Columnista:
Fernán Medrano
De entrada formularé los siguientes interrogantes: ¿Dejaron de perseguir a los delincuentes para perseguir a los motociclistas? ¿Por qué se presenta semejante persecución contra este gremio en la ciudad de Santa Marta?
Eduardo Galeano, el gran intelectual latinoamericano nacido en Uruguay, declaró en un medio de comunicación de España que “nos quitaron la justicia y nos dejaron la ley”. El entrevistador le lanzó la pregunta de cuál ley, a la que Galeano con su característica agilidad mental respondió que “la ley del más fuerte”.
Parece que la ley en Colombia solo se le aplica a los de ruana, a los humildes de este país; cuando se trata de hacer que los pobres cumplan la ley, parece que las autoridades se movilizaran en liebre; pero para hacer que la cumplan los magnates, cobra visos de que viajan en tortuga.
Muy difícilmente puede uno ver a las autoridades detener en fila india carros lujosos, camionetas de 9 mil millones de pesos.
Hay motociclistas que no saben manejar su vehículo con prudencia, que parecen ser inconscientes; pero también están los que han completado todos los cursos y pruebas para obtener la licencia de conducción; hay personas que sí son prudentes y que hacen uso de la inteligencia vial.
En Santa Marta hace falta una campaña poderosa y eficaz de sensibilización general, que no se quede únicamente en imponer comparendos, que no muera en el intento, ni se quede en el esfuerzo, que el esfuerzo no sea mostrado como un logro, porque hay esfuerzos que son en vano.
La mayoría de la ciudadanía desconoce sus derechos y sus deberes, cuando no el mecanismo para hacerlos cumplir. Muchos no saben redactar un derecho de petición.
Lo que ocurre es que la mayoría de las personas no han sido entrenadas para tomar decisiones y, peor aún, hay quienes no saben conducir, no diré un vehículo, sino su vida.
Se hace necesaria una campaña amplia en la bahía más linda de América, que incluya a toda la población de Santa Marta, a motociclistas, biciusuarios, a peatones, vendedores ambulantes, en fin.
Vale recalcar que la inocencia no se demuestra; lo que se demuestra es la comisión de un delito con pruebas suficientes y contundentes; porque como dicen los abogados, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario con pruebas suficientes y contundentes.
Nadie debería ser juzgado por viajar en moto, sino por transgredir la ley. Son dos asuntos muy diferentes.
Nadie debe pensar que todos los que viajan en moto son unos delincuentes; en Santa Marta los buenos somos más.