Autor:
Ed Ladino
Como un ‘virus’ se diseminó en la ciudad de Popayán el tratamiento ‘milagroso’ con el que el médico local Julio César Klinger ha prometido proteger y curar de la pandemia de la COVID-19; según su información oficial, son más de 20 000 dosis del medicamento Interferón las que se han vendido y distribuido entre los payaneses, quienes motivados por el reconocimiento que el galeno tiene por sus años de trabajo, la campaña agresiva en medios, el voz a voz y la poca información a la que tienen acceso, han caído prestos del que podría ser el comienzo de un gran problema de salud pública para el país, ya que Popayán, una ciudad donde no se superan las 90 camas de UCI, pero cuya población asciende a más de 300 000 habitantes, no parece estar preparada para un probable aumento desmedido del contagio entre la ciudadanía, puesto que existe el imaginario de estar protegidos debido a que esa es la premisa con la que se vende el producto.
Como denunciamos hace unos días a través del artículo ¿Existe en Popayán un cartel del Interferón?, la distribución de este producto, su comercialización y la idea de que “cura” o “protege”, no solo no tiene ningún soporte científico que valide dichas afirmaciones emitidas por el médico y su equipo, sino que además, el mencionado medicamento hace parte de un mal llamado “ensayo clínico”, el cual, según el Invima, no existe, como se puede corroborar en este documento al que tuvimos acceso, en el que un grupo de ciudadanos que, prefieren permanecer anónimos, también pusieron en conocimiento del Invima el caso que acontece en Popayán y donde ellos claramente responden.
Días antes de que este medio publicara la investigación sobre las irregularidades de dicho ensayo, la Fundación Julio Klinger emitió este comunicado en el que firma su representante legal y, tras analizarlo, encontramos diversas imprecisiones que requieren la respuesta de varios tentáculos más, de lo que, parece ser, un enorme pulpo de corrupción.
Es claro que ellos reconocen que no solo preparan y distribuyen el Interferón, sino que lo hacen desde hace más de 20 años. Según el Invima, el medicamento, que se administra de manera sublingual, no cuenta con registro, como mostramos en pantallazo previo del Invima.
En este orden de ideas, el galeno y su fundación vienen distribuyendo el medicamento de una manera para la cual no está autorizada, adicional a esto, se ha hecho de forma masiva, sin ningún control de las autoridades locales y ante el silencio cómplice de miembros de la comunidad médica, muchos de esos mismos son quienes remiten al paciente o se convierten en intermediarios del señor Klinger, como es el caso del siguiente video en el que aparece el médico Miller Velasco, quien además de haber sido expulsado del Club de Leones de la ciudad, al parecer, también salió de la investigación, pues como se ve en la imagen posterior, el señor hacía parte de quienes “descubrieron” este producto.
Del mismo modo, la Fundación Klinger afirma que:
Sin embargo, en este video, la médica María Lilia Díaz —compañera de Klinger en el proyecto— asegura que ella y otras personas tienen conocimiento de esto gracias a las enseñanzas de Klinger. ¿Acaso miente la señora María Lilia? ¿Es ella una de las personas inescrupulosas? ¿Por qué el señor Klinger no ha emitido acciones legales en contra del programa En La Vía y la médica Díaz, si usan su nombre para promover este producto, al parecer, sin su autorización? ¿Acaso la información consignada en su página web, donde asegura que esta investigación se realiza con Unicauca y Minciencias, es una mentira?
Este periodista también tuvo acceso al protocolo presentado por el galeno al Comité de Ética del Hospital San José y, en él, se pueden ver claramente los nombres de las instituciones y personas que hacen parte del proyecto.
Entre los nombres que llaman la atención está el de la médica Díaz, quien habla en el programa En La Vía, lo cual validaría lo que comenta la señora sobre las alianzas, el proceso y las enseñanzas hechas por Klinger, suceso que desmentiría lo que asegura la fundación al decir que es un trabajo exclusivo del galeno.
