Columnista:
Julián Escobar
El pasado 30 de noviembre, la Registraduría Nacional y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones hacían público el anuncio de la nueva cédula digital que podremos obtener a través de unos simples pasos. En su cuenta de Twitter, el MinTIC señalaba: «La nueva #CédulaDigital es una herramienta que le facilitará a los colombianos el acceso a trámites y servicios ante entidades públicas y privadas; y con ella se podrá validar la información biométrica del ciudadano».
El argumento que brilla con luz propia, aparentemente, indica de que el Ministerio de las TIC, en cabeza de la ministra Karen Abudinen y de la Registraduría y cuyo director Alexander Vega Rocha, pretenden modernizar el país con un nuevo sistema de identificación ciudadana virtual que solo refleja su verdadera intención: transformar el sistema electoral para las próximas elecciones del 2022.
De hecho, Duque quien fue uno de los invitados al lanzamiento de la nueva cédula virtual, celebró este hecho señalando: « (…) Colombia no puede tirar la toalla ante una necesidad imperiosa de tener un código electoral moderno (…)». Discurso celebrado por el Centro Democrático, que curiosamente, viene adelantando un proyecto de acto legislativo; encabezado por el representante del departamento del Tolima, Ricardo Ferro, que propone incorporar el voto virtual a la Constitución Política de Colombia a través de la adición a un parágrafo transitorio al artículo 258 (voto ciudadano). Este parágrafo señala lo siguiente:
La ley reglamentará la modalidad del voto virtual, para que los ciudadanos puedan prescindir de la forma presencial establecida en el inciso primero de este artículo, y ejerzan su derecho al voto de manera remota a través de medios tecnológicos que aseguren su ejercicio libre, directo, secreto y universal.
Lo que este parágrafo indica es toda una mentira encubierta de necesidad. El afán del Centro Democrático por incorporar el voto virtual solo se puede comprender ante el lanzamiento de una cédula digital en un país donde los muertos salen a votar, sin hablar del fraude en el conteo de votos.
Ante este extraño panorama, tengo que decir que de todo este show mediático producido por el Gobierno y el Centro Democrático hay algo que no encaja, y que comienza a dar señales de un futuro fraude electoral. Por ejemplo, si comenzamos a dudar de la falta de ética de algunos representantes del Centro Democrático y el propio registrador nacional. Unos, salpicados por la ‘Ñeñepolitica’ y el otro, por irregularidades en la elección como registrador nacional.
Un caso particular lo muestra un informe de La silla vacía, titulado Alexander Vega un registrador amigo de los políticos, en el que se señala la cercanía de este exmagistrado de las Altas Cortes y ahora registrador nacional con la clase política tradicional y corrupta de nuestro país.
Entre estas defectuosas relaciones clientelistas, se encuentra la denuncia por un soborno en el cual, el propio excandidato a la gobernación de Antioquia, Andrés Guerra Hoyos, señalaba que el actual registrador, en calidad de representante del Consejo Nacional Electoral, pidió una suma de $1 200 000 000 para «revisar» unos escrutinios que el propio excandidato a la gobernación, Andrés Guerra Hoyos, había solicitado en calidad de candidato al Senado por parte de la facción más uribista del Partido de la U.
Paralelo a ello, el artículo muestra en detalle la cercanía del actual registrador con el Partido Conservador y buena parte del Centro Democrático, quienes influenciaron en la elección de su cargo actual y de la que en el momento, existe una demanda por irregularidades de su elección como registrador nacional en el peor escenario político del Centro Democrático. ¿Quién y por qué lo pusieron ahí?
Por otro lado, hay puntos en concreto, que tanto la Registraduría como el propio Gobierno no han aclarado todavía. ¿Por qué la nueva cédula digital no funcionará para mayores de tercera edad? Además, no especifican ¿cuál será el banco de datos que tratará la información ante un escenario de voto virtual? Peor aún, ¿cuáles serán las entidades encargadas en contar esos votos? y ni qué decir de los ataques de los hackers. ¿Es seguro este posible sistema de sufragio ciudadano ante manos mal intencionadas?
Los defectos señalados de esta nueva cédula digital ante un posible escenario electoral virtual, muestran una mala intención. Por ejemplo, la gran mayoría de países que cuentan con un mecanismo parecido a este, son los países europeos, con la excepción de que el voto virtual se hace en el lugar de votación (electrónico), y que el número de registro para votar es un número ciudadano especifico que sirve solo para el ejercicio de sufragio, mas no una cédula digital que no tiene uso alguno para este ejercicio, ya que se vota con el mismo número de identificación. Además, el Gobierno debería aprender de la experiencia de Estonia, uno de los pocos piases que ha hecho sufragar a su pueblo virtualmente, cuyos resultados han sido bastante polémicos.
Finalmente, cabe tener en cuenta el consejo que hace el doctor en Derecho Constitucional, Luis Miguel González de Galarza, quien infiere que este modelo de voto virtual solo es posible en democracias sólidas, en las que exista una dependencia de poderes en todos los niveles, tanto desde el conteo de votos hasta el manejo y la veeduría que se le tiene que hacer a los servidores que capturaran toda la información virtual del sufragio. Cosa que no tenemos en nuestro país: ni una sólida democracia ni un sistema digital depurado de las mañas politiqueras de esta nación.
No caigamos en la trampa de la cédula digital, ya podemos deducir para qué es. ¡No la saquemos ni perdamos nuestro tiempo! No creamos en falacias de un Gobierno mentiroso que lo único que planifica es el futuro de un escenario electoral fraudulento y no las verdaderas necesidades imperantes de la sociedad colombiana que ha caído en la peor de la crisis que ha golpeado a este país, cuyos culpables han sido las clases dirigentes tradicionales, ahora mal llamados de centro y disque democráticos.
la payasada del payaso