Mientras el mundo observa el aniversario del asesinato de Malcolm X, aparece una carta de confesión en el lecho de muerte del expolicía de Nueva York Raymond Wood en donde acusa a la policía de Nueva York y al FBI de actuar como co-conspiradores en el asesinato del líder afroamericano del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
“Fui un policía encubierto negro de la ciudad de Nueva York desde abril de 1964 hasta mayo de 1971. Participé en acciones que, en retrospectiva, fueron deplorables y perjudiciales para el avance de mi propio pueblo negro”.
«Mis acciones en nombre del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York se llevaron a cabo bajo coacción y el temor de que si no seguía las órdenes de mis manipuladores podría enfrentar consecuencias perjudiciales».
«Mi trabajo consistía en infiltrar organizaciones de derechos civiles en toda la ciudad de Nueva York, para encontrar evidencia de actividad criminal, para que el FBI pudiera desacreditar y arrestar a sus líderes».
Los supervisores de la Policía de Nueva York de Wood le dieron instrucciones de idear un complot para alentar a los miembros clave del destacamento de seguridad de Malcolm X a cometer delitos graves, lo que llevó a su arresto. Asegurándose así de que Malcolm X no tuviera su equipo de seguridad el día de su asesinato.
Era el FBI, bajo el que dirigía el programa ilegal de contrainteligencia COINTELPRO. Combinó los esfuerzos del FBI y las fuerzas policiales locales para rastrear, acosar, desacreditar, infiltrar, destruir y desestabilizar a los grupos disidentes en los Estados Unidos. Un área particular de atención fueron los grupos de derechos civiles negros, líderes y grupos militantes nacionalistas como The Black Panther Party, The Nation of Islam, Malcolm X y Martin Luther King Jr. Incluso hasta llegaron a enviar a Martin Luther King un suicidio anónimo por carta para convencerlo de suicidarse.
Imagen de la carta hallada en el lecho de muerte del expolicía de Nueva York, Raymond Wood.
