Al Bajo Cauca, Caravana Humanitaria

Ellos nos hicieron saber que la risa que les produjeron los payasos y todos los artistas que fuimos a visitarlos, debería ser eterna, que nunca deberíamos irnos, que por favor lleváramos un mensaje al mundo contando lo mucho que aman sus casas y el río.

Opina - Sociedad

2019-09-02

Al Bajo Cauca, Caravana Humanitaria

Autor: Hervin Rivera Vasco

 

Nos encontramos como desconocidos en el Parque de los Deseos de Medellín, obedientes para buscar la verdad, ávidos de justicia y sin miedo de ella. El pasado 25 de agosto abordamos un par de buses: docentes, estudiantes, periodistas, víctimas, líderes, veedores, investigadores locales e internacionales, un grupo de seres envueltos en las dinámicas de la lucha civil.

Decidimos hacer este viaje que nombramos como Caravana Humanitaria porque nos sentimos afectados para opinar sobre la realidad; porque las distancias a veces no permiten que las noticias viajen limpias, fieles y dispuestas para que otro ser humano las vea, lea, escuche y opine.

La facultad de disfrazar la realidad, cualidad netamente humana, a veces nos obliga a ir directamente y evidenciar espacios para dar una opinión centrada y coherente.

Viajamos entonces a la zona de Antioquia que le dicen ‘bajo’ y que queda al borde del río Cauca, logramos evidenciar la realidad de miles de personas que nacieron y viven, sin querer, en un lugar donde el ‘progreso’ no les conviene.

Vimos la felicidad de pocos ribereños presentes, con su vida afectada, porque ya no se puede pescar en el río naturalmente mono y que ahora es verde, lento y con nata; vimos escuelas, casas y negocios desolados con los muros inclinados por la fuerza del agua, que bajó en borrasca sin avisar y que esconde una razón incomprensible para los más pequeños.

Vimos localidades soleadas, calurosas calles en tensa calma, silenciosas miradas tímidas, confundidas y esperanzadas en que la pesadilla termine antes de perder la casa heredada y que aman como a cualquier otro miembro de su familia; caminamos entre rostros medio sonrientes de los habitantes de Valdivia, Puerto Valdivia, La Caucana, Tarazá, El Alto del Tigre, El Tigre y Caucacia. Conversamos con familiares ancestrales, mestizos, pescadores y mineros tradicionales resignados a esperar que el supuesto progreso recapacite y dé marcha atrás.

Nos hablaron de un dragón destructor, sigiloso y letal que juega con el río en las noches, que alguien nombró Hidroituango. Hijo de un tal EPM que habla desde lejos con la voz de ingenieros citadinos por televisión y que nunca dicen la dirección de sus verdaderas intenciones.

 

Niños participando en la Caravana Humanitaria, Bajo Cauca antioqueño.

 

Habitamos los espacios con un poco de arte y cultura para crear el diálogo entre las comunidades y nosotros, los visitantes, que deseamos amplificar sus sentimientos sobre Hidroituango, que desde que llegó, hace sufrir a las personas flagelos como la zozobra de las masacres olvidadas, desaparecidos, disparos en el monte, engaños y el abandono del Estado cual silencioso cómplice fusil y camuflado.

Las niñas y niños que caminan dos horas para ir a estudiar, no entienden por qué el agua «potable» solo llega dos horas al día y, a veces, cada dos días. Nos describieron cómo los «caparrapos» disparan cuando se encuentran con militares o con las guerrillas.

Nos hicieron saber que la risa que les produjeron los payasos y todos los artistas que fuimos a visitarlos, debería ser eterna, que nunca deberíamos irnos, que por favor lleváramos un mensaje al mundo contando lo mucho que aman sus casas y el río.

Nos dijeron que su mayor sueño era saber que los ingenieros de EPM habían recapacitado sobre las malas ideas con la naturaleza, porque al paso que van, se despertará su furia y el miedo es no saber cuándo.

Los líderes que saben la compleja situación de la montaña, relatan los trucos jurídicos que les han hecho para evadir la responsabilidad ambiental, por eso llegamos a unirnos a sus peticiones silenciadas, pero latentes, esperando respuestas limpias de ambición por la tierra.

Las caravanas humanitarias se continuarán por todo el territorio hasta que logremos proteger la vida en todas sus manifestaciones, serán el mecanismo para darle opinión directa a los pueblos y lugares que buscan paz en esta guerra de burócratas farsantes que jamás han tenido amor por quien los pariera. Las propuestas humanitarias presentes en la zona merecen aumentar y no cesar, continuar con la misión de llevar esperanza y ayuda para lograr volver a ver pequeñas sonrisas jugando en las escuelas y refrescándose en los ríos vivos.

 

 

 

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Hervin Rivera Vasco
Actor, clown, dramaturgo, investigador académico de las artes escénicas y la dramaturgia, facilitador y activador sociocultural, artista circense con habilidades de comunicación y liderazgo. Actualmente consejero de la Mesa de Circo de Medellín instalada por la Secretaría de Cultura, integrante de la Mesa de Cultura y Patrimonio de Prado Centro Distrito Cultural.