Columnista:
Brandon Stefan Martínez González
En la mañana del lunes 9 de marzo los noticieros de televisión abrían su agenda informativa hablando sobre el desplome financiero que presentó la bolsa de valores en Asia que, para las siete de la mañana, hora colombiana, ya había cerrado sus operaciones financieras del día. Los periodistas y economistas especulaban sobre las posibles consecuencias de dicho suceso en la economía mundial.
El punto de partida de la situación de desequilibrio económico del lunes fue la decisión que tomó el presidente de Rusia, Vladimir Putin, de no acogerse a la propuesta de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), de reducir la oferta de crudo, lo cual ocasionó que el príncipe de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, decidiera reducir el valor del barril de petróleo saudí y, como Rusia, aumentó la producción petrolera en su país.
Esos anuncios generaron una sensación de inestabilidad económica durante el transcurso del lunes que, dejó como consecuencia, el cierre durante el día de varias bolsas de valores en el mundo, con el objetivo de evitar un desplome en la economía mundial. Sin embargo, se registró la caída más grande que ha tenido en el siglo XXI el valor del barril de petróleo, ya que pasó de 45 dólares a 31,52 por barril, es decir, bajó 13,48 dólares entre el inicio y el fin del día. Para encontrar una situación similar hay que remontarse a la Guerra del Golfo en 1991.
La decisión tomada por rusos y saudíes se dio en un momento de pánico general, por cuenta de la expansión por varios países del COVID-19, popularmente conocido como coronavirus, que ha llevado a que en países afectados por la pandemia, como Italia y España, detuvieran todas las actividades por un plazo de 15 días, lo cual deja en evidencia, las pretensiones de los países petroleros de dominar el mercado del crudo aprovechando la inestabilidad general que hay en el mundo.
Las consecuencias sobre la economía mundial de dicha decisión quedan en evidencia con lo que ha pasado durante esta semana en bolsas de valores importantes como la de Nueva York, en la que el valor de las acciones ha subido y bajado de manera intermitente durante varios días, y que ayer tuvo la peor jornada en tres décadas, ya que el índice bursátil Dow Jones, que es el registro de medición de rentabilidad de las acciones que se mueven en la bolsa, bajó 10 %.
La difícil situación económica por la que está pasando el mundo ha llevado a que las actividades y las inversiones financieras se reduzcan, y las medidas tomadas por entidades como la Reserva Federal de Estados Unidos para tratar de salvar la bolsa de valores con el préstamo de 500 000 millones de dólares, en menos de dos días, sean esfuerzos sin fruto, y conduce a pensar que se acerca un periodo de recesión económica mundial, como el vivido entre 2007 y 2009.
Ajenos al acontecimiento económico que vive el mundo, Rusia y Arabia Saudita se mantienen en la posición que tomaron sobre aumentar la producción de barriles de petróleo, que llevó a que en los cuatro días que van de esta semana la economía mundial sintiera el peso de la inestabilidad económica, y dieron el primer paso para dominar el mercado petrolero y, a la vez, el empujón que tiene tambaleando a la economía, dándole razón a los periodistas y economistas que especulaban el lunes sobre las posibles consecuencias de la medida tomada.