Autor: Santiago Cañón
Frente al auge de la tecnología y la ciencia en la sociedad actual, debemos evitar ver los sentimientos únicamente bajo un análisis frío y seco, ausente de cierta fascinación. Al discutir de sentimientos como el amor, encontramos que ciertas áreas de la ciencia lo explican únicamente como el conglomerado de hormonas que afecta de diferente forma a los individuos, generándoles dichas atracciones por medido de un diverso conjunto de reacciones.
No se trata de dejar a un lado la ciencia y caer en la ignorancia de ver cada cosa como producto de un milagro o hechizo; es analizar las causas del amor sin abandonar los efectos tanto positivos como negativos que genera en el individuo y su entorno, se trata de ver más allá y observar cómo este “conglomerado de hormonas” es capaz de cambiar a una o más personas generándoles una transformación contraproducente y de rápido efecto (a priori, ya que a posteriori es un proceso más largo y demorado).
Un ejemplo de las alteraciones del amor lo vemos todos los días cuando estamos en un centro comercial, en un parque o cuando leemos algún escrito, allí vemos en algún momento alguna que otra pareja que es demasiado cariñosa como Emma Bovary y alguno de sus amantes en el libro de Gustave Flaubert titulado Madame Bovary, en donde el deseo y las pasiones desencadenan una trágica historia de amor y desamor que conduce lentamente hacia la desesperación y la muerte.
Al ver a la pareja desviamos la mirada para evitar ver un acto que recae en la cotidianidad, no porque no sean normales las muestras de amor en público, sino porque es un sentimiento que no es ajeno a ninguno de nosotros. Mas si fuéramos un poco más analíticos podríamos ver más allá y pensar por qué está sucediendo aquello, tendríamos miles de posibilidades y miles de causas, tal vez es su primera relación amorosa y, siguiendo el prototipo de amor hollywoodense, creen que el amor solo está presente en la melosería y, al igual que Madame Bovary se crearon un estereotipo de hombre o de mujer respectivamente imposible de alcanzar producto de películas o novelas.
Así fue como le sucedió a Emma, personaje de este historia, al limitar su pensamiento a los muchos libros que leía y que solo retrataban una realidad ficticia. Otra de las miles de posibilidades que podemos suscitar es que, tal vez, es solo una relación pasajera basada únicamente en lo corporal y la satisfacción de los placeres. Con todas las posibles opciones tendríamos suficiente material para escribir, debatir e imaginar toda una vida teniendo alguno que otro descanso de por medio.
También podríamos darle al mismo hecho otro origen, el biológico-químico, que nos embarcaría en un mundo científico de hormonas y reacciones. Para esta nueva forma de comprensión nos centraremos en el posible caso de una relación pasional similar a los amores fugases de Emma Bovary en busca de su estereotipo de hombre que, ausente de los instintos sexuales de supervivencia, se centra en satisfacer el placer de ambas personas, por lo que podríamos catalogar el amor de tipo Falling Love y hablaríamos que la testosterona y la oxitocina estarían jugando un papel fundamental en el hombre y la mujer respectivamente.
Una cumple su papel produciendo un incremento del deseo sexual y, la otra, generando amor y afecto, además entraría en este conglomerado la serotonina causando una pérdida del control y llevando a la pareja a un estado impulsivo y de deseo que los llevaría a la melosería.
Y listo. ya habríamos resuelto de forma rápida y sencilla el problema, dejándole toda la responsabilidad a un conjunto de aminas y amidas (nombre en química orgánica de las hormonas del amor) .
El amor se puede “entender” de esta manera sin tener muchos problemas, pero el asunto es mucho más complejo que esto. Si queremos entender el amor no solo es necesario conocer sus causas, sino entender su significado.
El amor es más que un conjunto de hormonas que reaccionan aquí, allá y vualá: una persona enamorada. El amor es, además de una atracción y un gusto personal, una construcción social y personal que marca el rumbo de quién nos va a gustar y quién no.
Es un punto de no retorno que interviene de forma directa e indirecta en nuestras vidas, cambiando el rumbo de nuestra historia para poder estar en cierta medida relacionados con aquella persona que logró captar nuestra atención, ya sea parcial o completamente.
Debemos ver el amor en ciertos términos como el resultado del contacto físico y como un complejo producto de perspectivas relacionadas de formas inherentes y autónomas. No solo las hormonas juegan un papel fundamental en el amor, también el sistema nervioso, y sentidos como el tacto, la vista, el olor y la audición, generando sensaciones en las personas por medio de la constante retroalimentación de los nervios hacia las neuronas de nuestro cerebro.
El contacto físico es primordial en el Falling Love al ser el origen de aquellas sensaciones capaces de dar una nueva vista al amor tradicional pausado y de constante afecto (aquel amor en donde se busca una pareja para toda la vida y no momentánea), es capaz de generar un conjunto de perspectivas dentro de la sociedad en donde cada persona delimita bajo sus propias experiencias qué acoge de este, o si decide buscar un amor con un mayor grado de profundidad.
Claramente el amor no es solo una fórmula química con las siglas LOVE, es aquel origen de emociones capaz de definir el rumbo de nuestra vida, ya sea por un corto o largo periodo de tiempo.
El problema de definir el amor únicamente en términos científicos está en que se le arrebata aquella magia que cada persona siente de vez en cuando en su interior, las denominadas mariposas en el estómago, aquel hechizo que si es correspondido puede revitalizar a la persona y mejorar cada aspecto de su vida, y en caso de no serlo puede atormentarla, destruirla psicológicamente y conducirla hasta la muerte.
El amor va más allá de un simple juego de reacciones, es un pilar constante en una sociedad cambiante. Confrontar a la ciencia no es efectivo ni útil, más aún en un mundo donde cada vez la ficción queda relegada en una esquina y solo se cree en aquello que se puede comprobar o medir.
Es importante entender el origen del amor tanto a nivel psicológico como biológico, pero debemos verlo como un factor primordial en cada individuo que, dependiendo de la perspectiva desde donde se mire, puede ser un incentivo más de vida o lo opuesto. No es tan solo el producto de un algo, en términos científicos sería la ley fundamental que rige en gran medida el comportamiento humano.