¿Quédate en casa, doctor?

El lema y coraza principal que “aparentemente” nos protege de esta “terrible pandemia” que nos azota es el de ¡QUÉDATE EN CASA!

Opina - Salud

2020-04-30

¿Quédate en casa, doctor?

Columnista:

Édgar Uruburu

 

En Colombia todas las precauciones que se han tomado en torno a la COVID-19 pretenden, al parecer, mostrarle al mundo que este es un país de avanzada. Se intenta hacer creer que es un ejemplo de prevención y, más grave aún, es que un gran número de personas ya están diciendo que el presidente Duque es un héroe y que tomó el liderazgo para que el aislamiento preventivo fuera un éxito; sin embargo, esto no rige con la realidad, pues fueron algunos alcaldes quienes tomaron la iniciativa antes de que él se decidiera a considerarla. En Bogotá, por ejemplo, comenzó 5 días antes.

Medios como RCN diariamente envían un mensaje grabado. Una voz que pretende ser lo más emotiva y, al mismo tiempo sensual, trata de llegar muy hondo a los oyentes con un anuncio diferente: “Todos somos uno… Escucha a tu familia..”. Pero más que eso, lo que debe darse, decirse y mostrarse es exaltar labores importantes y necesarias para la subsistencia y la conservación de la vida y no la de temas que son temporales. El aislamiento es fundamental, no obstante, hay otras prioridades que se están descuidando demasiado. 

Desde hace días he venido insistiendo en que muchas de las medidas tomadas por autoridades a nivel local y nacional son ineficientes, ya que no hay normas reales de bioseguridad. Los ciudadanos son buenos corderos y repiten como loros:“Yo me quedo en casa, quédate en casa” y otros más, pero no han comprendido que existe algo más grave y es que la COVID-19 llega a casa en las bolsas del pan, del mercado, de la leche, en las frutas, en todo. En la inconsciencia del vecino que manda el virus en el escupitajo, en la sacudida del tapete y tantas otras incoherencias que a diario se ven en las calles, en los barrios, en los pueblos y ciudades de todo el país. Las marranadas no solamente se ven desde arriba, sino a todo nivel.

De nada sirven las cuarentenas, los mensajes bonitos, la alienación, mientras las medidas preventivas de real envergadura no se lleven a cabo. La publicidad en radio y televisión es muy llamativa. Excelente, dirán muchos, pero ¿y la cruda realidad? ¿En el baúl de los recuerdos?

En la columna anterior hablé sobre la ineficiencia de la Secretaría de Salud de Bogotá, la cual en su página web trata de resaltar que está cumpliendo una loable labor, pero ¿y la realidad? Sigue demostrando mucha falta de inspección en normas tan importantes y sencillas como son las de la higiene a nivel del manejo, la distribución y la compra y venta de productos alimenticios. Este control es completamente nulo y se convierte en uno de los principales y mayores focos de la propagación de la COVID-19, además, nunca se ve un inspector, pues seguramente trabajan de manera virtual. Y, peor aún, es que esto pasa completamente desapercibido para la alcaldesa, la máxima autoridad Distrital; y lógico, si no lo dan a conocer ni la prensa, ni la radio y mucho menos la televisión; ellos solo muestran lo que a las instituciones y a los gobernantes les interesa que el pueblo vea y crea.

 

Desprotección a los médicos y decreto de emergencia

Pero el lado opuesto se vive en los hospitales, donde no solo habita la COVID-19, sino la negligencia estatal; y para acabar de rematarla, el 12 de abril fue emitido el Decreto 538, en el cual se contemplan varios asuntos en la parte médica. Según se dice fue dado a la luz pública días después de que muchos médicos del país comenzaran a exigir sus mínimos derechos, no solamente para poder salvar vidas y vidas, sino para la protección de las propias, por lo cual muchos de estos, ante la negativa del Gobierno y de las entidades para cumplir con este mínimo requisito, contemplaron la posibilidad de renunciar, reafirmando que por esa vía protegían no solo sus vidas, sino también las de los pacientes.

Y siendo este un asunto de sumo cuidado y, mucha importancia, el Estado mostró poco interés y no asumió la responsabilidad que le corresponde, pues médico que esté en servicio sin los elementos de protección personal (EPP) necesarios, atendiendo pacientes y transitando por una clínica, es un virus andando, sin que él tenga la más mínima intención de lastimar. Cada persona a la cual este se acerque es una posible víctima y la culpa no es del profesional, sino de la institución que no cumple con lo establecido por las normas tanto nacionales como internacionales.

Y aquí también se ve claramente que los organismos que deben cumplir con la vigilancia y supervisión son negligentes. Se nota la ausencia de las Secretarías de Salud a nivel local, distrital, y de la Superintendencia de Salud a nivel nacional, al permitir que los médicos que están enfrentando a la COVID-19 no tengan la más mínima protección y, como si fuera poco, que por el hecho de exigirla sean atropellados, ya que algunos profesionales de la salud argumentan que Decretos como el 538, de emergencia, se prestan para violar sus derechos, no solo como profesionales, sino como seres humanos.

El presidente y el Ministerio de Salud deben asumir la responsabilidad que les corresponde, y no irse por las ramas o buscar excusas para violar los derechos de quienes están tratando de sacar adelante la salud de los colombianos. Los organismos tanto nacionales como internacionales, incluida la Organización Mundial de la Salud, OMS, deben sentar su más enérgica voz de protesta para preservar la salud del personal médico, hospitalario, y de todos aquellos que luchan contra esta pandemia. Se debe exigir que el Decreto 538*1 expedido el día 12 de abril por el Gobierno de Colombia, en cabeza del señor Duque, respete al personal médico, estudiantes de medicina, empleados hospitalarios y, en fin, a todos los trabajadores de Colombia.

