S.O.S. Colombia-Medellín

Recordemos que la humanidad unida ha logrado superar cualquier vicisitud social, incluso la que nos está dejando este capitalismo global ya colapsado.

Opina - Sociedad

2020-04-11

S.O.S. Colombia-Medellín

Columnista:

Julián Andrés Escobar Ávila 

 

Mientras algunos contamos con el privilegio de quedarnos en casa, otros se ven obligados a confinarse en una cuarentena que no garantiza ningún beneficio social en tiempos de crisis humanitarias.

La semana pasada comenzaron a circular en algunos grupos de WhatsApp de la ciudad de Medellín, cadenas de mensajes que buscaban develar la población más vulnerable en tiempos de coronavirus y crisis petrolera. Esta es la situación de cientos de familias colombianas y venezolanas que se ubican actualmente en el barrio Prado Centro. Los mensajes comunicaban la situación de algunas personas, quienes por su condición de inmigrante o de trabajadores informales y desempleados, no cuentan con un registro estatal del cual puedan acceder a los paquetes de auxilios gubernamentales que, según Iván Duque, se están entregando efectivamente.

El problema se agudiza en cuanto al tipo de población que se está viendo afectada en este momento. Son mayores de la tercera edad, niños y niñas, mujeres embarazadas, personas en situación de discapacidad y desempleados, quienes no cuentan con una pensión o un ingreso fijo que les permita estar confinados y por fuera de riesgo de contagio.

Sin embargo, las variables que determinan esta silenciosa crisis humanitaria no dejan de cesar. Urbanísticamente estas personas se han ubicado en una zona famosa por el bajo costo de arrendamiento, el problema radica en tanto a que estos espacios son habitados, aproximadamente, por tres o cuatro personas en una habitación, adecuada idóneamente, para una o dos. Hacinamiento en todas sus facciones. Lo que se puede precisar es que, al vivir más personas en un espacio reducido, los costos de arrendamiento serán más bajos, pero en tiempos de recesión económica y cuarentena, ¿de dónde entran los ingresos para que estas personas puedan pagar sus alquileres?

A pesar de que el ministro de Vivienda Jonathan Malagón afirmara que el Gobierno no iba a permitir desalojos de ciudadanos nacionales como extranjeros, la realidad señala otra cosa. Ya han sido cientos de familias damnificadas por una crisis que afecta tanto a arrendadores como a arrendatarios. En Bogotá, por ejemplo, los desalojos no dejan de cesar y el endeudamiento de trabajadores y trabajadoras nacionales se traduce al desespero por asegurar un espacio donde vivir con sus familias en esta peculiar cuarentena.

¿Y con la seguridad alimentaria, qué pasa? Según una de las habitantes del sector de Prado centro, —a quien se le reservará su identidad— algunos funcionarios de la Alcaldía de Medellín realizaron un improvisado censo hace ya dos semanas. Sin embargo, actualmente ningún funcionario de la Administración Municipal o de alguna piadosa empresa privada se ha acercado a esta zona de la ciudad para entregar las anheladas ayudas. El otro aspecto a tener en cuenta es que muchas personas al depender de un ingreso diario, se ven obligadas a racionar radicalmente sus pocas provisiones… “La dieta ha sido la misma desde el inicio de la cuarentena, solo sopa de lentejas y ya”, señalaba un habitante del sector cercano a la calle Ecuador entre la Oriental y Prado Centro.

Por otro lado, mujeres embarazadas y personas en situación de discapacidad piden urgentemente ayudas en cuanto a medicamentos y suplementos dietarios. Adultos de la tercera edad sucumben ante la misma problemática, pues a pesar de ser personas longevas tienen que buscarse la vida diariamente, no solo para pagar sus alquileres, sino para comprar los medicamentos tan necesarios en esta etapa de la vida. Y qué decir con el pleno desarrollo infantil. ¿Cómo puede garantizarse la vida de los niños y niñas cuando carecen de alimento y de refugio? ¿Es posible que un ser humano pueda acatar las normas de la cuarentena para proteger su salud, con estas condiciones materiales tan desfavorables?

Lo que acontece es que esta zona de la ciudad es solo un espacio urbano de tantos en el que se concentran poblaciones vulnerables. Si analizamos las periferias, como los barrios que están siendo gentrificados en los centros históricos, son muchísimas zonas que necesitan ser intervenidas, ya sea por el Estado o por la misma ciudadanía en conjunto de la empresa pública y privada, no para acumular capital, sino para ayudar a los más vulnerables.

Los sofismas distractores de muchos medios de comunicación han ocultado la verdadera crisis que ha comenzado a replantear el asunto del Estado como entidad benefactora de la vida de quienes habitan los territorios colombianos. A esta y cualquier hora, miles de personas no solo aguantan hambre, sino que el desespero no las deja dormir, ya sea porque tienen un alquiler que pagar o un familiar por quien responder con alimentos o medicina. Es probable que las grandes urbes del país, marcadas de desigualdades vigentes, presenten los mismos peligros en tiempos de coronavirus. Recordemos que, según las cifras del DANE, son aproximadamente 15 millones de personas en estado de vulneración, ya que, históricamente, han sido poblaciones explotadas y segregadas socioespacialmente, producto de un modelo de sociedad poscolonial; racial y clasista.

Ante esta evidente crisis de gobernabilidad y, el desamparo de centenares de personas, toquémonos el corazón. Quienes podemos aportar algo, hagámoslo; recordemos que la humanidad unida ha logrado superar cualquier vicisitud social, incluso la que nos está dejando este capitalismo global ya colapsado. 

 

Fotografías: cortesía del autor.

( 2 ) Comentarios

  1. Buen hombre. Excelente artículo, recordemos que cómo dijo Zizek, no es la luz la que los atrae sino la sombra que los empuja.

  2. Usted tiene contexto y argumentos en su columna.

    Sería muy interesante poder compartir algunas apreciaciones

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Julián Escobar Ávila
Investigador social y geógrafo. Síganme por acá en Twtter. @julianaandreses y en Instagram como : julianescobar60 y nos ponemos al día.