Columnista:
Angélica Carranza de Toscano
Desde tiempos inmemorables la humanidad ha tenido que lidiar con el virus más mortal que no ha logrado exterminarse jamás: el hambre. Y es precisamente este virus, producido por la injusticia social, el que ha dado lugar a tantas guerras, proliferación de todo tipo de delitos y gran descontento social no solamente en nuestro país, sino a nivel mundial. Aun cuando se han creado sistemas sociales más equitativos en ciertos lugares o países y se han logrado sanear las necesidades básicas del ser humano, lo que cataloga a estos como “primer mundo”, no es este el caso de nuestro país en donde se vive y se muere por el pan de cada día.
Y es que muchos dirían que Colombia es un país rico e incluso ciertos sectores de la sociedad se atreven a plantear que no estamos “tan mal” como tal o cual país, y hasta se manipulan los medios de comunicación para hacer creer a la población en general que los colombianos viven en un paraíso terrenal —de lo cual no hay duda si se habla de riqueza natural, pero podría decirse que se vive en un infierno desde el punto de vista social— y, que además de todo, los colombianos tenemos el “orgullo” de decir que somos “el país más feliz del mundo”. Todas estas ideas falsas transmitidas a las masas de la mano con la matanza, también en masa, de los líderes sociales que trabajan como despertadores de conciencias, han ido tejiendo un adormecimiento de criterios en la cabeza de cada ciudadano, pero sobretodo, estos ciertos sectores privilegiados de la sociedad se han encargado de mantener a los “lacayos” apenas ganando el pan de cada día, porque con hambre nadie puede pensar.
Pero ¿por qué muchos se niegan a aceptar la realidad social del país? Al parecer, las ínfulas de descendientes directos de la Corona española han hecho mella en el pensamiento colectivo de la sociedad colombiana, la cual se maneja no bajo un sistema capitalista, sino bajo un sistema feudal disfrazado de capitalismo.
Colombia es la gran extensión de tierra cuyo dueño o señor feudal mantiene a todos sus lacayos “trabajando fuertemente” solo por un pedazo de pan, pero al mismo tiempo, le colma sus pocas horas libres con “entretenimiento”, manejado por el mismo señor feudal en donde no desperdicia segundo alguno para hacer su propia “publicidad”.
Un día, cierta docente de un colegio perteneciente a un importante gremio sindical de una de las empresas públicas más importantes de la ciudad capital, quiso hacer despertar la conciencia de sus estudiantes de clase proletaria al decirles que Colombia estaba catalogado como un país pobre. Esta docente recibió ataques de los estudiantes y de sus padres, quienes sostenían que ella había ofendido a las familias de los estudiantes y al país entero por manifestar esta realidad —tan solo basta con buscar la lista de los países de tercer mundo en Internet— y que la docente debía retractarse de lo dicho. Lo curioso del asunto es que, como mencioné antes, los estudiantes de este grupo pertenecían a familias de escasos recursos cuya calidad de vida y falso bienestar o riqueza era subsidiada por una empresa pública de la capital, gracias a beneficios obtenidos por el fuerte grupo sindical de la misma. Este caso de la docente es un ejemplo a pequeña escala de la sociedad colombiana. Aquella sociedad que en medio del hambre le bastan tan solo un par de falsas comodidades para creerse en mejores condiciones que otros países o incluso al nivel de países de primer mundo.
Es por culpa del hambre —porque los ricos de nuestro país siempre tienen hambre de más— que todos los males le ocurren a nuestra sociedad; es por culpa del hambre insaciable que hay corrupción; es por culpa del hambre que hay delincuencia, pues unos prefieren robar para poder obtener lo que nunca, por vías laborales, podrían obtener; es por culpa del hambre insaciable que unos pocos han despojado de tierras a miles de campesinos para así quedarse con ellas y, aparte de todo, dejarlas morir secas sin producir; es por culpa del hambre que los campesinos despojados engrosan los cordones de miseria de las ciudades capitales de nuestro país; es por “culpa del hambre” que muchos desprotegidos siguen a líderes sociales que tratan de defender sus derechos, y es por culpa del hambre insaciable de poder que los dueños de la finca asesinan a estos “insurgentes” que fomentan el “desorden”; es por culpa del hambre que nació el narcotráfico cuyos tentáculos han permeado todos los escalones sociales; es por culpa del hambre que nuestras mujeres se prostituyan en el exterior; y también es culpa del hambre que muchos se batan a muerte por el control de territorios para el cultivo de estupefacientes; es culpa del hambre sobretodo que, al parecer, pocos pueden pensar, y también es culpa del hambre el asesinato de todos aquellos que lo puedan hacer y expresen su opinión y, si nos ponemos a pensar, parece que hoy en día todo obedece al hambre.
¿Se seguirá creando un modelo social que siga generando subniveles de pobreza? Tanta hambre sostenida por muchos años ha empezado a pasar factura a nuestra sociedad, porque parece que el pueblo colombiano está muy “entretenido” para poder ser capaz de ver la realidad. Debemos despertar y crear conciencia de que todo obedece al hambre, pero de nuestra reflexión y acciones depende que esta hambre sea de pasión por la igualdad y un bienestar social digno.
Muy atinada y objetiva ésta columnista, gracias por intentar limpiar ese lente empañado por la incultura,falta de valores reales,mala educación, ausencia de sentido común.
Espero seguir nutriendo mi conocimiento de la realidad con aportes como el suyo.
Gracias por generar opinión a través de comentarios. Sin duda seguiré escribiendo para buenos lectores que tengan hambre de conocer la verdad desde un punto de vista objetivo.
El hambre degrada conciencias El hambre destruye pueblos Somos una sociedad hambrienta Unos pocos hambrientos de poder Otra parte que aunque con hambre queremos una sociedad equitativa Pero los que tienen hambre fisica y mental son mas y ellos son los que se encargan de saciar el hambre de los insaciables de poder Desafortunadamente se convirtio en un circulo vicioso Espersr cada comicio electoral para que les sacien el hambre por un dia y seguir sumidos en la miseria Parece que les satisface da esa impresion Somos Colombia Pais hermoso diverso rico Pero con dirigentes nefastos
Tal cual!
Excelente aporte.felicitaciones.
Gracias!