Columnista:
Álvarez Cristian
Tras analizar las “predicciones” económicas viejas, nuevas y futuras, solo quedan tres posibles conclusiones: o Alberto Bernal es un charlatán, o es un mentiroso compulsivo, o simplemente ha vuelto sus errores la única forma de “mojar prensa”.
Uno de los economistas que medios como La República y Dinero han vendido como una de las cabezas más amplias y brillantes en cuanto a la predicción de la economía se caracteriza más por sus pifias monumentales que por sus aciertos.
Aun así, sigue siendo el economista furibista de cabecera que prefieren consultar los medios tradicionales. ¿Por qué? Yo no descartaría el hecho de generar clics y rating a través del humor y de la polémica.
Una de las salidas en falso más mencionadas de Bernal la hizo a escala internacional el pasado 4 de marzo en el canal CNN; donde inexplicablemente es uno de los consultores de sus espacios económicos.
En el video titulado Analista cree exagerado que coronavirus sea mayor peligro para la economía global. Bernal recalcó que le parecía desmedido el anuncio de la OCDE y ante el analista puertorriqueño Xavier Serbiá, señaló segurísimo que «este bicho» (haciendo referencia al COVID-19) no llegaría a Miami debido a las altas temperaturas que allí se registran.
Yo estoy convencido que cuando llegue abril o mayo no vamos a estar hablando mucho de esto. Mira, yo te puedo hacer una predicción: a Miami no va a llegar este bicho (…) a 25 o 27 grados no se transfiere el bicho este, porque se muere: dijo Bernal, sin un ápice de duda.
No obstante, en recientes reportes se señala que la ciudad del estado de Florida ya sobrepasa los 135 mil casos positivos de COVID-19 y más de 2 mil muertos por dicha enfermedad. Pobre “Beto”.
“Descachado” desde el principio
Alberto Bernal León, nació en New Orleans, mientras sus padres estaban estudiando en aquella ciudad estadounidense. Cuando ajustó año y medio de vida, su familia retornó a Colombia. A pesar de comenzar sus estudios universitarios en nuestro país, terminó graduado en Economía de la Universidad de New Orleans.
Tras su título universitario retornó a Bogotá para trabajar en Correval y en el Banco de Bogotá inicialmente de analista de riesgo y más adelante como “trader” de monedas.
Años después, resultó becado por el Instituto de Economía Internacional de Kiel, Alemania, donde concluyó una maestría en Investigación. Tras esto, se radicó en Estados Unidos en julio del año 2000, según la Revista Dinero.
Estando en EE. UU. trabajó en la compañía Ideal Global y en el banco Bear Stearns. Allá, cometió su primera pifia en eso de predecir el futuro económico. En 2008, el Bear Stearns entró en crisis. Pese a las evidentes señales que desde hacía tiempo se veían y que contribuyeron a la debacle del banco, Bernal se las pasó por alto.
Él le admitió a Dinero que las razones de la crisis financiera mundial que terminó afectando la compañía en la que trabajaba le resultaron claras:
Primero, muchos violaron la ley de oro de la inversión: no poner todos los huevos en la misma canasta. Los mismos profesionales cometimos ese error, porque teníamos gran parte de nuestro patrimonio invertido en el Banco. Eso todo se perdió; prácticamente, un año de salario. La segunda equivocación fueron los excesos por parte de los “trader” y ejecutivos financieros. Una compañía como Bear Stearns, con 14.000 empleados, llegó a generar utilidades por US$1.500 millones, prácticamente por cada trabajador se generaron más de US$100.000 en ganancias. Eso sucedió porque había capacidad de endeudarse en exceso, las tasas estaban bajas y se asumió que todo iba a seguir así, desde 2007 hasta la eternidad.
A Bernal esa falla en sus predicciones le salió muy cara: fue despedido tras la liquidación del banco.
La senda de las pifias
Años después y a su regreso al país, aunque ya se había consolidado como un economista de “respeto”, Bernal siguió equivocándose en sus vaticinios bursátiles.
A finales de 2015, Bernal León aseguró en La República:
Yo digo que el petróleo WTI llegará mínimo a los 60 dólares para finales de 2016… La regresión simple que manejamos acá en XP (empresa donde laboró) nos muestra que, si el petróleo sube a este nivel, la tasa de cambio colombiana se debe ir a los $2.500 durante 2016. No lo digo yo, lo dice la estadística.
