Columnista:
David Zapata Lozano
Ya llegó diciembre y con ello, toda su alegría. En nuestro país, célebre por sus grandes fiestas en esta época del año tocará celebrar de otra forma, ya sea por vía virtual o en el distanciamiento social. Aunque, a mucha gente, ya se le olvidó el virus y todo lo que nos trajo.
Bueno, pero esto no es lo importante, en diciembre empieza una carrera, que en realidad es un juego de cuerda entre un lado del que jala más. Me refiero al salario mínimo: ese mismo que para el actual ministro de Hacienda y Crédito Público es muy alto en el país y para quienes reciben este, es muy bajo; es decir, ya empieza ese rifirrafe entre centrales obreras y sindicatos, mientras en la otra esquina están los empresarios.
Lo más anecdótico de esto es, que quienes negocian el salario, sea de la esquina que sea, no viven con este. Ellos, deciden cuánto se le sube y el porqué, si es que llegan a un acuerdo. De no ser así, el salario es decretado por el Gobierno, otro que nunca lo ha recibido ni sabe qué es hacer mercado, pagar trasporte, arriendo o la cuota del crédito en el hogar, si es el caso: sin dejar de lado el ocio y el vestir y si se tiene hijos, lo que ellos demanden o necesiten.
A finales del año pasado (2019) e inicios de este año (2020) el presidente Iván Duque, ese gordito bonachón que solo tiene lo gordo porque es un trásfuga, saca pecho por cualquier cosa que haga, gritaba a los cuatro vientos que el salario mínimo del año pasado era el más alto de la historia gracias a su Gobierno, otra mentira más de las miles que ha dicho, pues el incremento porcentual fue del 6 %, como en el 2018 y no supera el 7 % del 2017.
Este año trastocado por una realidad nunca imaginada por nadie, tanto en nuestro país, como en el ámbito internacional se empiezan a ver las cartas del empresario, del Gobierno y de los sindicatos. Por un lado, los sindicatos quieren que este año llegue al millón de pesos y sin subsidio de trasporte que representaría un aumento del 13.92 %, unos 122 198 pesos con respecto al vigente en este año, y un incremento del subsidio de trasporte de 16.67 % o 17 147 pesos. En el lado opuesto, se encuentra un 3 % de los empresarios, unos 26 334 pesos, aludiendo a la caída de las actividades económicas debido al confinamiento producto de la pandemia.
El ‘gordito’, el viernes, dijo:
Necesitamos entender la condición de una pandemia y la urgente necesidad de que el año 2021 se traduzca en mayor crecimiento, mayores puestos de trabajo y mayores oportunidades.
Esto se puede resumir en que otra vez, el Gobierno se pondrá al lado de los empresarios, con la excusa de crear trabajo; algo similar a lo visto con la fallida reforma tributaria vigente, que bajó impuestos a empresas con la excusa de crear nuevos empleos, pero esto no sucedió, como ya lo he dicho antes en otras columnas. El desempleo venia subiendo antes de la pandemia, y este agravo, les recuerdo que cuando recibió el «mandato», el desempleo era de solo una cifra, algo histórico, pero, ya va otra vez en dos cifras.
Para terminar, el gamonal del Ubérrimo, dijo: «ojo con el 22», yo les digo:«ojo en diciembre», mientras estemos dando la feliz Navidad y el feliz Año Nuevo, nos meten la nueva reforma tributaria, que será igual a más impuestos a las personas de a pie y menos, para los que más tienen.
