Columnista:
Cristian Álvarez Balbín
Anteriormente en otro espacio hicimos una comparación sobre la situación finlandesa para el manejo de la COVID-19 y su respectiva comparación con Colombia.
Algunos de nuestros lectores lanzaron voces de rechazo ante tamaña comparación con uno de los países con mejor calidad de vida del mundo y nuestra paupérrima y descuadernada patria. Otros de nuestros lectores también consideraron adecuada dicha comparación, por lo que, buscando mediar entre ambas posiciones traemos una segunda parte.
El día de hoy —más allá del aspecto económico y cultural— hablaremos del manejo dado por parte de la canciller Ángela Merkel a la pandemia de la COVID-19 en el territorio alemán desde el 28 de enero cuando se notificó el primer contagio en dicho país.
Enfoque correcto
Un hecho poco conocido hasta hoy de la “premier” alemana es su formación académica como científica. Ángela Merkel posee un doctorado en Química Cuántica de la Universidad de Leipzig, dicho logro le ha permitido tener un punto de vista científico, y ha sido una de las claves del manejo por parte de la cabeza del Gobierno alemán de la pandemia que está azotando al mundo.
Gracias a esto, Merkel ha dado a entender que los mejores calificados para enfrentar el virus y evaluar las medidas y efectos que puede tener este sobre su población son los especialistas médicos y científicos; y no los industriales, los banqueros o los politiqueros que buscan más salvar sus beneficios que a la población.
De acuerdo con el portal web The Atlantic, Merkel ha contado con la opinión y el apoyo de expertos de organizaciones de investigación científica, públicas y privadas, como por ejemplo el Instituto Robert Koch y la Red de Universidades Públicas de Alemania.
Axel Radlach Pries, encargado del Instituto de Salud de Berlín, señaló que las instituciones de investigación alemanas trabajan estrechamente —y bajo el liderazgo del Gobierno federal regentado por Merkel— como una sola fuerza de trabajo de la COVID-19 para “establecer sistemas a nivel nacional” de investigación.
De ese grupo han salido medidas como la realización masiva de pruebas —que hacen de Alemania el primer país en número de pruebas realizadas con 1 728 357 a corte del 15 de abril—, el cierre de escuelas y centros culturales, la prohibición a la agrupación de más de dos personas, la cancelación de conciertos o competiciones deportivas, medidas que irían entre mayo y agosto.
Mientras tanto, en Colombia, el interés del Gobierno de poner a figurar inicialmente a sectores económicos y políticos para determinar las medidas de prevención y contención, nos está pasando factura hoy. Aunque, valga decirlo, finalmente el presidente ha sentado cabeza y ha acatado las recomendaciones médicas de los verdaderos especialistas.
Nada más que la verdad
Otro aspecto relevante en el manejo de la pandemia en Alemania, ha sido la claridad con la información. Los alemanes han recibido datos claros y rigurosos sobre lo que ha venido aconteciendo con esta en su territorio. Desde el alcance de las medidas hasta el número de infectados y fallecidos actualizado adecuadamente —que para el 22 de abril registraba 149 771 infectados, 5211 muertos y 99 400 recuperados—, los alemanes sienten que la información que emite su Gobierno posee total transparencia y veracidad científica.
The Atlantic señala que, desde la perspectiva del público, los datos emitidos por la canciller Merkel y el doctor Christian Drosten, jefe de Virología en el Hospital Charité en Berlín, son muy confiables.
Esta honestidad, en un momento de desinformación generalizada, desempeña un papel importante al persuadir a los alemanes de seguir en gran medida las reglas y mantener, incluso ahora, una situación muy tranquila en Alemania.
De otro lado, el manejo de la información en Colombia no ha sido el adecuado. Solo por citar algunos ejemplos, tenemos un gerente para la COVID-19 del que no se sabe de su gestión y menos a qué se dedica en este momento. Los datos que entrega el Instituto Nacional de Salud poseen dos semanas de retraso, para acabar de ajustar, los que hablan del tema no lo dominan, verbigracia la alcaldesa de Bogotá, el alcalde de Medellín o el ministro de Salud, quienes fijan alarmantes tasas de contagios diferentes y a su criterio, generando más incertidumbre en la población.