Pues resultó que la estadística lo hizo quedar muy mal, ya que para ese año el valor del barril de petróleo WTI alcanzó un precio máximo de 51 dólares y un dólar llegó a costar en 2016 en promedio 3.149 pesos.
En el periodo de la Argentina bajo la tutela de Mauricio Macri, Bernal “firmó sobre mármol” que la moneda argentina no superaría la barrera de los 15 pesos argentinos por dólar. El “brujo Bernal” se descachó en 45 “pesitos” argentinos nada más.
Y durante la campaña presidencial de 2018 en Colombia, Alberto Bernal, sacó la “premonición” que más grandes dolores de cabeza le ha traído.
El economista proyectó que, de ganar las elecciones Iván Duque, el dólar en Colombia se cotizaría por debajo de los 2.700 pesos. Mientras que, si Gustavo Petro resultaba ganador, la divisa se alzaría a más de 3.000 pesos. Sobra decir que desde 2019 el dólar ha superado los 3.500 pesos e incluso se ha encaramado sobre los 4.000 pesos.
Sin embargo, el cálculo no le salió tan mal, porque tras quedar como un zapato ante sus colegas y el país, su vaticinio tan optimista llamó la atención de otro personaje que vive en un mundo de fantasías donde él es el “showman” más cotizado de la televisión.
El “brujo” y el iluso
Iván Duque decidió llamar a Alberto Bernal para hacer parte de su comité de empalme con la saliente administración Santos. Allí compartió honor con el hoy ministro Carrasquilla y juntos plantearon las bases de las medidas económicas para el cuatrienio de Duque y que hoy padecemos.
Ya más cómodo y confiado, Bernal, el profeta de la contrariedad, se dedicó a hacer predicciones más atrevidas a sabiendas de que su “infalibilidad” ya era hartamente cuestionada y motivo de los más punzantes memes.
De hecho, admitió nuevamente que pese a que tenía todas las pistas al frente sobre lo que la estadística señalaba que iba a pasar, decidió confiar en su sexto sentido de “brujo” porque sí.
Por ejemplo, el 21 marzo de 2020 escribió en Desdewallstreet:
Soy de los que pensaba que el coronavirus era una simple gripa, y que no iba a generar ningún efecto negativo en el largo plazo. La realidad me está demostrando qué coronavirus es la tormenta perfecta… Recuerdo que el año pasado decenas de conferencias en el mundo donde mostré las gráficas que evidenciaban que había riesgos importantes de recesión. Sin embargo, decía yo, era poco probable que llegara la recesión, pues no se discernía ninguna clase de desbalance financiero que ameritara pronosticar un descalabro…
A continuación, en el mismo texto, Bernal auguraba que China y Corea del Sur superarían la pandemia en 31 días, ni más ni menos. Ya sabemos lo que pasó.
El 22 de julio de 2020, el periódico digital Debate citaba a Bernal. Este señalaba:
Está quedando claro, no porque lo diga yo, sino porque es lo que está mostrando la evidencia, que en Latinoamérica aplanamos demasiado la curva de contagios. La buena noticia es que esa realidad implica que, en Latinoamérica, como región, y Colombia en particular, seguramente va a ver menos víctimas que las que vieron países que no quisieron, o no pudieron, aplanar la curva de contagios en forma extrema.
Y otra vez la razón se le escapa al pobre Alberto ya que Latinoamérica —y en especial Colombia que ocupa el noveno puesto en número de contagiados y fallecidos por COVID-19 a nivel mundial— se convirtió en el foco de la pandemia en el Planeta.
Ahora las proyecciones del “brujo Beto” se enfocan en los dividendos que dejaría el proyecto de minería Quebradona en Jericó, Antioquia; y en la recuperación económica de nuestro país donde él vaticina que habrá que “exigirle responsabilidad a la clase trabajadora para que no se convierta en un obstáculo más a la recuperación”.
Por último, hay que decir que probablemente Beto sabe que con sus disparates poco a poco está cavando una tumba de impopularidad y falta de rigor de la que difícilmente podrá salir.
Con lo que se lee de él, se pensaría que el espacio que le dan en La República se da más por su afinidad política con la línea editorial de ese medio. Misma situación pasa en CNN, ya que ¡oh sorpresa!, Alberto no es afín a las políticas económicas de Trump.
Pero a él, eso lo tiene sin cuidado, ya que como el mismo lo dijo en uno de sus artículos publicado en el portal 360 grados, El del análisis es un negocio de carácter. El analista que se preocupa porque una predicción no se cumple, está en el lugar equivocado.