Columnista:
Esteban Jiménez Arcila
El panorama político se agitó antes de tiempo. Sencillamente, porque hasta el uribismo siente el desgobierno que hay en el momento y la necesidad de fortalecer una candidatura de cara a las elecciones de 2022. Lo claro es que el país no aguanta más a Iván Duque.
Es sorprendente que veamos cómo toda la corrupción; las tácticas del miedo; la basura política; los enemigos de la construcción de paz; y, los grandes caciques de la compra de votos, estén todos más unidos que nunca. Ganar es su único objetivo, no importa quién, lo importante es repartirse «el Estado» y seguir así.
Del otro lado de la moneda, tanto las vertientes de izquierda y centro, como alternativas de poder, se dividen de forma rápida, egocéntrica y desconsiderada. Acá, nos deben unir las ideas, el verdadero amor por Colombia y la necesidad de la única oportunidad que tenemos tangible para reconstruir a nuestro país.
Quiero hacer una invitación a ser más humildes con la situación de Colombia. Se trata de aliarnos y mirar cómo fortalecemos una candidatura con acuerdos, ideas, programa, liderazgo, respeto, idoneidad. Es construir la candidatura de un proyecto, no un candidato. Una candidatura que represente a todos los sectores alternativos al uribismo con base a las ideas.
Se trata de crear un plan sólido, claro, democrático y que la ciudadanía no tenga temor de saber que —si no se siente contenta con esa elección— puede tener plena tranquilidad de que su voto también podrá reversar cualquier error, engaño o claros aires dictatoriales. Somos una república y nuestro principal valor es la libertad y cualquiera que estando en el poder la amenace debe ser removido de allí.
Los alternativos a la corrupción deben actuar en ese camino. Los precandidatos deben también dejar junto a sus equipos, los comentarios y trinos groseros, humillantes y desafiantes. Créanme que mientras acá nos peleamos porque sabemos que hay buenas ideas por nuestro país; allá del otro lado se unen y se están riendo de ver cómo los egos vienen tomando la delantera.
Nadie se une con aquellos que te agreden y si esta cara de la moneda de Colombia promueve y se enorgullece con la paz como bandera, debe demostrar que también son capaces de respetar al distinto e invitarlo a un pacto. Al fin y al cabo, tenemos un objetivo común; no más Uribe.
Yo quiero que los alternativos se pregunten si su ego importa más que las víctimas de la COVID-19 y el precario sistema de salud; si vale más que las masacres a los líderes sociales; los más de 50 billones que se roban anualmente por corrupción; el desempleo; la pobreza y pobreza extrema; las empresas y negocios quebrados; la educación; y puedo seguir enumerando. ¿De verdad somos tan descarados de dejar que nos gane el ego?
«Hay que reconocer algo. Ninguno de los candidatos, ni los de Uribe tienen el caudal político de ganar por sí solos en 2022. Toca unirse o dejar que suceda el mismo panorama de 2018».
Deberíamos ir pensando en retirar nuestro apoyo a quienes agreden las ideas de otros alternativos o aquellos que desde ya se estén vetando e impidiendo alianzas. El país que los eligió y que ha votado por ellos está esperando cordura y empatía.
Recuerden, señores precandidatos y líderes, que ustedes representan el voto ciudadano y debe ser retirado si no hay respeto, humildad y sensatez. Si alguno se cree el salvador o si otros creen que pueden solos, hay que recordarles que tampoco es como ellos digan.
No son la derecha autoritaria, son los alternativos y se llaman así porque la ciudadanía libre de opinión los eligió así. Le deben todo a esa ciudadanía libre y políticamente correcta. Actúen con respeto. A fin de cuentas, somos los ciudadanos los que realmente respaldamos. Cada colombiano tiene su mayor poder, su voto.
A ellos la corrupción los une independientemente de sus posturas e incluso programas; y a los otros, el ego los divide, impidiendo construir un pacto por Colombia.
Es hora de crear una verdadera plataforma, con veeduría, organización clara y donde quepan todos y todas. Unidos el sector alternativo derrotaría abrumadoramente, divididos sentencian a seguir dejando que acaben esta nación.
Si realmente queremos eliminar la polarización y unir a Colombia, empecemos por unirnos todos. Menos ego, más ideas. Piensen en el territorio. El país necesita un programa democrático y un buen gobierno, no a unos candidatos egocéntricos e insensatos. No más apartheid de alternativos.