El precio de la privacidad

Nosotros mismos hemos estado facilitando el trabajo al entregar en bandeja de plata todo tipo de información que se nos es requerida; sea para usar una aplicación, acceder a un portal web o inclusive, con el propósito de ver una serie o película en una plataforma digital.

Opina - Política

2021-02-21

El precio de la privacidad

Columnista:

Felipe Alzate Pérez 

 

Mucho se ha hablado sobre las nuevas políticas de privacidad que dio a conocer la red social WhatsApp, más de 2000 millones de usuarios en todo el mundo fueron sorprendidos por los anuncios de que su información personal iba a ser compartida con la gigante Facebook, ya que esta se hizo con el control de la aplicación de mensajería en el año 2016 por un valor de 21 800 millones de dólares. La noticia generó tanto revuelo a nivel mundial que, millones de personas, comenzaron a migrar a otros aplicativos; por ejemplo, Telegram informó que en menos de 72 horas recibió 25 millones de suscriptores nuevos, alcanzando los 500 millones de usuarios.

Que apenas ahora nos vengamos a escandalizar por hechos como este, es una evidencia de la ignorancia y el flagrante desconocimiento de nosotros como consumidores, porque no sabemos qué hacen las empresas con nuestra información y lo peor es que ni siquiera nos preocupamos por saberlo.

Durante años el discurso de la seguridad en Internet se ha mantenido prácticamente intacto; «por favor, no compartir sus contraseñas, evite abrir enlaces dudosos, procure no hablar con desconocidos o tenga precaución cuando vaya a comprar a través de Internet». Pero ¿son realmente estos lo riesgos del presente? Antes, la mayor preocupación de los cibernautas eran los virus o malwares que afectaban los computadores extrayendo información, datos, archivos o fotos para fines diversos que podían ir desde robo de identidad, extorsión o inclusive clonación de tarjetas. Curiosamente, ya no es necesario hackear a nadie, pues, resulta que nosotros mismos hemos estado facilitando el trabajo al entregar en bandeja de plata todo tipo de información que se nos es requerida; sea para usar una aplicación, acceder a un portal web o inclusive, con el propósito de ver una serie o película en una plataforma digital.

Quizás nos preguntamos, ¿es esto ilegal? Todos los sitios a los que ingresamos a través de nuestros celulares o computadores, generalmente nos exigen ciertas condiciones para poder disfrutar del contenido; a esto se le denomina políticas de privacidad, políticas de uso, políticas de cookies o avisos legales. La cuestión, es que estos son textos que nadie quiere leer o inclusive si nos atrevemos a ingresar a echarles una ojeada nos encontramos con documentos supremamente extensos: llenos de términos jurídicos que resultan ser incomprensibles para personas del común; por lo tanto, no queda otro remedio que aceptar, aceptar y aceptar hasta que por fin podamos disfrutar del contenido que estábamos buscando. Si hacemos el ejercicio, cada uno de nosotros podemos dirigirnos al gestor de permisos del dispositivo móvil y constatar cuáles son los accesos ilógicos e innecesarios que debemos darle a las aplicaciones para que puedan ejecutarse plenamente.

Poco se habla del papel preponderante que juegan las empresas dedicadas a recopilar, clasificar, almacenar y analizar todo tipo de información personal de los usuarios. Es preciso tener en cuenta que la mayoría de contenido que vemos en las redes sociales e Internet no es lo que estamos buscando, sino lo que nos quieren mostrar. En muchas ocasiones, somos manipulados al momento de adquirir un producto o servicio, la publicidad nos induce indirectamente, y esto es posible, porque las empresas saben cómo nos comportamos, qué nos gusta y finalmente, sin darnos cuenta somos persuadidos.

Esta persuasión no solo se limita al aspecto económico, si nos remitimos al ámbito político podremos encontrar un caso de gran revuelo a nivel internacional. Estamos hablando de la campaña presidencial de Donald Trump de 2016. Se pudo comprobar que la empresa Cambridge Analytica, una compañía de consultoría que se especializaba en la recopilación y análisis de datos para la creación de campañas publicitarias y políticas, lograron persuadir al votante estadounidense a través del uso de un test de personalidad de Facebook, recolectando información privilegiada de por lo menos 50 millones de ciudadanos. Tal información indicaba datos sobre lo que a la gente le gustaba, con quién interactúa o qué publicaba. Todo para adaptar los anuncios comerciales en sus redes sociales a las campañas políticas. Años después el propio Mark Zuckerberg aceptó por medio de un comunicado publicado en Facebook que se había presentado un uso indebido de información privilegiada de algunos usuarios.

La recopilación y administración de información de los usuarios de redes sociales, navegadores web, además de aplicaciones móviles, emerge de forma acelerada como un mercado que mueve millones de dólares. Debemos tener en cuenta que quizás ninguna app que encontramos en las tiendas es gratuita, porque unas las compramos con dinero, pero otras las pagamos con nuestra información personal.

 

Ilustración: cortesía de Rusell Tate

Fuentes:

  • Usuarios de Whatsapp: https://elpais.com/tecnologia/2020/02/12/actualidad/1581524744_391926.html
  • Adquisición de Whatsapp por parte de Facebook: https://www.abc.es/tecnologia/moviles-aplicaciones/20141007/abci-facebook-whatsapp-cierre-compra-201410070412.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2
  • Informe de Telegram: https://www.infobae.com/america/tecno/2021/01/13/telegram-supero-los-500-millones-de-usuarios-activos
  • Escandalo Cambridge Analytica, Facebook y Donald Trump: https://www.bbc.com/mundo/noticias-43472797

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Felipe Alzate Pérez
Abogado, especialista en derecho laboral y seguridad social, conciliador en derecho. A veces escribo lo que pienso y espero les guste.