Columnista:
Daniel Corzo Arévalo
Cada cuatro años, los gobiernos territoriales inician un arduo proceso de planeación colectiva, donde se establece la visión del cuatrienio y la priorización de inversiones durante ese periodo. Este proceso está alineado a la Gestión para Resultados en el Desarrollo (GpRD) y permite, por medio de 5 pilares, generar mejoras sostenibles en la calidad de vida de los ciudadanos.
El primer pilar de GpRD es la Planificación por Resultados, que cuenta con tres componentes: capacidad estratégica, operatividad de la planificación y carácter participativo. Según muchos sectores económicos y sociales, al Plan de Desarrollo de Bucaramanga le hizo falta de este carácter participativo. ¿La excusa? El coronavirus no permitió generar los espacios de participación proyectados. ¿Es acaso una excusa válida? ¿No se garantizó este derecho fundamental consagrado en nuestra Constitución? ¿Tan difícil fue para la administración adaptar el proceso participativo a la nueva realidad del coronavirus y sus exigencias de confinamiento?
Varias reuniones previas con ediles, reuniones con algunos sectores por la plataforma Zoom y una página web para recibir comentarios de los ciudadanos interesados en este proceso de planificación, no fueron suficientes para que el Concejo Municipal validara el componente participativo en el plan. Así que este cabildo, en tiempos de pandemia, inició un interesante cronograma “participativo” para escuchar por medio de plataformas digitales a todos los ciudadanos que tenían algo que aportar a la discusión del Plan de Desarrollo de la capital santandereana.
Tres semanas de arduo trabajo y muchas discusiones resultaron ser, a final de cuentas, un saludo a la bandera. Participación no es solo tener la posibilidad de ser escuchado; también es asegurar que las propuestas más idóneas sean incluidas.
No tenemos claridad de cuáles propuestas hechas por la ciudadanía fueron incluidas en el Plan de Desarrollo. Aún así, el plan se aprobó por unanimidad —o pupitrazo— el pasado 30 de mayo. Hoy, la ciudad ya cuenta con el acuerdo municipal No. 013 de 2020 “Bucaramanga ciudad de las oportunidades”, con un presupuesto para el cuatrienio por poco menos de 3 billones de pesos.
Independientemente de si se logró o no la concertación colectiva, el Plan de Desarrollo tiene algunos aciertos. 78,1 % del presupuesto total será destinado para inversión social en su línea estratégica más importante: “Bucaramanga equitativa e incluyente: una ciudad de bienestar”. En la situación actual de emergencia sanitaria y consiguiente crisis económica, se requieren más que nunca programas sociales que permitan la reactivación económica, asegurando el bienestar social tan afectado por la pandemia.
Sin duda, la gestión municipal 2020-2023 se inició en situaciones extraordinarias, que impidieron desarrollar una Planificación por Resultados con una real y necesaria participación. Aunque el proceso haya arrojado un producto adecuado, la crítica a la carencia de participación no debe dejar de hacerse notar. No tendremos manera de saber si un Plan de Desarrollo realmente participativo habría sido significativamente mejor al plan actual. Por ahora nos queda esperar, por el bien de todos los ciudadanos bumangueses, que el plan realizado y su ejecución nos permitan llevar a cabo, de manera efectiva, la reactivación económica y social.
Fotografía: cortesía de Andrés Amaya