Columnista:
Bryan Alcázar Marenco
Se han dicho muchas cosas sobre los aspectos futuros que tendrá la COVID-19 en la sociedad colombiana y mundial. Algunos optimistas dicen que será un nuevo comienzo para la humanidad; dejaremos de comer carne animal —dicen los vegetarianos—; estaremos más afines a las cosas sencillas de la vida —señalan los conformistas—; compartiremos con la familia, miraremos la luna en su fase completa, veremos caer una hoja de algún árbol y disfrutaremos el espacio ínfimo en el cual vivimos día a día —afirman los felices—. En cuanto a los negativos, muchos esperan un mundo postapocalíptico estilo Blade Runner, otros, esperan una masa de personas sufriendo cual pintura de Pieter Bruegel el viejo; sin contar, a algunos que esperan el fin del consumismo rampante y del capitalismo en la línea de Slavoj Žižek.
Hay muchas opiniones en esta cuarentena, quizá la falta de nuestros empleos monótonos nos hace pensar en una sociedad diferente de la que vivimos, resultado de que en realidad no estamos viviendo; simplemente estamos girando como una rueda en una empinada decadencia. Lo peor de ello es que no nos damos cuenta de que la vida que llevamos; consumista, hipócrita, depresiva y carcelaria, nos está matando como un cuentagotas y solo, en momentos de crisis como la que pasamos actualmente, nos hace pensar en lo importante que es cultivar nuestro interior y alejarnos de lo que realmente es banal.
Salir a la calle es enfrentarse a unas imágenes surrealistas, personas con tapabocas haciendo unas filas enormes en frente de los supermercados (porque el consumismo nunca se detiene), personas caladas con guantes como quirúrgicos en una enorme ciudad de operaciones; velorios con ocho personas guardando la debida distancia entre los familiares, y más aún, entre el muerto. Si analizamos lo que sucede actualmente, vemos varias aristas que es necesario destacar: los bancos jamás nos van a salvar, el Gobierno colombiano siempre pondrá a las personas más desfavorecidas como carne de cañón, las personas de bajos recursos, por antonomasia, sufrirán los errores de los de arriba; y nunca será demasiado exigir educación y salud cada día.
¿Cambiará el mundo por la COVID-19?, no lo creo, a pesar de tener más tiempo para pensar y para aburrirnos, tengo la fiel idea de que cuando todo esto termine —excelente título para la literatura pospandemia—, las personas saldrán en masa a recorrer la ciudad, los centros comerciales harán su agosto con las nuevas ofertas de rebajas (en saldos, según ellos), y muchos nos preguntaremos al cabo de un par de años, ¿hubo una pandemia?
Un gran titulo, pero el texto queda un poco corto, lo que puede generar un mayor cubrimiento de la actualidad a lo que esta pasando y puede suceder en un futuro. Estamos en un momento de incertidumbre total, Y el gobierno genera actos tardios y acciones al notar poco convenientes a una sociedad pobre en todos sus aspectos.
Maestro lo único que yo le puedo decir es que esto ya empezó y esto no tiene reversa, pero por bien o por mal ya estamos en el vacío y lo único que nos queda es recurría a esa parte de nosotros que es el yo soy de Dios
Quedo corta con el contenido pero buen análisis