Dos feminicidios anunciados

El comportamiento misógino de Argemiro Alberto Urrego se evidenciaba en varias de sus publicaciones en redes sociales.

Opina - Sociedad

2020-02-09

Dos feminicidios anunciados

Columnista: Norvey Echeverry Orozco

 

Todo sucedió en la ciudad de Bucaramanga, al Oriente de Colombia. Eran las 2:30 a.m. del viernes, cuando Argemiro Alberto Urrego, de veintisiete años, asesinó a sangre fría, con más de dieciocho puñaladas, a su novia Angie Paola Cruz Ariza y a su amiga Manuela Betancour Vélez, ambas estudiantes de la Universidad Industrial de Santander en los pregrados de Trabajo Social y Licenciatura en Español.

En el mes de diciembre, con datos suministrados por el Observatorio de Feminicidios de Colombia, se registraron, en Santander, tres casos. El departamento de Colombia que más feminicidios presentó en ese mes fue Antioquia, con quince. De los casos de diciembre, el mayor número de mujeres asesinadas se registró en un rango de edad comprendido entre los veinticinco y veintinueve años.

¿Por qué anunciados, como decidí titular esta columna? Porque el machito este, en su muro de Facebook, había demostrado ser un misógino, celoso compulsivo, machista y asesino. Trataré de resumir, por espacio, algunas publicaciones –de las muchas– que le dan solidez a lo anterior.

La primera de ellas, que demuestra su actuar como asesino, fue hecha el jueves, seis horas antes de quitarle la vida a las dos estudiantes. Es el pantallazo de un chat, donde se comenta entre amigos: “Me encularé tan machín que cuando cortemos me voy a matar”. El otro, que parece ser un amigo, pregunta: “¿Cuánto llevan hablando?” Respuesta: “Hace dos días”.

La segunda publicación, compartida un minuto antes que la anterior, asegura que: “Me podrán gustar nueve, pero tú me gustas más”. Claramente hay una manipulación de relación tóxica: típico de esos casos donde, cuando se intenta terminar, se amenaza con quitar la vida, o se le quita a la pareja, para que no esté con nadie más –como sucedió en este caso.

El comportamiento misógino se evidencia en una publicación hecha el tres de febrero: “Ojalá las mujeres fueran como nosotros los hombres: honestos, sinceros, fieles, etc., etc.”, evidenciando un odio hacia el sexo opuesto. Ese comportamiento no solo se da en esa publicación, también en otras cuatro: “Ayer fue enero, hoy es febrero y todas las mujeres mienten”. “Qué orgullo ver a las amigas triunfar y poder decir: ‘yo las conozco desde que eran prepagos’”. “¿Por qué las mujeres piden ayuda para abrir un frasco, si son tan fuertes para romper el corazón de un pobre hombre?”. “Necesito dinero, cuido niñas de dieciséis a veinticuatro años”.

Primero (y ojalá esta columna le llegue a ese tipo hasta la cárcel) las mujeres no necesitan que ningún hombre las cuide, porque ellas mismas, entre tanto violador y asesino suelto, se protegen; segundo: eso de creer que las mujeres son más débiles que los hombres es erróneo, un insulto; tercero: hay que erradicar esas ideas patriarcales que ven a las mujeres que triunfan en el mundo laboral como las “fáciles” que se lo van dando a sus jefes.

Miles de mujeres exitosas se han hecho a pulso, y no han necesitado un solo segundo la compañía de un hombre para triunfar. Acá viene la parte donde, evidentemente, se pueden detectar pensamientos de un sicópata. Tres publicaciones. Primera: “La vecina vuelve a poner Deseándote de Frankie Ruíz y la ataco”; segunda: “¿Matarías a tu novia por una yamaha ere uno? Yo después de meterle 37 balazos”. “Me dan ganas de matarte, pero si te ahorco te excitas, malparida arrecha”.

Aclaro que todas las anteriores fueron hechas desde páginas, compartidas por el asesino. A veces se toman esas publicaciones como chistes, cuando en realidad se están dejando expuestos comportamientos altamente dañinos y denigrantes hacia las mujeres.

Lo que más dolor genera, en este caso, es que Manuela –que intentó salvar la vida de Angie, al ver que estaba siendo atacada brutalmente–, en los primeros días de febrero, había compartido una imagen que parte en mil y más pedazos el ánimo: “Oye, tú… Si eres de los que cree que una mujer no abandona a su agresor porque no quiere o por cobardía, es porque no conoces el trastorno de estrés postraumático, la indefensión, la pérdida de autonomía, el sentimiento de fracaso, el aislamiento social, la ansiedad y el miedo a las represalias”.

Para cerrar, en la publicación del medio Vanguardia, un tipo llamado Andrés Cárdenas, comentó: “Eran de Trabajo Social y Licenciatura en Español, dos carreras inservibles, así que no perdió mucho”. Otro, pero en el perfil del asesino, llamado Daniel Arteaga, comentó: “Bien hecho, hermano, estás ayudando con la sobrepoblación”. Danny ED: “Ay, ya, son muy dramáticos”. Leo Cáceres: “Héroe”.

A ese tipo de chistecitos hay que prestarles atención, pues detrás de ellos, como en el caso expuesto de Bucaramanga, se esconden los machitos indolentes que, para poner un ejemplo, le sumaron al departamento de Antioquia, en 2018, 107 feminicidios. #NiUnaMenos.

 

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Norvey Echeverry Orozco
Estudiante de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad de Antioquia. Ama el periodismo tanto como a su vieja.