Así mismo, hay dos nombres que llaman la atención: el primero es César Sarria (actual gerente del Hospital San José); y el otro es René Zúñiga, funcionario de la Gobernación del Cauca, quien según su hoja de vida, cuenta con una maestría en Salud Pública.
La aparición del médico Sarria podría pasar desapercibida, sin embargo, es importante tener en cuenta que él fue recientemente nombrado en ese cargo por la alcaldesa encargada Elvia Rocío Cuenca; fue ella quien firmó su nombramiento. ¿Pero qué es lo curioso con el señor Sarria? El señor tiene demandado al hospital, por lo tanto, a la ciudadanía le preocupa que exista un conflicto de intereses para ejercer su función. Pero eso, al parecer, no es lo que piensa el médico, ya que una de las primeras acciones realizadas después de su nombramiento fue participar de esta “investigación”.
¿Cómo a dos funcionarios de la salud —como Sarria, el gerente del hospital; y Zúñiga, un funcionario experimentado— se les pasaría por alto que la investigación de la que ellos hacen parte, pasó de 5000 sujetos de estudio, los cuales cumplían ciertas características especiales, a más de 20 000 en cuestión de semanas y que no se estaba siguiendo lo especificado en la propuesta aprobada por el Comité de Ética del Hospital que encabeza Sarria? ¿Si se dieron cuenta de que el médico Klinger estaba actuando de manera irregular, por qué no denunciaron a las autoridades competentes?
De igual manera, surge otra pregunta respecto al protocolo, en el cual se asegura que se debe conseguir apoyo para comprar el Interferón. ¿De dónde salió el dinero y cuántas dosis de las 20 000 se compraron con él?
Este periodista consultó con la Gerencia del Hospital San José de Popayán acerca de la aprobación que hizo el Comité de Ética, puesto que, según el protocolo obtenido por nosotros, lo que ellos aprobaron y, lo que se está haciendo, son cosas muy diferentes. También se pidió un pronunciamiento de dicho comité, pero seguimos a la espera del mismo; de igual forma, obtuvo copia de la respuesta dada por parte del Invima en donde se notifica, a un grupo de ciudadanos que denunciaron esta irregularidad en el mes de mayo, que se trasladará la información a la GURI del Invima.
Hasta la fecha no se ha ejecutado dicha acción. ¿Qué pasó después de que el Invima reportó dicha situación? ¿Acaso alguna mano amiga de las que acompaña al médico ha tenido algo que ver?
Adenda: Este periodista tuvo conocimiento de una reunión realizada entre funcionarios de la Gobernación del Cauca, los encargados del “ensayo” y personal del gremio de la salud en el departamento y la ciudad, en donde el gobernador Elías Larrahondo habló de lo que se podría hacer con el resultado exitoso de este proyecto, él hablaba de la construcción de unas salas UCI para la población más pobre del norte del Cauca. ¿Proselitismo o incoherencia? ¿Qué nos dice la Gobernación y la nueva secretaria de Salud acerca de este caso? ¿Qué función cumplía el señor Zúñiga en el proyecto y por qué terminó ahí? ¿Qué relación tiene el señor Larrahondo y sus allegados con el médico Herrera, uno de los que encabeza la investigación?
Ahora los inmunólogos están dándole vueltas al interferón. O mejor dicho, los interferones (IFN), porque hay varios. Estas sustancias son producidas por células del sistema inmunitario que se pueden considerar las moléculas más efectivas de la respuesta inespecífica frente a infecciones virales. Eso implica que se producen durante las primeras fases de la infección, antes de que el sistema inmune tenga claro a qué enemigo se enfrenta. De hecho, son los primeros factores solubles con los que nuestro organismo reacciona frente a los virus.
