Un Cristiano con las manos más caras del mundo

No es extraño —y, al parecer, para este estado de cosas, tampoco es antiético —considerar que el movimiento de las manos de Cristiano Ronaldo haya comprometido igual dinero que el costo en dólares de casi 100 mil ventiladores funcionando en cuidados intensivos.

Opina - Economía

2021-06-23

Un Cristiano con las manos más caras del mundo

Columnista:

Julián Bernal Ospina 

 

La historia vio esta semana cómo un movimiento espontáneo de manos costó 4000 millones de dólares. No eran las de un boxeador ni las de un pintor; ni siquiera era la mano izquierda de Maradona. Eran las manos de otro futbolista, para quien le sirven mucho menos que los pies. Cristiano Ronaldo, con más de 700 goles anotados en toda su carrera que lo ubican por encima del bien y del mal, ocultó de la cámara quizás por espíritu fitness dos botellas de Coca-Cola. El hecho disminuyó el valor de la acción en bolsa en una suma similar a la mitad de lo que el Gobierno colombiano quiso recaudar en la pasada reforma tributaria. 14 mil billones de pesos producidos por sus manos inservibles para el fútbol son media reactivación solidaria que generaría el sudor completo de los ciudadanos colombianos de clase media.

Si Cristiano se hubiera preocupado menos por su salud individual y más por la salud del planeta, con seguridad se hubiera percatado de que el problema principal no era el azúcar ni la sustancia que envicia–la coca–, sino el plástico de la botella de agua. Habría tenido que ocultarla también, y tal vez rasgar los plásticos de los avisos publicitarios, y destruir de una vez por todas la imagen de plástico que aparenta en su rostro anguloso y en el cuerpo hiperconstruido. Pero su preocupación era el agua para mantenerse saludable y así poder marcar 200 goles más que le permitan hacer movimientos en segundos multimillonarios hasta con miembros inservibles.

Como nadie es dueño del agua–aún, hasta donde sabemos–la tierra no subió el valor de sus acciones en la bolsa, y las bolsas de plástico, en cambio, han seguido nadando en los océanos como continentes olvidados: nuevas Atlántidas hechas de los desperdicios de la humanidad. A la gente con poder pareciera no importarle la noción básica de que todavía pasamos por una pandemia provocada por nuestra relación irreflexiva con el mundo y su naturaleza, sino que consideran mucho mejor apostarle a su único mérito empresarial, una renovación económica que lo único que busca es renovar sus propias fuentes de riqueza.

No es extraño–y, al parecer, para este estado de cosas, tampoco es antiético–considerar que el movimiento de las manos de Cristiano Ronaldo haya comprometido igual dinero que el costo en dólares de casi 100 mil ventiladores funcionando en cuidados intensivos. Un manotazo de él podría financiar lo que vale en Colombia mantener por un año las 12 mil camas de cuidados intensivos que tiene el país. Quedaría sobrando la módica suma de 13 mil billones de pesos para gastar en otros 12 mil hospitales, y se podría ahorrar el resto para mantenerlos y para pagar parte de lo que todavía se les debe a médicos y enfermeras que han trabajado sin descanso a costa de sus vidas. Alcanzaría hasta para las manos ligeras de los políticos, estas sí necesarias para su quehacer.

Sin embargo, esta será después solo una de las trillones de anécdotas olvidadas sobre lo volátil del dinero, sobre la fugacidad del valor, y sobre las manos inservibles más caras del mundo. No será un hecho que amerite reflexiones éticas sobre el sistema en que vivimos y del cual Cristiano, como cualquier otro cristiano, no tiene la culpa. Como él, usted y yo buscamos ser mejores con lo que nos ganamos la vida, evidentemente con menos éxito y menos perfección. Lo cual no significa que no podamos asombrarnos con la particularidad de que un movimiento de manos inservibles valga más que miles de vidas.

 

( 1 ) Comentario

  1. -SON 14.000 MILLONES, NO BILLONES.

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Julián Bernal Ospina
Soy por vocación escritor. Trabajo como escritor freelance. Escribo ficción y no ficción. En no ficción, sobre temas políticos y culturales. Para mí la escritura ha sido una forma de encontrarme, y una forma de involucrarme con la humanidad de los otros. Tengo un blog en el que escribo sobre literatura en la coyuntura: julianbernalospina.com. Me preocupa sobre todo la imaginación. Defiendo la idea de que la literatura es un lugar de riqueza y sensibilidad humana que toda persona tiene el derecho de vivir.