El “golpe” silencioso que da el Centro Democrático “cerrando” el Congreso

Columnista:

Cristian Álvarez

Desde hace un mes—más allá de la politiquería, las mentiras y la corrupción que a diario se ven en ese “honorable recinto”— algo raro está pasando con el Congreso de la República.

Quienes lo conforman han debido abandonar, desde el 28 de marzo, el edificio ubicado en la Plaza de Bolívar para sesionar de manera virtual, situación que se concretó el 30 del mismo mes.

Según relató El Tiempo, “el ejercicio se dio luego de que el Gobierno Nacional habilitara la posibilidad de que el Congreso se reuniera desde la virtualidad, algo que todavía genera dudas jurídicas en algunos congresistas debido a que no está claro si lo que se haga en esas sesiones será considerado legal posteriormente”.

Durante esa primera sesión, la Comisión de Paz del Senado tuvo el honor de ser la primera célula “congresional” en sesionar en esta época de aislamiento preventivo por la COVID-19.

Sin embargo, tan importante sesión se vio empañada por ciertos aspectos que se presentaron, como lo fueron muchísimas intervenciones, algunas fallas de conectividad y bastantes debates.

Y, de igual manera, ha ocurrido durante todo este mes, donde muchos senadores siguen inconformes y otros hasta denuncian que este tipo de métodos para el ejercicio del control político no han dado resultados. Lo curioso es que las quejas vienen de lado y lado.

Propuesta indecente

A lo largo de este mes, muchos congresistas han denunciado que las plataformas usadas para realizar las sesiones virtuales no son seguras, además de que estas no ofrecen la robustez tecnológica que permita una conectividad efectiva.

También ha habido graves señalamientos de que los micrófonos y los chats de la plataforma por donde se hacen las sesiones son silenciados. Algo muy delicado, tal como lo denunciaron los senadores Roy Barreras y Jorge Robledo el pasado 29 de abril.

Sin embargo, la cereza del pastel la puso la propuesta de César Eugenio Martínez, representante del Centro Democrático por Antioquia, el pasado 22 de abril durante el debate de control político al ministro de Salud y al superintendente de Salud.

Martínez aseguró que citando a los funcionarios a sesiones tan largas se les estaba quitando valioso tiempo que ellos podían usar en mejorar las medidas contra la COVID-19, y aseguró que la democracia no puede ser un obstáculo para enfrentar la crisis.

“Señores, esto no es práctico ni funcional. Yo le pido al Gobierno que intervenga el Congreso de la República, así me tilden a mí de dictatorial… Paremos el Congreso, suspendamos los pagos al Congreso. Que haya un Estado de excepción y sea el Ejecutivo interviniendo… Yo sé que esto no cae bien en un sistema democrático, pero de qué sirve la democracia si se quiere más que la salud. Para qué ser congresistas y tener buenos sueldos si estamos descuidando la salud. Nosotros debemos dejar libres a los funcionarios que manejan el dinero y la salud para que puedan actuar. Si nos toca parar el Congreso pues lo paramos, pero es más importante la salud”, fueron algunas de las palabras dichas por el representante a la Cámara. 

Y aunque su pésima propuesta fue rechazada tajantemente —incluso por sus propios copartidarios—, parece que esta ha ido calando poco a poco en aras de minar el alcance del control político que podrían realizar las bancadas opositoras.

El candado plenario

Como lo relata el portal www.kienyke.com, a inicios de la semana pasada, algunos congresistas de la oposición, le enviaron una carta al presidente de la Cámara, Carlos Cuenca, para convocar a la plenaria presencialmente.

“Ni la función de control político, ni las facultades legislativas de la corporación se han podido adelantar en debida forma. Después de haber participado de manera virtual en tres sesiones virtuales de la Cámara de Representantes tanto con la plataforma G-SUITE como con la plataforma ZOOM, hemos evidenciado que ninguna de las plataformas garantiza la identificación biométrica de seguridad y legitimidad durante las votaciones”, indicaron en la misiva los congresistas.

Sin embargo, y en un acto muy extraño, la plenaria del Congreso aprobó este jueves 30 de abril la proposición del partido Centro Democrático que prohíbe a todos los representantes asistir al edificio del Congreso antes de que se acabe la emergencia sanitaria.

“La plenaria de la Cámara de Representantes, sus Comisiones Constitucionales y Legales sesionarán exclusivamente de manera virtual y no presencial durante el tiempo que dure el aislamiento preventivo obligatorio decretado por el gobierno y no existan riesgos potenciales de contagio de COVID-19”, dice la proposición aprobada.

Obviamente los opositores en el Congreso cuestionaron dicha medida, que parece una traba al control político que debe hacerse al Gobierno en estos tiempos de abundancia de actos irregulares, principalmente en temas de contratación.

Muchos trajeron a colación lo contradictorio de que el Gobierno Nacional señale que sí hay garantías para que los trabajadores de algunos renglones económicos puedan salir a laborar, pero que dichas garantías no sean extensibles a uno de los órganos políticos más importantes del país.

“Así como los obreros salieron de sus casas a cumplir su labor, nosotros como servidores del pueblo colombiano vinimos a darle la cara al país trabajando desde el recinto de la democracia. Con tapabocas, guantes y cumpliendo las normas de bioseguridad legislaremos sin descanso”, afirmó en su cuenta de Twitter el representante León Fredy Muñoz, quien a modo de protesta intentó sesionar desde su curul en el Congreso de la República junto a otros cinco senadores.

Los peligros del cierre

La medida del cierre del Congreso es bastante peligrosa para la democracia del país. Y más ahora cuando hay importantes temas por discutir, sobre todo, desde el ámbito económico y de la salud.

“Nos cercenan la posibilidad de representarlos a ustedes. Esto es inaceptable lo que está haciendo el congreso, están matando la democracia. Adicionalmente, se permiten ellos mismos elegir procurador vía internet. La democracia se está muriendo”, tuiteó la representante Katherine Mirada sobre la proposición.

De hecho, llama poderosamente la atención que este cierre se haya realizado en fechas cercanas a las declaraciones del ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, quien anunció que el Gobierno en el transcurso de esta semana decretará un nueva emergencia económica, para adoptar nuevas medidas contra la crisis por el coronavirus.

Aparentemente con estas medidas, que a simple vista parecen inocentes o inocuas, en nuestras propias narices se estaría formando un micro golpe de Estado silencioso, donde se acalla a la voz de la oposición para que el Gobierno tenga un cheque en blanco para poder hacer de las suyas. ¿Lo logrará?