Columnista:
Marcos Fidel Vega Seña
El alcalde Daniel Quintero Calle no ha cumplido sus 100 días de mandato y ya tiene el sol a las espaldas. Sus erráticas —o programadas— decisiones y declaraciones le han valido la tirria del sector educativo y académico, en especial, que depositó su confianza en una “figura fresca e independiente” de la política. Ni lo uno ni lo otro. Como dicen las abuelas, desde el desayuno se sabía lo que iba a ser la comida. Leamos algunas de las pifias de nuestro gobernante.
Admirador de Guaidó
El 26 de enero de 2019, el entonces aspirante a la Alcaldía, publicó en su página de Facebook la siguiente nota: “acabo de terminar llamada con el nuevo Presidente de Venezuela Juan Guaidó. Le he expresado mi respaldo y el de todos los demócratas del mundo. No más dictadura en Venezuela”.
Primero, es un acto de intromisión en la soberanía de otro país, acciones que son propias del uribismo; y segundo, es un acto de lagartería, digno de “dirigentes” de poca monta como lo hace “nuestro presidente”. Después llegó el escándalo de Guaidó con Los Rastrojos y el alcalde se hizo el loco.
Es un petulante irredento
En septiembre de 2019, en plena campaña, la Fundación para la Libertad de Prensa para Colombia, FLIP, rechazó las intimidaciones que le hizo a un periodista por una pregunta “incómoda”, que no le gustó. Alcalde, los periodistas estamos para hacer preguntas incómodas y no las que usted quiere escuchar.
Este es el episodio: “en un debate realizado el 12 de septiembre el periodista le preguntó a Quintero si su relación en el pasado con el petrismo podría afectar su relación con el actual Gobierno Nacional. Al parecer, esta pregunta le molestó al candidato porque al terminar el debate se acercó al periodista y le dijo que le había hecho una pregunta malintencionada pero que él iba a ser alcalde y que nunca se le iba a olvidar esa pregunta”, dice la FLIP en su página. No deja ser suspicaz: ¿Quintero ya sabía que iba a ser alcalde? ¿Tenía asegurada la elección por algún motivo? ¿Cobrará venganza? Ahí les dejo.
Los atentados
En octubre de 2019, a pocos días de llevarse a cabo las elecciones para la Alcaldía, Quintero denunció amenazas contra su vida. “Vinimos a presentar las pruebas que demuestran la existencia de un complot en contra de mi vida, la de mi familia y mi campaña. No queremos que nadie se sienta inseguro en este ejercicio democrático y por eso venimos a denunciar la campaña sucia y las amenazas”, declaró en esa ocasión.
Señor alcalde, cuéntenos qué le ha dicho la Fiscalía Especializada 42 de Derechos Humanos de Medellín, entidad ante la cual usted presentó la denuncia. ¿Quiénes orquestaron un complot contra usted y su campaña? ¿Hay alguna captura? ¿Se ha judicializado a alguien por este hecho? ¿Qué se ha sabido de este grave episodio? Y lo pregunto porque es costumbre que se utilice este tipo de estrategias para victimizarse y lograr el favor de un electorado descontextualizado. A la larga no se sabe en qué quedan esas denuncias. No se vuelve a ellas.
Los “asesores” del alcalde
Una vez elegido, el alcalde nombró a Juan Carlos Vélez Uribe, coordinador del equipo de empalme y quien fuera el gerente de la campaña del No al Plebiscito, una página oscura que solo ocurre en este país del Realismo Máfico.
¿Qué acto de “independencia política” hay en ese nombramiento? Vélez Uribe pertenece a la clase política tradicional y fue protagonista de aquel evento en que el uribismo manipuló a la población para que votaran el NO. “Estábamos buscando que la gente saliera a votar berraca”, es su declaración de combate.
Esto nos permite deducir que no es independiente de la clase política tradicional, aquella que siempre ha despojado a este país de sus más elementales derechos. Pertenece a esa casta. De ella proviene y no la va a traicionar. Por eso repite el libreto de los “políticos”, así haya intentado vendernos la historia de una “vida de superación”. Y sí no es así, señor alcalde, díganos qué influencia tiene el señor Luis Bernardo Vélez Montoya sobre las decisiones que se toman en el gobierno local.
El embeleco de la Asamblea Nacional Constituyente
Una propuesta populista, con el único fin de “mojar” prensa y al mejor estilo de los dictadorzuelos de las repúblicas bananeras. ¿No recuerda ‘Quinterito’ la nefasta consecuencia cuando se cambió “el artículo” de la Constitución Nacional? ¿Quién se favorecía con esa Constituyente? Eso fue flor de un día. Pero se dio su champú de prensa nacional.
Los “protocolos” y las mallas
‘Quinterito’, alcalde, puso explosivos en el tierno corazón de los millennials y dinamitó la confianza de los centennials. La incursión del ESMAD a los campus universitarios así lo demuestra. Esa acción es un despliegue de fuerza bruta cuando no se puede con los argumentos. Esa misma academia que un día soñó que tenía alcalde, lo declaró “persona no grata”. No resultó alcalde, sino alcaide, administrador de las alhóndigas de este berenjenal llamado Medellín. Y anda en su terquedad como buen politiquero.
Ahora bien, debemos preguntarle al alcaide por el asunto de las mallas. Si bien es cierto que es una iniciativa del gobernador Aníbal, ‘Quinterito’ la acogió con gran emoción. “Medellín recoge su propuesta señor Gobernador con entusiasmo. Nos sumamos con la propuesta de quitar también las barreras del parque norte y el jardín botánico (sic) para ampliar el campus universitario a la ciudad, (sic) y la ciudad al campus universitario”.
Señores gobernador y alcalde ¿por qué ustedes primero no ordenan su casa para meterse en el rancho de otros? ¿Por qué no tumban todos los protocolos de “seguridad” que hay para entrar a los despachos de ustedes? ¿Por qué no ensayan desmontar toda la “seguridad” que tienen en la Alpujarra, que al ingresar a sus edificios todos nos sentimos sospechosos? Fueron elegidos por el pueblo. ¿A qué le temen? Quiten las “medidas” de seguridad de sus despachos para saber cómo les va y luego propongan quitar las mallas de las universidades.
El alcaide consejero
Por último, al ingresar al Sistema Metro, en la publicidad de los altavoces, se escucha la voz de ‘Quinterito, el alcaide’, dándonos consejos para lavarnos las manos y usar tapabocas; sienta cátedra sobre las enfermedades virales, a propósito del coronavirus. ¿Así se prepara Medellín para esta pandemia mediática? No señor alcalde, esta ciudad está al garete para que usted esté perdiendo su tiempo en enviar mensajes que no tendrán ningún efecto. Eso no es serio.
Una llama al viento…
Daniel Quintero podrá tener sus afinidades políticas ideológicas y rodearse de quien quiera. Pero debemos recordar que es el alcalde de todos los ciudadanos. Y ese es un motivo suficiente para exigirle ser coherente en su accionar político y administrativo. Se vendió como “independiente”, “sin políticos” y le creyeron. Como dicen por ahí, se preparó para ganar, pero no para gobernar. Da la impresión de que no hay un rumbo administrativo. Le falta liderazgo. Por esas acciones para mí de ahora en adelante será ‘Quinterito, el alcaide’, una especie de capitán que instruye para la milicia, a quien un día le entregamos la esperanza de la ciudad, pero como en el poema de Porfirio: “era una llama al viento y el viento la apagó”.
Fotografía: cortesía del fan page de Daniel Quintero Calle.