Columnista:
Juan Jacobo Casas Roncancio
No ha sido un desconocimiento, para la mayoría, que la COVID-19 ha sido una de la crisis sanitarias más delicadas que ha enfrentado la humanidad. Categorizada como pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS); y calificada como una de las crisis más difíciles después de la Segunda Guerra Mundial, ha dejado en claro su gravedad.
Hasta el momento, con 2 406 745 casos confirmados y 165 257 muertos a nivel mundial, la COVID-19 se ha tomado el protagonismo de las agendas políticas de todo el mundo. Sin embargo, ¿han sido efectivas las medidas que han tomado los Gobiernos para mantener su control?, ¿cuál ha sido el papel de las organizaciones de gobernanza global?, ¿cambiará el panorama geopolítico con esta pandemia?, ¿qué nos depara después de esta crisis?
Ante estas preguntas es necesario analizar cuál es nuestro panorama actualmente. En este momento Estados Unidos se convierte en el país con mayor número de infectados a nivel mundial, algo irónico. Semanas atrás el mandatario americano, Donald Trump, daba mensajes de tranquilidad, minimizando la gravedad del asunto y exponiendo que todo se encontraba en manos de expertos. Y ¿ahora? Ahora vemos cómo se pone el plan de rescate más ambicioso del reciente pasado, con una suma de 2,2 billones de dólares, “la tierra del Tío Sam”, busca apaciguar el golpe de esta crisis.
Sus vecinos del sur no se quedan atrás, tenemos como ejemplo al presidente Andrés López Obrador. Ante la inminente emergencia que se avecinaba, el líder mexicano de manera irresponsable decidió no tomar acciones al respecto: “Los mexicanos por nuestra cultura somos resistentes a estas crisis… No dejen de salir, miren, estamos en la primera fase. Yo les aviso cuándo dejar de salir”. Con estas palabras el mandatario argumentó la falta de medidas de control ante la emergencia sanitaria. Días más tarde, declaró la cuarentena a nivel nacional, cuando ya existía una cifra de 5000 casos positivos en su territorio.
Y ni qué decir del polémico líder brasileño Jair Bolsonaro, calificando a la enfermedad como una simple “gripe” cuando uno a uno se conocían casos de funcionarios públicos infectados, algunos muy cercanos al mandatario. Ahora, Brasil tiene el vergonzoso honor de poseer una de las cifras más altas de Latinoamérica con más de 8600 casos.
Falta de liderazgo, egocentrismo, planes de contingencia tardíos y, una población civil poco responsable, han sido elementos que han caracterizado a la región de Latinoamérica para responder a la emergencia. Entidades como la OMS y la OPS (Organización Panamericana de la Salud) no han podido establecer planes de acción debido a las divisiones políticas entre algunos de sus integrantes, aunque el panorama no cambia mucho en Europa; en donde las discrepancias entre los países del norte y del sur no han permitido establecer medidas de rescate. En consecuencia, cada Estado está actuando de manera autónoma ante una crisis de carácter global, sobreviviendo a partir de sus propios recursos y colaboraciones de otros Estados.
Ante esta hemos visto cómo los intereses económicos han prevalecido sobre la vida humana. Nuestro líderes tuvieron en sus manos elegir entre la industria y la vida. Tuvieron el deshonor de priorizar el mercado antes que esta, ahora pagaremos el precio de no tener ninguno.
Queda en nuestras manos el bienestar de cada uno de nuestros familiares y amigos. Somos conscientes de las deficiencias del precario sistema de salud. Conocemos los estragos que generaría tener una crisis como en España o Italia, no solo por las pérdidas económicas, sino por la cantidad de vidas perdidas por esta emergencia. El mundo no será el mismo, hoy contemplamos cómo la gran democracia se desmorona poco a poco, cómo las potencias que alguna vez jugaron un papel importante en el tablero de la geopolítica, ahora se ven socavadas por subestimar las consecuencias de esta emergencia. Después de la crisis, nuevas naciones tomarán el liderazgo de las nuevas decisiones globales, los neoliberalismos quedarán a un segundo plano en la vida política, el poder militar estará bajo la sombra de los científicos y médicos. Y, sin duda, quien logre encontrar una cura o tratamiento para esta pandemia, será quien domine el campo de la geopolítica mundial.
Hoy más que nunca vemos cómo Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Francia y, muchas más potencias, caen ante la emergencia. Pronto conoceremos el nuevo panorama y el futuro de las grandes decisiones políticas. Mientras tanto, quédate en casa.