Columnista:
Andrés F. Benoit Lourido
El arte no anuncia las crisis mundiales, pero sí parece que la vida en sí misma fuera creada a partir de este.
Las ideas y los valores inherentes en la cultura humana necesitan ser expresados, por eso, el concepto artístico nos ha acompañado a lo largo de toda la historia. Es imposible respirar vida sin la inspiración de las letras literarias, las imágenes de la fotografía, los sonidos de la música y sin las escenas del cine que cuentan historias.
Es época de cuarentena. La pandemia silenciosa escandalizó las noticias, paró un mundo ocupado. Las ciudades mueren sin remedio y brotan miedos ancestrales en tiempos posmodernos. Evidentemente nuestras vidas están cambiando, los hábitos, el trabajo, nuestras relaciones sociales… El planeta obra su naturaleza también como arte, celebra que nos pusieron en jaque. Nos obligó a respetar sentenciándonos la muerte.
Con este entorno tenemos una efervescencia de emociones. Las altas dosis de sensibilidad se sienten en el tórax por los golpes del corazón. Qué mejor descripción por Eduardo Galeano: “Normalmente, hasta el mediodía soy bastante optimista. Después, de doce a cuatro, se me cae el alma al piso. Se me acomoda en su lugar de nuevo hacia el atardecer, y en la noche se cae y se levanta, varias veces, hasta la mañana siguiente, y así…”. Esto lo dijo en el último libro que nos dejó antes de morir: El cazador de historias. ¡Sí que fue un buen cazador!
“Reinventarse es la palabra de moda”, me dijo un querido amigo actor, Milton López. Como él, la gran mayoría de artistas lo están haciendo; reinventándose dejando fluir la imaginación y la recursividad desde las casas. Somos afortunados por disponer de redes sociales y aplicaciones digitales que, de alguna forma, nos aportan a nuestra comunicación y, paradójicamente, nos acercan en estos momentos de aislamiento. Los lives en Instagram y Facebook están en tendencia, ha sido una oportunidad de interacción con los usuarios, tanto que el 1 y 2 de abril presentaron fallas.
Los contenidos que específicamente están subiendo a sus redes músicos, actores, fotógrafos y escritores connotan una furia creativa estremecedora. Es porque el aislamiento nos hace seres reflexivos y escarbamos hasta lo más íntimo y honesto para crear y expresarlo.
El arte como componente cultural refleja en su concepción las bases económicas, sociales y políticas de un país o un continente. Nos valemos de recursos como los digitales para seguir produciendo y aportando talentos ingeniosos y, a propósito, de una pandemia; y los contenidos dependen particularmente del contexto de su creación. Es decir, Latinoamérica, por ejemplo, no tendría su calidez y multiculturalidad sin la producción de arte derivado de su naturaleza, de sus problemas coyunturales, su corrupción, entre otros asuntos.
¿Qué sería de la literatura latinoamericana sin escritores como Galeano, García Márquez, Allende, o Cortázar? Respecto a la música ¿Qué sería del continente sin salsa, el bolero, los beats puertorriqueños y toda la influencia del rock como Cerati e incontables músicos que han marcado la historia? Como ejemplo, de algunos contenidos muy posmodernos en redes sociales, puedo mencionar los videos que hacen artistas desde sus hogares, grabando cada uno su instrumento y articulándolos y sonando la composición total de la canción. Latinoamérica de Residente; Amanece de Doctor Krápula; y, a mi sorpresa, a pesar de la distancia y contingencia, La Orquesta Filarmónica de Bogotá, unió múltiples músicos para sonar Cali Pachanguero solo con voces.
Por otro lado, afirman comúnmente: “Las imágenes dicen más que mil palabras”. Hay una cuenta en Instagram llamada @covidlatam, una iniciativa para documentar el virus en las sociedades latinoamericanas, fotografiando la evolución de la situación en Colombia para The New York Times. Son fotógrafos que hacen cubrimientos y no dejan de hacer periodismo y arte en tiempos difíciles.
Dije ingenuamente, que la vida fue creada a partir del arte; no lo sé. Sin embargo, todos los conceptos artísticos con sus diferentes formas estéticas van de la mano con el camino de la vida, juntos con sus historias, su evolución y su belleza.
Artistas: escritores, músicos, fotógrafos, realizadores, cineastas: ¡Gracias! Nos hacen de una realidad libre y bendicen nuestras emociones.
Fotografía: cortesía de Gregory Akinlotan.