Columnista:
Laura Preciado
El 3 de junio y por segunda vez en esa semana, en el Portal Suba de Transmilenio ocurrieron enfrentamientos entre civiles y el dúo maravilla del Esmad y miembros de la Policía Nacional. Según algunos manifestantes en la zona, las protestas habrían comenzado de manera pacífica, pero al concluir la jornada todo se habría vuelto turbio.
Según información de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, a través de un tuit confirmó:
«Tras una jornada de manifestaciones pacíficas, personas ajenas a la protesta lanzan piedras contra la fuerza disponible en el Portal Suba. Los ataques motivan la intervención del Esmad. La violencia de unos pocos no puede desvirtuar el derecho a la protesta». Tratando de justificar la violencia por parte del Esmad que tienen el monopolio de la fuerza, trajes, gases lacrimógenos, tanquetas, armas, todo esto incomparable con lo que tienen los manifestantes.
«Nos tiraron gases y agua con esa cosa cuando no estábamos haciendo nada. Todo muy muy rápido», dice un civil que se vio afectado por la reacción del Esmad. En las redes sociales los usuarios denunciaron la intimidación, represión y hostigamiento por parte de los policías a la prensa independiente y a civiles que estaban realizando cubrimiento en esta zona de la ciudad. Para hacer un balance, nada más en la madrugada del jueves 3 de junio, según el equipo de DD. HH. y Misión Médica de Suba, se reportaron 200 heridos aprox. y más de 18 detenidos.
Son muy pocas las veces que se han podido mantener un diálogo entre manifestantes y policías. El 27 de mayo algunos jóvenes mostraron a la fuerza pública videos en donde se evidenciaba el abuso por parte de su institución en las marchas. Los cuestionaron, les preguntaron una y otra vez la manera y el porqué de su actuar. Los policías respondieron: «muchas veces la situación se sale de control cuando son agredidos y se infiltran delincuentes». Al final y lo que la mayoría de veces sucede es que la situación se sale de control cuando el Esmad provoca e insinúa la agresión.
También, el 2 de junio, Transmilenio confirmó que sus instalaciones en Suba habrían sido usadas ilegalmente el 19 de mayo al ingresar a 4 jóvenes a una caseta de vigilancia. La compañía afirmó: «el uso de la infraestructura del Sistema de Transporte Masivo de Bogotá tiene como única finalidad la prestación del servicio público de transporte y se le solicitó impartir la orden a todos los funcionarios de la Policía Metropolitana de Bogotá de abstenerse de usar las instalaciones para fines distintos». ¡Esto sí es vandalismo! El uso de estas instalaciones demuestra la sevicia al proceder con sus órdenes.
Para el 4 de junio se registraron manifestaciones frente al humedal Juan Amarillo, en la Calle 127 con avenida Ciudad de Cali. Aproximadamente, 150 personas se encontraron junto a la comunidad Misak para la defensa por obras de la Alcaldía en el Humedal. En los últimos días se presentaron manifestaciones pacíficas; otras intervenidas por integrantes del Esmad, demostraciones artísticas de resistencia y se espera que se presenten más reuniones por parte de los civiles manifestantes. Esta es una muestra de que la ciudadanía seguirá manteniéndose a través de acciones pacíficas que demuestren una transformación social desde las entrañas, porque los derechos se toman, no se mendigan.