Columnista:
Sebastián Valencia López
Ante la revelación que generó la JEP de que los falsos positivos no fueron 2248, sino 6402, entre los años 2002 y 2008, se dieron diferentes reacciones; la más fuerte la del exsenador Álvaro Uribe, quien para esos años era presidente y, si bien el informe no lo menciona, el mismo exsenador comenzó a desvirtuar las cifras reveladas, pues según él: es sesgado, equívoco y engañoso.
Pero la realidad es que hay pruebas de que en esos años a los militares se les recompensaba por dar de baja a guerrilleros, les daban premios, vacaciones e incluso más salarios, lo que se volvió rentable y por eso en todo el país comenzó esa serie de ejecuciones, por las que jóvenes y campesinos fueron las principales víctimas de los engaños, pues les ofrecían trabajos y posteriormente los asesinaban, para luego decir que fue una baja en combate y que con eso el gobierno de turno saliera victorioso con unas cifras de «guerrilleros muertos».
Esta parte del conflicto en el país no la podemos desconocer y mucho menos negar, más cuando hay miles de familias y madres en todo el país aun con la esperanza de llegar a saber qué paso con sus hijos, sobrinos o nietos, decir que los ‘falsos positivos’ es una mentira es ser cruel con las víctimas, por eso lo que hace la JEP es tan importante, pues nos revela no solo cifras sino también detalles de lo que sucedió y todo con base a testimonios de militares, víctimas y demás personas involucradas.
Entre 2002 y 2008 fueron los diferentes ministros de Defensa que pasaron por el Gobierno Uribe, entre ellos Marta Lucía Ramírez, que en el 2002 junto a militares y paramilitares dirigieron la Operación Orión en la comuna 13 de Medellín. Dicha operación fue cuestionada por la forma en la que procedieron y los motivos que llevaron a realizarla; así que de llegar Uribe a responder por los ‘falsos positivos’, la actual vicepresidenta, aunque también el resto de ministros entre los que está Juan Manuel Santos, deberán dar sus declaraciones de lo que sucedió y de si se tomaron medidas para frenar los homicidios.
Por el momento, ante el miedo que puede tener el exsenador Uribe, lo que ha hecho, es atacar la JEP, sin ningún argumento bien sustentado y real que permita creer algo de lo que él dice; al mismo tiempo, sus seguidores han atacado al tribunal (e incluso al presidente de la JEP), pues según ellos, el tribunal tiene jueces comprados y sesgados. Pero si de algo estoy seguro es que los colombianos necesitamos saber la verdad de lo que sucedió; de cómo miles de jóvenes fueron asesinados por unos intereses de unos pocos; la verdad de quién fue el que dio la orden, pero además, de cuáles eran los motivos reales para darles de baja.
Ante la noticia dada por la JEP diferentes organizaciones de víctimas, de derechos humanos y organismos a nivel nacional e internacional, celebraron el informe detallado de los ‘falsos positivos’, pues consideran que es una reivindicación a sus derechos, por los cuales han luchado durante tantos años.
Como colombiano y como joven espero que las personas entiendan el gran trabajo que hace la JEP, pues es darle voz a esas miles de víctimas las cuales el país no recuerda, y también espero que vean la gran oportunidad que tenemos para esclarecer parte del conflicto en nuestro país. Por eso lo que hace Uribe de atacar dicho tribunal y a las demás organizaciones de víctimas me parece insólito, pues es no tener suficiente valor para aceptar los errores que se cometieron durante su gobierno y el miedo que tiene a que muchos más sean revelados.
Lo que pasa es que el matarife ya sabe que es lo que le corre pierna arriba, y sabe perfectamente que la corte penal internacional le está respirando en la nuca.
Cuándo este bandido de matarife responde por sus hechos, ¡NUNCA! ese es un cobarde que salió corriéndole a la corte suprema de justicia, estaba cagao de miedo.
sebemos muy bien que el matarife es de puro extracto traqueto, mafioso, donde no existe la ética, la verguenza, el pudor, la transparencia, la verdad y lo que si abunda son las balas y la sangre, tal cual.