Columnista: Lady Orozco
Los impuestos no paran de subir, la corrupción va en aumento y los beneficios para los grandes empresarios están en la cúspide. Pareciera que en este Gobierno todo va marchando bien, pero espere, volteemos el ángulo de las cosas.
Si lo vemos desde el pueblo y no desde la oligarquía que se ha encargado de montar Duque, pareciera que, en vez de estar en la cúspide, estamos a pocos segundos de que se nos hunda el Titanic.
Quizás usted ha escuchado mencionar la palabra «IVA», pues es un término que se ha vuelto famoso en los últimos discursos de Duque y de su partido. ¿Por qué es algo tan nombrado en estas últimas semanas?, pues resulta que a este Gobierno se le ocurrió la maravillosa idea de quitar 3 días de impuestos. ¡Pero qué maravilla!, ¡era lo que necesitábamos, señor Presidente!, ¿cómo no se nos había ocurrido?
Bueno, quizás no se nos había ocurrido porque, ¡no es lo que necesitamos!, ¡no queremos un black friday cada mes!
Pero le voy a refrescar la memoria, quizás en tantas reuniones debatiendo sobre el conflicto que hay en Venezuela se le ha olvidado el de su propio país, pobre de usted con tantas cosas en su cabeza, hasta las que no son de su incumbencia.
Estamos cansados es de un Gobierno corrupto lleno de escándalos como el del exfiscal Nestor Humberto Martínez. Estamos cansados de que se implementen leyes en las que solo se benefician los de su bancada y estamos agotados de la pésima educación que estamos recibiendo. Nos cansamos de que haya muchísimo dinero para meterse en los bolsillos y, para educar, esos están «vacíos».
Señor presidente, gracias a los despilfarros que hemos vivido en su Gobierno, parece que éste año estuviésemos compitiendo por llegar al último puesto de las pruebas PISA. ¡Puesto 58 de 63!, casi lo logramos, ¿no?
Usted y su bancada se han llenado la boca mostrando las razones por las cuales no consideran que el paro sea legítimo, pero créame que si de exponer razones se tratara, necesitaríamos mucho más tiempo del que falta para el 15 de marzo. 15 de marzo, día en el que usted escogió para comenzar a dialogar, pero bueno, eso fue antes de que se diera cuenta de que en realidad el país se le cayó de las manos.
Nos le caímos casi igual que la pelota con la que jugó hace un par de meses en uno de sus viajes. El único problema es que la pelota no solo se cayó, sino que ahora se esta incendiando y usted parece que, con la reforma tributaria, solo quisiera echar más gasolina.