Autor: Chrístofer Hidalgo
Más allá de las cifras alarmantes acerca de la polución, del desastre masivo de la vida silvestre y del deterioro en el medio ambiente que hemos causado los humanos, como cómplices y como productores de daños, Greta Thunberg concentró su discurso en recalcar la demagogia de los gobernantes que se vanaglorian de vender precarios remiendos a la problemática medioambiental. Es una ingenuidad maligna creer que emitir menos elementos contaminantes hará que el planeta se salve de la debacle al que lo conducimos.
La riada de producción de los grandes mercados constituye una amenaza grave contra el futuro del planeta y de cada una de las especies que lo habitamos. Es claro que los intereses del mercado priman sobre cualquier cosa. Los empresarios hacen “esfuerzos” para cambiar los materiales que usan para vender sus productos; para aplazar, no para acabar, la contaminación que producen; cuando son evidentes este tipo de situaciones, es posible ver la forma en la que se concentra el poder en la sociedad.
Thunberg, de 16 años, tuvo el valor que no han tenido muchos para vociferar un secreto a voces. La situación que se vio en la Asamblea de la ONU tiene comedia y tragedia contenida. Es irrisorio y loable que una adolescente sea quien le hable de forma tajante a los políticos y a los empresarios sobre el futuro y la situación actual del planeta.
"Ustedes han robado mis sueños y mi niñez con sus palabra vacías", les dice a los líderes mundiales la activista de 16 años Greta Thunberg pic.twitter.com/dexpcgVGpb
— RT en Español (@ActualidadRT) September 25, 2019
Sin embargo, hay muchos que quieren hacer política nefasta tras la intervención de Thunberg en la ONU; más allá de que la política sea nefasta de por sí. El afán de los empresarios-políticos de mantener el desorden regulador de nuestra sociedad es cada vez más evidente y cínico. En casos como el del pobre cineasta, Dinesh D’Souza, es directo e infame. Ya no hay tiempo para esconder de forma ligera y confusa las pretensiones económicas de los lacayos del dinero y del poder. O, tal vez, nos hemos vuelto más estúpidos e indolentes, porque aceptamos los discursos de cualquier imbécil con voz.
Children—notably Nordic white girls with braids and red cheeks—were often used in Nazi propaganda. An old Goebbels technique! Looks like today’s progressive Left is still learning its game from an earlier Left in the 1930s pic.twitter.com/E4q2KZ526s
— Dinesh D'Souza (@DineshDSouza) September 22, 2019
Esa muestra de ignominia, no se da en medio de una pugna de pensamientos rivales, ya que no se ponen en discusión los argumentos de Greta Thunberg; es un artificio futil para imponer los propósitos de quienes más se ven afectados en medio de la repercusión que ha tenido el discurso. D’ Souza es el Goebbels de Trump. Precisamente, este último, también quiso minimizar la intervención, burlándose de la expresión severa de la joven. En otra táctica mediática usada para el júbilo de sus seguidores y para encabezar los títulos en los medios de comunicación.
Quienes se han manifestado en contra de Thunberg soslayan el contenido del discurso y fijan la discusión en degradar la figura de la adolescente sueca; criticando los modos de la intervención, el síndrome de Asperger que padece y su edad; no es baladí que hayan tantos ataques dirigidos en su contra, ya que los custodios de las empresas están ávidos de salir en defensa de los grandes monopolios. Si se mide en una balanza las ganancias de las corporaciones con la extinción de la vida en el planeta, pareciera que lo primero tiene mayor relevancia.
Ver inmersos entre medios de comunicación y redes sociales los comentarios insulsos frente a algo tan relevante, es muestra de la generación proclive a la banalidad y a la estupidez en la que vivimos, en donde generalmente la acción más radical que se hace en inconformidad con el orden social está al alcance de unos cuantos clics. La esperanza se cimienta al escuchar voces como las de Greta Thunberg; esa voz inconmensurable y su compromiso con la humanidad, deberían ser el foco de atención.