Autor: Daniel Fernando Rincón
Cómo me gustaría que estas líneas versaran sobre aquel vallenato que un muchacho de nombre Rafael le dedica a una matrona de El Plan, Cesar. Pero no, como en aquel famoso vallenato de 350 páginas, la realidad en Macondo siempre es apabullante.
En estos días, en una escena que mil veces se ha repetido y que mil veces se repetirá, algunos mandaderos de vetustos personajes, salieron a vociferar que hay que darle el espacio a la juventud, que las banderas de la libertad de pensamiento deben ser enarboladas por la juventud y que el futuro se construye con las manos de la juventud y de las mujeres.
¡Vaya ociosidad! No porque tales sentencias no se ajusten a la realidad, sino porque quienes lo dicen, lo hacen en evidente lambonería hacia la decisión que cierto personaje calculador, y decididamente egocentrado, tomó de manera reciente frente a un aval de un partido político.
En marketing político la vieja confiable es el abuso de la ecuación: “juventud igual a renovación”, independientemente de si el personarijillo al que le quieren lavar la cara con esa mohosa formula es “hijo de”, “sobrino de”, “ahijado de”, “primo de”. En marketing político, siempre se dirá que lo que importa es que el candidato o candidata es “joven y refleja la vitalidad que requiere el territorio”.
Así estamos en nuestro hermoso Macondo; lavando la imagen de una joven, destinada desde sus entrañas a ser la heredera de la maquinaria electoral en que se han convertido las mal llamadas “megaiglesias”, organizaciones religiosas de corte neopentecostal en América Latina, que con su megalomanía pretenden imponer a la fuerza una idea errónea, casi herética, de un reino de los cielos que no entienden sino a medias.
Y así andan algunas bien llamadas ovejas, bien llamados borregos, gritando que Sara Castellanos, heredera de los votos de su mamá, ilustre exembajadora colombiana en Brasil, es la mejor opción que tiene el partido de las libertades, el otrora glorioso Partido Liberal Colombiano, para liderar la lista de candidatos por ese partido al Concejo del Distrito Capital.
Sara, cuyo mayor logro en la vida pública es ser la hija de los pastores principales de la Misión Carismática Internacional. Sara, cuyo éxito se basa en darle continuidad al negocio familiar; quien con 27 años ya es casada por la iglesia, como se debe; madre de tres hijos como se debe; pastora, nombrada por sus papás para administrar los negocios de su familia, como se debe.
Sara, la joven que con su discurso de la defensa de la familia tradicional, se espera, logre ganar una curul en el Concejo Distrital, y sea buena administradora de los votos de su mamá, la senadora Emma Claudia de Castellanos, no es más que la nueva no tan arrugada cara de anquilosadas y añejas ideas conservaduristas.
Sin duda, por estos días del siglo XXI, no hay más conservadores que los menores de 30 años. Si no, pregúntenle a Sara, la vieja Sara….
Foto cortesía de: El Tiempo
En primer lugar, me da pena con el señor Fernando Rincon quien se confiesa Presbiteriano de pura sespa quien desconoce la doctrina del reino de los cielos, en el puede que tenga razon solo sabe de gallinas ratas, ratones y una que otra cucaracha pues es Zootenista no Teologo,
Pero que un cristiano en pleno siglo XXI, se este postulando como candidato del partido liberal, no solo desconoce la Teologia sino la historia contemporanea de Colombia, del liberalismo nacieron las farc, el partido comunista o se les olvida el partido revolucionario liberal del Dr. Alfonso lopez M?
Gracias estimado ciudadano anónimo que bajo un seudónimo comenta mi columna de opinión.
Gracias así mismo por tratar de denigrar mi profesión de fe y mi profesión laboral, algo que a todas luces sumercé desconoce.
Y gracias por recordarme la historia del partido en el que milité por un tiempo.
Finalmente, ¿a qué se refiere con que desconozco de teología? porque la verdad, no entendí…