Mientras la publicidad, los medios y las cadenas al servicio de los intereses del Gobierno y, de quienes están en esa línea de corrupción, escandalizan y asustan al pueblo con el virus, incluida la muerte de varios profesionales de la salud, ocultan esa cruda realidad que viven otros profesionales en sus trabajos al saberse desprotegidos, expuestos y vulnerados en sus mínimos derechos laborales, éticos y profesionales, en muchas clínicas y hospitales únicamente les están entregando a los médicos y enfermeras tapabocas normales, de los que eran a $500 pesos y ahora alcanzan el precio de hasta $5000 pesos, cuando deberían usarse otros elementos de mayor protección y seguridad (mascarillas de uso común, o quirúrgicas tipo I o II), es decir, que se los ‘devore’ la COVID-19. Incluso en Facebook circulan fotos donde se ve a empleados de una notaría protegidos en forma más adecuada que los médicos que lucen los tapabocas normales.

Esto comprueba la farsa que existe en la realidad y lo que pretende mostrar el Gobierno colombiano. Tratan de hacerle creer a la opinión pública y al mundo que se han tomado todas las medidas y prevenciones necesarias para combatir la pandemia, cuando finalmente no se cumple ni siquiera con las mínimas normas de seguridad y, mucho menos, de BIOSEGURIDAD (seguridad a nivel institucional y médico) a un nivel tan esencial como es el hospitalario.

Con la excusa de combatir adecuadamente la COVID-19, este Gobierno aprovecha su oportunismo y, para ello, deteriora aún más los derechos de los trabajadores colombianos. Es hora de despertar y exigir lo que nos corresponde. El presidente debe entender que no está en una cochera, y seguir el ejemplo de los países que sí han combatido apropiadamente este virus, además, dotar al personal con todos los implementos y de la mejor calidad posible. Que comprenda que no es solo a los trabajadores de la salud, sino a todos los que están integrados en esta unidad de acción para combatir dicho mal que aqueja a la humanidad.

Es importante tener en cuenta que a pesar de que el índice de mortalidad mundial no es tan alto como el de otras pandemias y, que el nacional es aún más bajo y no ha sido afectado como el de otros países, los Gobiernos locales y nacional deben ejercer estrictamente las funciones que les corresponden y sancionar a quienes incumplen. Pero más que seguir insistiendo en cuarentenas deben centrarse en los controles sanitarios, de higiene y en las regulaciones necesarias para que los productos alimenticios no sean el foco de la expansión de la COVID-19. Si se dan los diferentes aspectos concatenadamente, se superará el mortal virus y la economía no tendrá un impacto tan devastador ya que la cotidianidad y la productividad pronto volverán a la normalidad.

AYUDEMOS A QUE LA COMUNIDAD MÉDICA PUEDA SALIR ADELANTE. QUE EL GOBIERNO NO LA VEA COMO UNA MASA O UN EQUIPO DE ROBOTS QUE NO SE CONTAGIA. LOS MÉDICOS Y LOS TRABAJADORES DE LA SALUD necesitan el apoyo de todos, al igual que en otros países, cada noche deberían enviarles mensajes de solidaridad y agradecimiento. Todos los colombianos debemos estar de su lado y protestar ante un Gobierno intransigente. Además de los mensajes realicemos cacerolazos, aullidos como en Estados Unidos; hagamos lo que sea para que ellos puedan trabajar dignamente y cumplir a cabalidad con sus funciones. Los médicos de Colombia no necesitan presiones, actos de absoluta explotación y opresión laboral, MÁXIME SI DE ELLA DEPENDE LA SALUD DE MILLONES DE COLOMBIANOS.

Señor Duque, si usted realmente no depende de los ricos de este país, del innombrable y del neoliberalismo que tanto daño le ha hecho a la humanidad y, que usted está llevando a su máxima expresión con normas incluso contrarias a las de USA, donde algunos gobernadores (en Florida) están ofreciendo la posibilidad de visas y beneficios económicos a los trabajadores de la salud para motivarlos a trabajar allá, ¿por qué en cambio usted y el equipo de Gobierno que lo asesora pretenden esclavizar a una rama tan importante como lo es la de la medicina? 

Los apoyamos para exigir que les den todo lo que necesitan, que la dotación personal sea la apropiada y cumpla con todas las normas, así como todos los elementos de uso hospitalario, para poder cumplir con sus labores como debe ser y de esta manera poder salvar muchas vidas y, al mismo tiempo, proteger las suyas. 

Si el Gobierno no cumple o no quiere cumplir, si quiere seguir haciendo marranadas contigo, mejor ¡QUÉDATE EN CASA, DOCTOR!

 

Para todos los médicos (doctoras y doctores) de Colombia y el mundo. 

Agradecimientos a las doctoras Diana Casas e Isa Rico por su asesoría. 

 

 

( 1 ) Comentario

  1. Excelente nota

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Edgar Uruburu
Comunicador Social-Periodista@uniLibertadores Posgrado en Finanzas Públicas de la ESAP. Buscando la verdad en un mundo complejo... Paz y justicia para todos... Mi pensamiento no refleja el de mi familia ni el de laOrejaroja.com