Columnista:
Leonardo Ramírez Gómez
Todos tenemos ejemplos de malos momentos con la EPS a la que tenemos la bendición de Dios de estar afiliados, lo anterior no lo digo por camandulero, sino más bien por realista, pues en el panorama actual de esta ‘Locombia’ es un verdadero milagro tener un empleo formal y, más aún, poder cotizar a una “buena” entidad prestadora de servicios de salud.
En mi caso tengo la fortuna de estar afiliado a SURA EPS desde hace 975 semanas, y debo reconocer que todo había funcionado a la perfección, como con todas las EPS del país, mientras no demandes prestación de servicios médicos eres el mejor de los afiliados, pero todo se complica cuando tu salud te obliga a exprimir al máximo los servicios que pagas con tu aporte mensual.
Para septiembre del año pasado dejé de ser el usuario modelo: totalmente distante de su EPS, me hacía un control médico al año quizás, un diagnóstico de Hepatitis C me llevó a necesitar más que nunca del apoyo de SURA, vi venir una tonelada de exámenes y citas con especialistas que tuve que empujar de la mano de tutelas, llamadas frustrantes a una línea de servicio que parece haber reemplazado la inteligencia humana por la interpretación limitada de un bot, negativas a procedimientos necesarios con escuetas respuestas por parte de un funcionario que, en sus propias palabras, “entendía mi situación, pero no podía hacer más nada al respecto”, mientras tanto, mi cuerpo se empezaba a notar cansado, sin energía, y verme a mí mismo bajar de peso constantemente era el ingrediente más nocivo de dicha situación.
El clímax de toda esta realidad ocurrió hace unas dos semanas, nuevamente SURA interrumpía mi acceso a los servicios médicos, a tan solo un par de días de empezar a recibir los medicamentos recetados para el tratamiento y en medio de una cuarentena que tiene las oficinas físicas de la mayoría de las empresas cerradas, situación que me empujó a surfear las excusas y malas atenciones en los chats habilitados por SURA EPS en su página web, sin más alternativas tuve que recurrir nuevamente a la justicia e interponer un incidente de desacato a la tutela fallada en febrero de este año con el propósito de que la EPS finalmente respondiera por mi tratamiento.
No quiero entrar en lujo de detalles, la verdad porque tengo otro propósito y además, apelando nuevamente a las experiencias propias de cada uno con su EPS, probablemente ya todos conocemos la cantidad de excusas sin sentido que esgrimen a la hora de justificar sus atropellos y arbitrariedades, lo cierto es que pretendo concentrarme en lo positivo de todo este asunto.
Entre paréntesis les cuento que mientras escribo estas líneas, estoy iniciando mi segunda semana de tratamiento, lo que supone un cumplimiento por parte de SURA, seguramente obligada por el fallo inclemente de un juez de la República y que está planeado para 84 días, con suerte en cuarentena, porque la falta de energía limita un poco las actividades diarias, lo que pretendo resaltar es que al final de una pelea larga con la EPS logré hacerla responsable del servicio que decidió asumir amparada en la Ley 100.
Lo anterior me dio la motivación para compartir mi experiencia con ustedes, agradeciendo a La Oreja Roja la oportunidad de permitirme hacerlo, me sentí tan frustrado en uno de los momentos más angustiantes de mi vida —me tomo mi salud bastante en serio—, me vi enfrentando a una entidad que parece no querer escuchar ni entender las demandas de sus usuarios, y decidí recurrir a las redes sociales como medio de apoyo para dar a conocer mi historia, la cual estoy seguro de que no es única, resaltando la importancia de dar estas pequeñas luchas hasta el fin y hacerlas públicas, porque se están convirtiendo en la variable que desequilibra el sistema, un sistema que pide vigilias a cambio de fichas para citas médicas y demanda dinero antes de procedimientos médicos recetados con urgencia.
Lo felicito por el logro obtenido, pero quiero saber a cual medio acudió para ser escuchado; porque a mí me ha fallado lo que he hecho hasta el momento; llamé a supersalud y hasta el momento no he recibido solución para las medicinas que necesito
Felicitaciones, por supuesto por su recuperación como resultado del tratamiento indicado por u mismo médico adscrito a la EPS. Pero la mayor razón para felicitarlo es por su tenacidad y falta de conformismo, porque la realidad de la mayoría de colombianos es esperar infinitamente una aprobación, librando una competencia a la carrera de la muerte.