Columnista:
Claudio Mera
No hay que quitar el dedo del renglón
Bien sabemos que como conjunto tenemos mala memoria y es fácil que olvidemos temas importantes, así que ofrezco un pequeño recuento de lo impuesto por el actual Gobierno Duque, a pesar de la resistencia generalizada y los partidos de oposición. (Recomiendo la siguiente serie de videos de Deloitte que explica en seis minutos todo esto).
Para todas las personas: la DIAN contará con más herramientas y, algunas de las sanciones, tendrán sanciones penales, no únicamente administrativas. En otras palabras, hay cárcel además de multa.
Para las personas naturales: quienes perciban salarios mensuales desde los cuatro millones y medio de pesos podrían ser sujetos de pago, ya no solamente de declaración de renta. Y, los dividendos recibidos, serán no gravables hasta el 7.5 %.
Para las personas jurídicas: hay descuentos progresivos hasta el año 2022, proporcionalmente del 60 %; el IVA sobre los bienes de capital será deducible, es decir, que si se compran elementos con la intención de invertir el IVA, será descontable; y los dividendos serán no gravables hasta el 15 %.
En toda ley hay mucha más tela que cortar, sin embargo, como condensada síntesis esto nos sirve para preguntar: ¿Qué ha pasado? ¿Qué se proyecta en el recaudo? Y también muy importante ¿Qué impacto ha tenido en la actividad comercial y productiva en Colombia?
Un indicador como el PIB se incrementó un poco, del 2.7 al 3.3, tal vez por el propio gasto gubernamental en las Fuerzas Militares, pero el desempleo empeoró del 9.5 % al 10.6 %, adicional a esto, es una cifra que cada vez se mide con mayores problemas, incluyendo como personas ocupadas, a aquellas en condiciones de subempleo más precario y más marcado, en cada cambio de metodología. (Ver datos y detalles).
Ojo con el control ciudadano
Ya desde el punto de partida de esta Ley de Financiamiento, un eufemismo para reforma tributaria, distintas orillas de economistas estuvieron en franco y público desacuerdo con las medidas propuestas y, posteriormente, impuestas. Los más adeptos a los lineamientos del Fondo Monetario Internacional y aquellos más cercanos a las teorías alternas y a la política de izquierda, estuvieron de acuerdo en la inconveniencia de dicha ley.
Solo nos queda recordar que hubo razones técnicas y que debemos presionar a los legisladores, para que no se siga reforzando esta tendencia de impuestos regresivos, porque también fue de conocimiento público que el recaudo no sería suficiente con esta reforma.
Recordemos que, en este contexto, impuesto regresivo significa que quienes más ingresos perciben, menos dinero aportarán, y viceversa. La tendencia es marcada cuando vemos que hay descuentos incrementales sobre el patrimonio y grandes capitales; sería posible que, quienes ganan un salario apenas suficiente para grandes ciudades, sean sujetos de declaración.
Las cuentas del Gobierno estaban en que había un déficit de 14 billones de pesos y la reforma recaudaría 7.5 de estos, con la expectativa de que los descuentos sobre el patrimonio promuevan la inversión y el desarrollo empresarial, incrementando la productividad y el consumo interno. Una situación que ya hemos experimentado antes y, que sabemos, no funciona por sí misma sin la intervención o regulación estatal, porque los grandes capitales tienden a fugarse en lugar de reinvertir o consumirse en Colombia. Por ello, insisto en presionar al Gobierno para revertir la tendencia de esa Ley de Financiamiento.