Columnista:
Claudio Mera
Entre más quiero evitar las alocuciones presidenciales de Iván Duque, no puedo, en especial cuando dentro de la intervención hay alguna de sus recurrentes estratagemas para llamar la atención. Algo que otros columnistas y yo ya hemos comentado. La estrategia de comunicación del Gobierno es que Duque y otros personajes, detrás y junto a él, busquen desviar nuestra atención a temas superficiales.
El resumen de esta estratagema es que hacen parecer accidentales o fuera de contexto frases y declaraciones que, por su frecuencia y momento, no pueden serlo. Hay una intención y propósito detrás de estos aparentes descuidos.
Me parece que cada semana estamos hablando de la última tontería que dijo algún integrante del Gobierno en su más reciente declaración pública, pues ya no podemos evitar que digan sandeces, lo que sí podemos hacer es concentrarnos en la decisión que se ha tomado y en cómo podemos actuar en consecuencia.
Actuar consecuentemente casi siempre querrá decir tomar medidas paliativas en nuestro entorno, asumir algo de consciencia social y ayudar a nuestro alrededor en la medida de nuestras posibilidades; básicamente, mitigación de los daños. Pero evitar amplificar la labor de promoción que los medios tradicionales están haciendo. Por ejemplo, la iniciativa de abandonar el uso de los productos e instituciones del Grupo AVAL parece algo interesante qué perseguir, en tanto es uno de los principales beneficiarios de la mayoría de los alivios fiscales y malos manejos de los parafiscales de todos los colombianos, además de ser el receptor de los recursos de rescate para el sistema financiero.
Otra cosa que podemos hacer, y tal vez debemos, es mantener en nuestras mentes y conversaciones a los líderes sociales, quienes no por estar en situación de confinamiento han dejado de estar en peligro o han dejado de proteger los derechos de las comunidades de su interés.
Deberíamos también tener en los comentarios en redes sociales a nuestros impuestos y el destino que tienen, podemos concentrar nuestro control político en lo que nuestros dirigentes hacen, no en lo que dicen, lo que digan o no al fin carece de importancia, al final este Gobierno se desdice como ha hecho desde la campaña hasta este momento. Máxime cuando el destino de los recursos de todos va hacia la imagen del presidente y uno de los indicadores más fuertes puede estar en el comportamiento de las redes sociales, apretar donde más le duele a Iván Duque puede ser una bonita manera de enviar un mensaje valioso sobre el criterio de un pueblo que no quiere más de lo mismo.
Lo que quiero decir como conclusión es que direccionemos nuestra energía de la atención que prestamos a las alocuciones, entrevistas, y después en analizar y comentar los aparentes deslices; y mejor la llevemos a buscar información sobre los otros temas más importantes y comentarlos, compartirlos. La Oreja Roja no es el único medio alternativo que nos alerta con frecuencia de los peligros que siguen enfrentando nuestros líderes sociales, o que nos recentra la atención en la gestión de nuestros impuestos personales y el destino que estos tendrán.
Yo quiero pensar que en la medida que una estratagema deja de funcionar, quienes la utilizan deberán buscar otra y el Gobierno de derecha tendrá que hacer algo real para evitar la incomodidad de la sociedad civil. Claro, no soy tan optimista como para pensar que cambiarían de objetivo, pero por lo menos podemos obstruir un poco.
Deberiamos más bien de oir al camarada Petrov y su sequito de mugrosos!
No lo sé, no conozco a nadie con ese nombre o algún político que tenga un séquito establecido. Lo que sí propongo es que nos fijemos qué pasa con los impuestos, por ejemplo.