Por qué el bloqueo de los IFN es una mala señal
Existen tres grandes familias de IFN: tipo I (con 17 miembros), II y III (con 4 miembros). Los tipos I y III tienen funciones parecidas, y a ellos son a los que me referiré en este artículo. Algunos de estos IFN se han utilizado ya para el tratamiento de varias enfermedades, como la esclerosis múltiple (el IFN-β) o infecciones como las hepatitis B, C y D. Además, estas moléculas se han usado en el tratamiento de la infección por SARS-CoV-1, aparecida en 2003 y causada por otro coronavirus muy parecido –un 80%– al actual.
La importancia de estas moléculas en la respuesta antiviral y la necesidad de entender mejor las razones por las que nos enfrentamos a presentaciones clínicas tan diversas en la COVID-19 (desde asintomáticos hasta pacientes críticos) han hecho que la atención de los investigadores se fije en estas moléculas. Y ha dado sus frutos. Muy recientemente se ha descubierto que una estrategia que usa el SARS-CoV-2 para propagar su infección es bloquear la producción de IFN I y III en los pacientes infectados.
¿Pueden usarse interferones como tratamiento frente al SARS-CoV-2?
Ahora que lo sabemos, ¿podríamos hacer algo al respecto? Hay que recordar que acumulamos una gran experiencia en la administración de IFN a pacientes, y que han demostrado ser bastante seguros. Además, sabemos que los otros dos coronavirus parecidos al SARS-CoV-2 –el SARS-CoV-1 y el MERS– también bloquean la producción de IFN. Sin obviar que la administración de IFN-λ (de tipo III) a monos infectados les confiere protección parcial frente al SARS-CoV-1. En base a la seguridad y buenos resultados en modelos experimentales, se han propuesto estrategias para la administración temprana de IFN a pacientes con COVID-19.
En especial, se propone comenzar a ensayar el efecto que tendría la administración de IFN-λ a estos pacientes. Aunque la potencia antiviral de este tipo de IFN es menor a la de otros, tiene la ventaja de que provoca una menor reacción inflamatoria. No hay que olvidar que la reacción hiperinflamatoria es la responsable última del daño causado al pulmón y otros órganos, lo que acaba causando la muerte a algunos pacientes.
Señor Ladino, me parece muy bien que realice esta clase de investigaciones, pero en su contenido se puede observar que usted tiene como fin confundir a quien lo lee, pues no aporta en su escrito que este medicamento le haya hecho mal o bien a algún paciente, usted crea una duda, pero no aporta nada, yo le pregunto si a investigado si el protocolo de la OMSesta bien, se a cuetinado ante eso, a usted le parece que la OMSlonest haciendo bien? No cree usted que si hay tantos muertos es porque algo está mal?, investiguesiblas personas que están tomando interferon en la dosis que dice el médico Klinger, se han enfermado de COVID, sauqe unas estadísticas sobre eso y ahora si tiene datos suficientes para poder opinar y denigrar del médico si es lo que desea, o depronto le toca recomendar que consuman interferon si es que desea ayudar a la comunidad o si su motivo es otro con esas estadísticas es muy posible que le toque quedarse callado, lo invito a construir y no a destruir, si es un verdadero profesional como periodista no debe poner por encima su criterio si no la verdad, esto es cuestión de vidas humanas hay que aportar y no destruir, si tiene pruebas que el interferon no funciona, publique las pero sino es así aporta más quedándose callado, muchas gracias por su atención y espero aporte pruebas que no funciona o que si funciona el tratamiento pero ko publique odios. Gracias
¿Y desde cuando tan obediente? ¿por qué ha de esperar alguien que el INVIMA apruebe o no algo que en Barbacoas, Nariño ya ha mostrado buenos resultados?
El negocio es claro: vender vacunas, y ya que surge alguien que al igual que otros investigadores en otros países está teniendo éxito con el interferón no falta el bobo hijueputa que ni pasa ni deja pasar a los demás.
Coger oficio no te vendría mal Ed Ladino.