El video en el que reapareció Iván Márquez acompañado por «Jesús Santrich», «El Paisa», «Romaña», entre otros, y en el cual manifestaron el nacimiento de una nueva guerrilla, da inicio a un preocupante rearme causado, según Márquez, por «la traición al Acuerdo de Paz» firmado en Cuba a finales del 2016.
No es para menos el título de esta columna, la situación en mención ha dejado perplejo a más de uno, en especial a quienes apoyamos el proceso de paz a ultranza y por encima de las mentiras creadas por la oposición en busca de acabar con el acuerdo.
Si bien lo pactado en la Habana nunca fue ni ha sido perfecto, permitió desmovilizar a más de 10 mil hombres alzados en armas a lo largo y ancho del país, lo que significó para Colombia una reducción en actos violentos, secuestros, muertes de civiles y militares, permitiendo así un acercamiento a las zonas rurales que durante muchos años estuvieron en el olvido por los gobiernos en turno.
Igualmente, se ha despertado una indignación nacional por el resurgimiento de este grupo disidente de las Farc. Cabe decir, que siempre hubo una desconfianza por parte de algunos sectores debido al actuar de los exintegrantes de dicha estructura, que terminó poniendo en duda el compromiso con los Acuerdos de Paz.
Es por ello que deberán las autoridades perseguirlos hasta dar con su captura, para evitar el crecimiento de esta célula que, si bien no representa la voz de la gran mayoría, podría traer problemas a futuro.
Por otro lado y, sin ánimo de que sea una excusa, el Gobierno Nacional también alimentó parte de lo ocurrido. Para ser preciso el presidente Iván Duque no ha mostrado su compromiso con el cumplimiento de lo firmado por Juan Manuel Santos y las Farc. Entre los incumplimientos se encuentran, por ejemplo, la restitución de cultivos para miles de campesinos que vivían de la coca y que siguen a la espera de la presencia estatal para cambiar el rumbo de su economía.
También hay que mencionar, cómo se ha venido aumentando el asesinato de líderes sociales, quienes en muchos casos gestan acciones en defensa de la paz, pero que al parecer quedan solos en el camino, lo cual dificulta su tarea hasta el punto de perder la vida al igual que muchos exguerrilleros apegados al proceso, y que son casos de los que poco o nada se tienen resultados concretos.
Pero son estos momentos en los que tenemos que abrazar a todos los excombatientes que se encuentran comprometidos con la paz y que representan el 90 % de quienes entregaron las armas.
Sin embargo, ya se escuchan voces que piden el desmonte de los acuerdos e incluso acabar con la Jurisdicción Especial para la Paz, porque quienes proponen dichos planteamientos manifiestan que siempre estuvieron mal estructurados.
Por último, este no será el único tropiezo que tendrá el posacuerdo y, es ahí, donde nuestra sociedad debe permanecer unida para afrontar estos estremezones que nos hieren y que parecieran debilitarnos, pero hay que hacerles frente, para tumbar los planes de quienes alimentan la guerra y se lucran con ella.
Es por ello que, ante un panorama de esta magnitud, debemos velar porque la JEP cumpla con el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición.