Columnista:
Lady Orozco
Durante la campaña del conocido Daniel Quintero, candidato a la Alcaldía de Medellín, se le escucharon decir cosas que sonaron como: «Medellín nunca se dejará vencer por el miedo», «somos independientes», «hicimos la campaña a pulso y en las calles». Mejor dicho, teníamos al «Mesías» en la tierra antioqueña, nada más qué pedirle a la vida.
Su cercanía con los jóvenes, su posición sobre Hidroituango o frente a las malas acciones de la administración que finalizaba, nos daban aires de que podría haber un nuevo comienzo en nuestra ciudad.
Daniel Quintero incluso pidió que no se utilizara el ESMAD en ninguna protesta ciudadana, a lo que los votantes nos preguntamos ¿hay una mejor opción para la Alcaldía?, ¡nunca!
Llegó el día de las elecciones. Con la ayuda de muchos jóvenes, ese «Mesías» logró derrocar a un Uribismo tan marcado en la ciudad de la eterna primavera. Al parecer, todo pintaba ser perfecto, al fin lográbamos tener un político a la altura de sus votantes, o eso pensábamos. Porque como dice mi abuelita: todo lo que brilla no es oro.
Su posesión finalizó, y, parece, que se quitó el disfraz justo antes de salir de ella. Los nombramientos no coincidían con lo que había dicho y le quitaron su gran bandera de Independientes. Todos comenzaban a tener los ojos encima de este señor que, aparentemente, ya no sonaba tan bien entre las calles de Medellín.
Pero, ¿cree que los nombramientos no independientes son poco?, pues no es lo único que le hizo caer la máscara al señor alcalde.
El tiempo seguía avanzando, las protestas estudiantiles y de los docentes continuaron, todos estaban tranquilos porque se sentían respaldados por un alcalde que estaba en contra de la fuerza del ESMAD que, solo atropella y calla, a aquellos que tratan de luchar por sus derechos. Pero, ¡sorpresa!, el superindependiente metió al ESMAD a la UdeA. Algo que contraviene la ya afectada autonomía universitaria.
No contento con esto, el día 14 de febrero se predestinó para hacerse el encuentro que daría como resultado el Plan de Desarrollo para la comunidad LGBTI, pero la silla de Daniel Quintero y, de sus funcionarios, estaba vacía. Nunca llegaron. ¿Por qué darle la espalda a una comunidad que lo apoyó tanto durante su campaña?, ¿realmente conoce todas sus necesidades y las problemáticas sociales que viven casi que diariamente? ¿Sabe Quintero que la Fuerza Pública es uno de los mayores agresores de esta comunidad?, ¿hay alguna garantía para que esto no suceda?
Señor Daniel Quintero, al parecer, usted no tiene tanto amor hacia su Alma Máter y no es tan independiente como lo hizo ver en campaña. ¿Cuál era su reproche a los políticos tradicionales sabiendo que usted acoge medidas similares? Hablan, hablan y hablan; pero al final no salen con nada.