Columnista:
Ían Schnaida
La cepa COVID-19 del coronavirus llegó a Colombia por falta de previsión gubernamental. Llevamos semanas viendo por la televisión cómo países con infinitamente mejores sistema de salud se ven a gatas para atender la emergencia, y acá, en vez de prepararnos, el Gobierno no tomó las medidas respectivas con los vuelos provenientes de los países contagiados. Solo hasta hoy se vienen a cerrar las fronteras aéreas, por no hablar de las terrestres y su porosidad ilegal.
Al presidente Iván Duque y su equipo les pareció normal dejar entrar gente con gripas, o meramente preguntándoles si tenían los síntomas. ¿Cuántas personas han interactuado con los contagiados, que para ese momento estarían incubando la cepa (estado en el que ya hay capacidad de contagio)? ¿Y a su vez esas personas con cuántos? Era indispensable instaurar pruebas hasta por sospecha.
Ahora bien, el presidente Duque hizo mover unos 50 mandatarios entre alcaldes y gobernadores, más sus equipos, por los aeropuertos de todo el país, que son los principales focos de contagio. ¿Acaso era para que el virus que llegó primero a Bogotá se diseminara bien por el país? ¿No podía hacer mejor una reunión virtual?
Es imperante entender que hay un período de hasta 14 días para que aparezcan los primeros síntomas, por lo que en este momento debemos de tener muchas más personas contagiadas, y contagiando, de las que se han detectado.
Como indican las gráficas de crecimiento de la cepa en Hubei, cuya capital es Wuhan, cuando las autoridades de China dijeron que los infectados eran 100, realmente había 1500.
Y sí, mientras allá desinfectan el servicio público con rayos ultravioleta, acá lo hacemos con spray y trapito. Claro que hay motivos para que prime el autocuidado y la prevención personal sobre las tardías y escasas medidas del Gobierno frente a la inminente crisis.
Creo que no hemos dimensionado la gravedad del asunto ante dos factores: la debilidad de nuestro sistema de salud y la poca asertividad del Gobierno de turno para implementar medidas que protejan la vida de los colombianos.
El 15 de marzo amanecimos con 34 casos de COVID-19, es decir que se triplicaron los casos detectados tan solo en 4 días. Para el caso de Italia, por ejemplo, pasaron 30 días para llegar del caso 1 al 30, y la crisis ya ha cobrado 1809 vidas. Los médicos dicen que están decidiendo a quién salvan y a quién no, porque no pueden hacer milagros.
En Italia se presentaron 368 muertos en solo 24 horas por el coronavirus. En Colombia crece más rápido el contagio y tenemos peor sistema de salud. Calculen. ¿Cómo ven ustedes la crisis? ¿Cómo se imaginan esta emergencia pública en unas semanas, si de por sí nuestro sistema sanitario vive colapsado?
Paños de agua tibia para una pandemia
El Gobierno, en vez de salirle al paso a la emergencia y tomar medidas drásticas, se está tomando esto con mucha arbitrariedad e improvisación. Tanta que parece programada, como casi todo lo de ellos. ¿Por qué tardaron hasta el 16 de marzo para cerrar fronteras (salvo la de Venezuela, que representaba en sí un riesgo menor) si supimos del primer caso el 6 del mismo mes?
Es frustrante pensar siquiera que el país no se prepara a tiempo para el coronavirus porque así pasan a un plano secundario los escándalos de compra de votos que ayudaron a la elección del presidente. Hay que esforzarse en creer que no es por eso.
Otro tema preocupante es el acceso a la prueba para detectar contagios. Mientras en EE. UU. y Europa se han creado puestos itinerantes para testar a los ciudadanos sin que abandonen sus vehículos, en Colombia la prueba solo la realizan en Bogotá.
Jonathan Díaz, médico, pediatra y especialista en epidemiología, explica que la prueba para detectar el coronavirus solo se realiza en la capital. Tarda aproximadamente ocho horas, pero el resultado no llega al hospital, y al paciente, hasta en 48 horas, como el caso de Neiva. Díaz indica incluso que la noticia de los dos primeros casos que se dieron en dicha ciudad la tuvieron por la televisión, pues no habían llegado aún al hospital los resultados. ¿Sirve esto de idea de cómo nos estamos preparando para enfrentar la crisis?
Otro asunto, no menos grave, es la deficiencia de controles que el Gobierno tiene en el principal aeropuerto del país. La Procuraduría, aunque tarde, se pronunció al respecto; pero solo un día antes de que entrara en rigor la medida de cancelación. Es decir, muy tarde.
Finalmente, quisiera decir que esta emergencia nos descubrió una nueva era de discriminación: los viejos no importan. Miles de jóvenes siguen de rumba, en cine, de compras, porque ese tal coronavirus «solo mata viejos». Huelga recordar que, primero, también hay un porcentaje de muertos en una población más joven; pero más allá de eso, el problema que enfrentamos es que nos enfermemos miles, millones, al mismo tiempo, lo que llevaría a que en las clínicas se tenga que decidir a quiénes se les salva la vida y a quiénes no.
Una cosa es clara, debemos cuidarnos todos para poder continuar con nuestras luchas. Como esta, otras crisis irán y vendrán, y cuando pasen, la corrupción seguirá estando ahí.