnos y profesionales se vieron y se han visto perjudicados, mientras sus dueños gozan a todo dar de los ingresos que perciben.
Pero bueno, retornando a lo central, no se logra entender cómo es que una empresa reconocida en el mundo, que tiene en su lista a la Universidad Internacional de Valencia (VIU), que cuenta con más de 15 mil estudiantes y diferentes programas de pregrado y maestría, o la Corporación Universitaria Iberoamericana (Ibero), de nuestra casa, y otras, que no nombro, estén al lado de la denominada «universidad de Uribe», Elite, Eseit o como le hagan llamar dentro de su conocida red Planeta formación y Universidades.
Adicional a lo anterior, el actual rector de la universidad, Rodrigo Fernando Acosta Trujillo, fue designado, en 2015 para ser inspector in situ por la ministra de Educación de la época, Gina Parody, a su vez, investigada por el procurador Fernando Carillo, en 2017, por irregularidad al incumplir el artículo 2.8.4.4.6., parágrafo 3 del Decreto 1068 de 2015 que determina: «De manera excepcional, para aquellos eventos en los que se requiera contratar servicios altamente calificados, podrán pactarse honorarios superiores a la remuneración total mensual establecida para el jefe de la entidad (…)». Hubo irregularidad en algunos de los contratos celebrados por Parody estando en el Ministerio y cuyos montos objeto de investigación por la Contraloría fueron superiores a los recibidos por la misma ministra y dentro de los cuales se encontraba el ejecutado con Acosta Trujillo por $178 075 000.
Todo es una cadena de eventos que dejan dudas en el proceso del nacimiento como del desarrollo del centro educativo. De cualquier modo, ellos, (el Grupo Planeta), son los expertos, aunque no les auguro buen futuro; tendrían que convertirla en una universidad virtual en su totalidad y ofrecer los programas en otros países (fuera de este y de España) porque ya vimos, como en este último país, en un encuentro de la Universidad Rey Juan Carlos, en el que participó Uribe, expresidente e investigado, este fue insultado con avisos que daban cuenta del descontento por ser él el anfitrión y en un tema referido a los derechos humanos.
Amanecerá y veremos qué pasa con el futuro de la ¿«universidad de Uribe»?, a la que así le cambien el nombre, o la «vendan» a Arabia Saudita, a Australia o a «la Cochinchina», pasará como ya varias veces lo he escrito; en gran cantidad de países de los distintos continentes, se conoce de Uribe y de todo lo que lo envuelve. Podrán hacer los esfuerzos habidos y por haber para retirar su apellido del centro educativo, y tratar de borrar los rastros, pero ya tiene su marca cual caballo herrado, y eso no se va a olvidar.
Es una apuesta riesgosa la que hizo el Grupo Planeta y reconozco que es una empresa que goza de buen reconocimiento, que además de ser grupo editorial y de formación superior, es accionista incluso de la Corporación de Medios de Comunicación, S. A. (Atresmedia) que incluye al canal digital de televisión La Sexta y a Antena 3, medios de reconocido renombre. A este respecto, lo mejor sería, sin ser experta, que vendan la parte adquirida, aunque no se trata de obtener lucro, por ser cooperativa y del sector educativo, pero lo más adecuado es que empiecen de cero con una nueva universidad, porque así nominen a Elite como estimen conveniente, será difícil esconder al que ha estado entre bambalinas, y del que, en Colombia sí tenemos claro su escabroso prontuario, a pesar de que lo traten de tapar. Podría el empresario y filántropo Bill Gates tomar el control de la «universidad de Uribe» y ni así se lograría sanearla del nombre que la rodea con la enorme sombra del ‘señor de las sombras’.
Nunca entendí para qué Uribe buscaba crear una universidad, si siempre ha tenido una: la Universidad Sergio Arboleda. En la Sergio el rector es uribista, los decanos son uribistas, la mayoría de los profesores son uribistas. En la Sergio se llega al extremo vergonzosos de que mucho estudiantes son uribistas ¿Para qué quería Uribe otra universidad si la Sergio Arboleda vive rendida a sus pies?