Autor:
Andrés F. Benoit L.
Después del histórico 21N en 2019 volvemos a alzar las voces y estar en la mira internacional por las últimas, recientes y constantes masacres ocurridas en el país.
Debido a la coyuntura en salud pública, el escenario de la manifestación fue a través de las redes sociales; según el actor Julián Román, cerca de las 11:00 p.m., informó que se habían conectado más de tres millones de personas a Un canto X Colombia el 30 de agosto.
Así fue la primera protesta digital en el país:
La música retumbó con las voces de cientos de cantantes y sonidos de músicos con sus instrumentos. Composiciones que dolían porque salían del corazón. Letras que protestaban contra la violencia, pero que también embellecían nuestra cultura, exaltando el folklore, el sabor y la identidad con melodías, armonías y ritmos.
Como si fuera un emigrante viajé por todo el territorio nacional escuchando las estéticas sonoras de cada región de Colombia a través de sus representantes o embajadores de la música. Desde todos los géneros y combinados unos con otros, hubo un recorrido sin fronteras, sin cansancio, sin límites. Una cercanía específica en medio de tanta multiculturalidad; una unión de regiones reclamando el amor a la vida.
Los actores y el teatro pincelaron la esencia de la manifestación con sus talentos. Recrearon con sus voces historias de las víctimas de la guerra, con tonos que apropiaban el dolor, narrando torturas, asesinatos, desplazamientos, violaciones, haciendo memoria a nuestros muertos y a sus familias con respeto. También hubo escenografías de mujeres y hombres expresando junto con sus cuerpos microhistorias, dándoles un rostro a las masacres.
Las palabras de líderes sociales inspiraron. Hablaron de sus luchas, su resistencia, y desde su humanidad y esperanza. Rechazaron la pobreza de nuestros departamentos, y las personas confinadas no por la pandemia, sino por la absurda guerra de los fuegos cruzados del paramilitarismo, el ELN, disidencias de las FARC y otros grupos organizados.
Escritores y periodistas expresaron sus críticas a las masacres, a los corruptos y ausencia de protección y defensa en las regiones sometidas. Con el uso de las palabras y sus estilos en la prosa del poder del lenguaje, expusieron el cinismo de este gobierno que naturaliza las muertes violentas de cada día, exigiendo los derechos de la sociedad y denunciando sus crímenes de Estado.
Desde diferentes y subjetivos puntos de vista, en este universo artístico de Un canto X Colombia, nos unimos para hacer valer la vida, para amarla y hacerla respetar en un país en donde nos matan por pensar, por decir. Protestamos acerca de nuestra realidad social con música, lecturas, micro-relatos actuados, análisis y con una amalgama de emociones.
El arte en todos sus conceptos abstractos fue y es un instrumento muy poderoso. Hagamos que no nos falte humanidad usándolo. Nuestra enemiga es la violencia y la enfrentamos con inteligencia, sensibilidad y también con unidad, porque la vida es sagrada.
Termino con estas palabras dichas por Jaime Garzón: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlos. Tenemos una posición cómoda e individual ante la vida. Cada ciudadano tiene derecho a pelear contra ese Estado y sin embargo, seguimos viviendo un tributo y un respeto a esa clase alta dueña del poder”.
Una maratón por la vida fue esta maravillosa marcha virtual. Te agradezco por haber escrito sobre su impacto para nunca olvidarlo. ¡Qué alegría cuando resuenan las melodías y no los bombardeos del exterminio!
¡Gracias!