Mandar bien en malos tiempos
El tercer aspecto ha sido el liderazgo, si bien Merkel había tenido un notable desempeño para la recuperación económica europea, tras la crisis de la década pasada, y el manejo de la ola migratoria africana y asiática, su papel se estaba opacando con el surgimiento de partidos populistas de extrema derecha e izquierda en el mundo y el desmoronamiento de la Unión Europea a través de medidas como el Brexit.
Con la aparición de la COVID-19 y la buena preparación que ha tenido Alemania frente a otros Gobiernos como la Gran Bretaña de Boris Johnson, la España de Pedro Sánchez y la Italia Giuseppe Conte, Merkel ha logrado encausar bajo su liderazgo al pueblo alemán y replicar su modelo en Europa.
Ella aprovechó esta contingencia para proyectar una imagen política fuerte que permitiera lograr un mayor acatamiento y efectividad de las medidas implantadas por su Gobierno, aunque muchas de ellas, afectan una de las principales virtudes del pueblo alemán: la libertad.
El 18 de marzo, después de que el país cerró sus escuelas, su economía, su forma de vida, Merkel pronunció un discurso televisado que solidificó su liderazgo. Con las banderas de Alemania y la Unión Europea a su lado, comenzó con una nota emotiva, al admitir que “nuestra idea de normalidad, de vida pública, unión social, todo esto se está poniendo a prueba como nunca antes”.
Uno de los aspectos que más llamó la atención del discurso fue la mención directa a la noción de unión social y a sus propias limitaciones como individuo y como líder. Su capacidad para admitir lo que no sabe, y delegar decisiones, ha sido particularmente buena para la estructura política federalizada de Alemania.
Por el lado colombiano, el liderazgo del presidente Duque para manejar la pandemia ha sido muy criticado, ya que para muchos este ha sido ejercido principalmente por los alcaldes y gobernadores de las principales regiones, quienes le han marcado la parada al Gobierno Nacional.
Además, los decretos emitidos por su despacho para enfrentar al virus han sido duramente cuestionados, pues más que promover soluciones, han ahondado problemas o su alcance ha sido desobedecido. Ejemplo de ello ha sido el escándalo sobre los decretos que les generan grandes utilidades a bancos, grandes terratenientes o el “reclutamiento obligatorio” de médicos para atender la pandemia.
Me aparece asertiva, esta columna.
Duque no es más que un títere de los banqueros de este país duque y sus políticas económicas en esta crisis a dejado las arcas del estado vacías pero las arcas de los bancos a reventar sus políticas de seguridad es un asco ya que anuestros médicos enfermeras y trabajadores de la salud los amensan constante mente y duque como siempre pasa por desapercibido duque no esmas que un corrupto un sinvergüenza que solo a la clase alta y poderosa les ayuda pero al pueblo trabajador y honesto lo está dejando morir porque la corrupción que a impermeado las ayudas es más grande que el nevado del ruiz para terminar si a los colombianos no nos mata el covic19 nos va a matar duque
Da la impresión de que al presidente Duque además de querer quedarle bien a los grandes capitalistas, su otro interés es el de salvar su imagen, la de su mentor y la de su partido, Dios nos vea.
En Colombia, a diferencia de Alemania, el manejo de la pandemia apunta a proteger el capital de los emporios industriales, por encima de la población más vulnerable. De ahí que los bancos y los más grandes hacendados se hayan apropiado de los recursos. Las familias más acaudaladas están aprovechando para reforzar sus finanzas, mientras que los más pobres quedan a merced de la caridad del «pobre pueblo «. Se repite la historia de otros tiempos y tragedias: la de Armero, las causadas por el invierno o los intensos veranos, por mencionar algunos ejemplos.