A raíz del asesinato de Orley García, candidato a la Alcaldía del municipio de Toledo – Antioquia por el Centro Democrático, se vuelve a poner sobre la mesa el incremento del fenómeno de violencia política que está atravesando el país. La semana pasada también le quitaron la vida a la aspirante a la Alcaldía de Suárez, Cauca, Karina García y a cinco personas que la acompañaban.
El aspirante falleció el pasado sábado por la noche cuando era trasladado vía aérea a Medellín para ser atendido luego de sufrir un ataque con arma de fuego en la vereda Morales Toro, ubicada a 40 minutos de la cabecera municipal. Según información pública en el diario El Colombiano de esa capital.
Al cierre de esta columna las cifras concretas suministradas por la Misión de Observación Electoral (MOE) hablan de 24 hechos de violencia contra los futuros dirigentes, efectuados desde el 27 julio de este año hasta el mes septiembre donde: 5 han sido asesinados, 17 recibieron amenazas, uno sufrió un atentado y otro fue secuestrado.
Es así, como disidencias de las FARC, el Clan del Golfo, ELN y otros grupos armados representan las principales amenazas para los postulados a ser elegidos el próximo 27 de octubre como alcaldes, gobernadores, concejales, diputados o ediles.
Según Alejandra Barrios, directora de la MOE en declaraciones a medios de comunicación, los hechos de violencia se han aumentado en el último mes desde que empezaron oficialmente las campañas.
Como si viviéramos en plena época de los años 80’s y 90’s, se ha desatado una ‘ola’ de violencia en contra de candidatos de diferentes corrientes políticas, creando un pánico social que intimida a muchos y fortalece a otros. Son estos momentos muy decisivos, en los que se deben tomar decisiones contundentes de parte de cada uno de nosotros, en especial de los actores políticos que, si bien defienden sus colectividades, también son responsables de sobrellevar las emociones y odios en sus movimientos que afectan a la democracia.
Es por ello, que no debemos permitir que los acontecimientos aquí citados sobrepasen más allá de las amenazas, que nos arrodillan y que nos dividen ante esta lucha por nuestros derechos de elegir y ser elegidos. Debemos entonces, unirnos por una sola causa, por un solo propósito, por una mejor nación y por sacar del núcleo social y político todo aquello que ‘huela’ a guerra.
Dicho esto, muchos políticos de la extrema derecha colombiana tendrán que dejar de deslegitimar los asesinatos sistemáticos que se vienen realizando en contra de los líderes sociales, porque ahora son ellos los que piden al igual que otras comunidades menos favorecidas, el repudio de estos hechos tan cobardes.
Por su parte, datos de la MOE informan que las zonas más afectadas son: El Catatumbo, Arauca y su capital, Nariño, Cauca, Valle y Chocó, la región del Urabá y el Sur de Bolívar en Los Montes de María.
Por último, nos toca como sociedad salir adelante en medio de la tempestad que, si bien nos genera temor, debemos afrontarla desde nuestras instituciones de la mano con la comunidad. Y por eso, hay que llenarnos de valor, responsabilidad, sentido de pertenencia, patriotismo y grandeza para salir a votar por quienes representan nuestras ideas y nuestra visión de sociedad.