Economía y coronavirus: un mar de incertidumbres

Aún es pronto para decir que estamos en una recesión global, pero no descarto el hecho de que pueda alcanzarse en el futuro.

Opina - Economía

2020-03-30

Economía y coronavirus: un mar de incertidumbres

Columnista:

Alejandro Bonet González

 

La reciente pandemia de COVID-19 y, las eventualidades en los mercados, han causado notables debilidades en diversas economías a nivel global, especialmente por fuertes devaluaciones en las tasas de cambio, estancamientos en la producción y consumo excesivo de bienes específicos. A pesar de esto, desde las intensas repercusiones que se han dado en algunos países de Europa, como por ejemplo España e Italia, en nuestro contexto tuvimos la posibilidad de actuar con anterioridad para reducir la propagación del coronavirus, mediante la implementación de una cuarentena a nivel nacional.  

En primera instancia, la producción económica en varios países comenzó a sufrir fuertes caídas porcentuales, principalmente por el riesgo de los empleados a laborar con la posibilidad de contraer el virus. Poniendo de ejemplo el caso de China, la Agencia Nacional de Estadísticas de dicho país mencionó que la producción industrial cayó 13,5 % en enero y febrero, teniendo en cuenta la comparación con el mismo período del año 2019. 

Más adelante, teniendo en cuenta que la COVID-19 paralizó los mercados y redujo la demanda de hidrocarburos, los desacuerdos que tuvo Rusia en la reunión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), para controlar la producción de petróleo, fueron un gran detonante para desestabilizar las tasas de cambio. Rusia optó por cambiar el panorama y sacar ventaja, ya que, si se controlaba la producción de petróleo, los precios aumentarían por escasez, ocasionando una reducción en su participación del mercado, al tiempo que otras potencias rivales, como Estados Unidos, generarían muchos ingresos por sus exportaciones. Básicamente, dicha potencia europea buscó aumentar sus ventas petroleras y atacar a su competencia, incluso con el costo de reducir sus precios. 

Ahora bien, gracias a la negligencia de Rusia, en cuanto a desobedecer los controles de la OPEP, la decisión de Arabia Saudita con aumentar su producción petrolera y, recortar los precios del crudo en US$45, dio un fuerte impacto en gran parte de las economías latinoamericanas. En nuestro contexto colombiano, al tener un déficit comercial y también depender nuestras exportaciones con la venta del petróleo, fueron claves para determinar la escasez de dólares que provocó un aumento exponencial en esta moneda, superando la barrera de los 4000 pesos.   

Lógicamente, es un golpe duro para nuestra economía, pues nos saldrá mucho más caro comprar una amplia variedad de bienes importados, aunque cabe mencionar que anteriormente sufrimos de un contexto similar. En el Gobierno de Juan Manuel Santos, la inversión extranjera fue uno de sus logros mas notables, ya que tuvo un extraordinario aumento del 125,7 % en sus ocho años de mandato. Por lo tanto, durante su primer periodo pudo realizar la tarea de aumentar la circulación de dólares con base en la inversión, y se llegó a tal punto de tener variaciones del precio del dólar aproximadas al rango 1760-2000 pesos, durante el año 2010 hasta la mitad del 2014. 

Sin embargo, hubo un giro de 180 grados con la caída de los precios del petróleo a mediados de junio del 2014, por la decisión de Arabia Saudita de no recortar la producción con el fin de perjudicar el negocio del fracking en Estados Unidos. Eso fue un obstáculo imponente para el plan económico de Santos, ya que la caída de precios logró llegar al 73 % en 20 meses, por lo que el peso colombiano se devalúo bruscamente, a tal punto, de partir en una aproximación de 1800 pesos frente al dólar, y subir a un valor aproximado de 3000 en un lapso cercano a un año de Gobierno.

Volviendo a nuestra época actual, es pertinente que debamos asumir nuestras consecuencias, ya que cambiar eficientemente el modelo del balance comercial debe ser una tarea a largo, y no corto plazo. Una de las pocas soluciones disponibles podría ser poner en juego los dólares que circulan en nuestro país por el narcotráfico, pero es una medida muy difícil de alcanzar por las posturas generales de la población sobre este tema, además de que debería decidirse muy bien por los efectos tanto positivos como negativos que esto nos traería. 

Otro factor importante en medio de la crisis es la cantidad de rumores, conspiraciones, e historias que surgen a partir de todo el proceso que hemos vivenciado durante esta pandemia. Uno de los más sonados es que el virus surgió como una creación de laboratorio, incluso relacionado a una supuesta jugada estratégica para reducir la sobrepoblación en China, a la vez que afectaría negativamente otras economías y les saldría más barato importar petróleo. 

En mi opinión, no he visto pruebas convincentes para decir que el virus realmente surgió de un laboratorio, teniendo en cuenta que su tasa de mortalidad es del 3,4 % y, una cifra tan baja, no sería tan apegada de cumplir el propósito de tratar con la sobrepoblación. Por otra parte, es cierto que China como mayor comprador de petróleo en el mundo, tiene la posibilidad de importarlo a precios mucho más baratos por la caída de este; a pesar de aquello, hay que tener en cuenta que tuvo un fuerte estancamiento productivo para la economía, algunos indicadores nos demuestran que las fábricas tuvieron peores afectaciones que en la crisis del 2008, al tiempo que varias bolsas de Asia sufrieron notables pérdidas en los mercados financieros. 

Por último, se ha discutido ampliamente la incertidumbre sobre qué tan cerca podríamos estar de una recesión económica global, e incluso ya se habla de que estamos en ella, como lo hizo el Fondo Monetario Internacional. Sinceramente, pienso que aún es pronto para decir que estamos en una recesión global, pero no descarto el hecho de que pueda alcanzarse en el futuro. Todo depende de las políticas que usen los Gobiernos para tratar la pandemia, y del momento en que realmente se posibilite frenar la propagación del coronavirus mediante el hallazgo de una cura.   

 

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Alejandro Bonet González
Soy egresado de comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, con prácticas profesionales en el Diario La República. Tengo 22 años y mi orientación política es en defensa del ordoliberalismo alemán de la Escuela de Friburgo, fiel creyente de la economía mixta. Mi enfoque está centralizado en el periodismo económico. Mis aficiones están entre jugar fútbol, practicar piano, escuchar teorías de conspiración, ver series y leer novelas de thriller psicológico.