Autora: Alicia Sarmiento
Acostumbrados como estamos a las historias de buenos y malos en el cine hollywoodense, en tiempos de polarización, el “Guasón” me sorprendió gratamente.
En los cinturones de miseria a diario se gestan “guasones”. Niños y niñas abandonados por el sistema en hogares donde no reciben afecto y a cambio, son víctimas de maltrato, abuso y odio.
El villano de Batman, nos es develado en esta cinta como una víctima de la sociedad, del Estado que lo entregó en adopción a una mujer con problemas mentales, quien permitió toda clase de abusos contra su hijo.
Arthur, víctima del abandono gubernamental, batalla a diario consigo mismo, quiere ser feliz y hacer reír a la gente pero también a diario se estrella contra la indiferencia y el odio de quienes le agreden y vulneran de diferentes maneras.
Es golpeado, engañado, despedido, burlado por su ídolo, rechazado. A pesar de todo intentaba ser bueno hasta cuando conoció la verdad sobre su pasado. Ese fue el detonante que sacó a flote el dolor transformado en odio, para dejar de ser Arthur y convertirse en “Guason”.
No hubo Estado que lo protegiera de niño, tampoco de adulto cuando se quedó sin lo único que lo mantenía cuerdo: las medicinas a las que tenía derecho si le eran prescritas por los trabajadores sociales encargados de hacer terapia con él.
Infancia victimizada, adultos victimarios, he ahí la importancia de proteger a niños, niñas y adolescentes de manera efectiva, y es aquí cuando les hablo a candidatos y candidatas a cargos de elección popular, especialmente alcaldías y gobernaciones.
Desde el Estado central poco se hace para proteger de manera efectiva a la infancia. Las políticas públicas apuntan a más desempleo y pobreza.
Sólo quedan ustedes, sólo ustedes desde sus programas de gobierno pueden privilegiar presupuestos para garantizar protección, afecto, alimento y educación a la infancia vulnerable e incluso a aquella que no lo es tanto.
Papás y mamás necesitamos ayuda para que nuestros hijos estén a salvo mientras nosotros trabajamos, eso lo pueden construir ustedes desde sus gobiernos, articulando políticas que ya están diseñadas en los objetivos de desarrollo del milenio, todo está dicho e inventado, solo falta compromiso político traducido en recursos.
Basta de odio, empecemos por entender que toda la gente que odiamos, especialmente delincuentes, asesinos, violadores, asaltantes de calle como de cuello blanco, algo arrastran de su pasado que los hace proclives al odio y la violencia. Todos podemos cambiar el odio por amor.
La película ha generado una polémica absurda, desde mi punto de vista, porque quienes odian al pederasta autor de la canción que el “guasón” baila en las gradas de una calle cuando va a su encuentro con el destino en una entrevista televisada en directo, ponen en evidencia que no vieron la película o nada aprendieron de ella.
Gary Glitter, condenado a 16 años de cárcel por pederastia, si bien causó grave daño a los niños y niñas que vulneró en los lugares donde vivió antes de ser encarcelado, muy seguramente fue víctima en su infancia, y aunque quizá no tenga remedio, está en un lugar donde no puede acceder a infantes, podríamos ser más compasivos con él, sentir la misma compasión que sentimos por el “Guasón” cada vez que lo vimos golpeado y humillado.
Uno de los maestros del derecho penal, Cesare Beccaria, autor de innumerables libros, que buscan, entre otras cosas, la humanización de las penas (no sé qué diría si viera nuestras cárceles hoy), dijo cosas como estas:
- “Las penas deben ser tan leves y humanas como sea posible mientras sirvan a su propósito, que no es causar daño, sino impedir al delincuente la comisión de nuevos delitos y disuadir a los demás ciudadanos de hacerlo”.
- “Lo que más disuade a los ciudadanos de violar la ley no es la exagerada gravedad de la pena, sino la inexorabilidad de la justicia. No se debe aplicar castigos inhumanos, sino aplicar castigos relativamente leves pero con toda seguridad”.
Amar con incondicionalidad, perdonar con generosidad y ponernos en los zapatos de los demás para poder sentir compasión por ellos en lugar de odiarles, esas son las lecciones que me deja el “Guasón”, y a ustedes, ¿Qué les dejó?
El próximo 27 de octubre yo votaré por candidatos, hombres y mujeres cuya trayectoria de vida pública y privada, cuyos programas de gobierno, me hagan pensar que gobernarán con transparencia, idoneidad, amor, compasión y justicia.