Autor: Javier Hernando Santamaría
Las constantes muestras homofóbicas en la cotidianidad colombiana nos llevan a concluir que seguimos siendo un país donde aún reina una marcada e irracional intolerancia por la diferencia.
Hay una alienación bajo convencionalismos sociales, religiosos, de ideología política, de esas prostituidas ética y moral, que una mayoría inquisidora blande como escudo y estandarte de su propia lógica, convirtiéndola en el predilecto yugo para todos aquellos que consideren desviados de lo naturalmente correcto y sean, según ellos, una flagrante amenaza para esta hipócrita y maquiavélica sociedad.
A lo largo de estos 65 años, nuestra televisión ha mostrado una paulatina apertura hacia el llamado “universo gay”. En nuestras telenovelas, el tema de la homosexualidad empezó a tocarse de manera sutil, digamos que, con guantes de seda, procurando no herir las susceptibilidades de esa mayoría, sumamente abrumada por el despropósito de atreverse a abordar un tema tan espinoso.
Un caso bastante sonado y, que suscitó alboroto entre algunos recalcitrantes moralistas, acaeció al aparecer en pantalla la actriz transexual Endry Cardeño, la recordada tía Laisa en la telenovela comedia Los Reyes.
Todo ese bololó armado, fue valientemente apabullado por el carisma y la gracia que Endry Cardeño le imprimió al personaje, con su trabajo y personalidad se ganó rápidamente el cariño de los televidentes, convirtiéndola en el personaje del 2005 en Colombia.
A lo largo de estas últimas décadas la homosexualidad en la televisión colombiana se manejó con una visión estereotipada.
A los productores, más que a los mismos escritores, les resultaba una salida fácil abordar siempre el manoceado perfil del gay marcadamente afeminado y en un tono burlesco, o a lo sumo, delinearlo apenas insinuando su orientación sexual y en muy contadas ocasiones tratarlo bajo la dignidad humana.
Fue quizás el extinto Bernardo Romero Pereiro el primer libretista que se atrevió a abordar la homosexualidad en la televisión nacional, bajo una óptica real y descarnada. En esa época se le acusó de cruzar el prohibido limite a lo “inmoral”, con su miniserie El infierno, protagonizada por Luis Eduardo Arango.
El supuesto lenguaje “subido de tono”, las escenas fuertes, levantaron roncha entre los moralistas del país y, como era de suponer, el drama fue vetado y excomulgado con solo tres episodios emitidos.
Algo similar le pasó a Los pecados de Inés de Hinojosa a nivel latinoamericano, por sus ya reconocidas escenas de lesbianismo. Años más tarde la extinta programadora Coestrellas produjo el dramatizado Géminis en un tono más intimista y enmarcado en un singular triángulo amoroso, protagonizado por Coraima Torres, Armando Gutiérrez y Carlos Congote, el cual obtuvo mejor receptividad, sin dejar de causar controversia.
Bernardo Romero Pereiro se desquitó ampliamente en su telenovela Mirada de mujer al tratar la homosexualidad desde la perspectiva de una familia tradicional de clase alta, allí el actor mexicano José María Jaspik realizó una impecable interpretación apoyado en el excelente libreto, moviendo acertadamente las fibras de los millones de espectadores del ultraconservador y moralista país mexicano.
Los colombianos, pese a todo ese halo de persistente homofobia, aún recuerdan telenovelas que se atrevieron a tratar el tema de la homosexualidad, y especialmente a los personajes, gracias a la excelente caracterización que el actor o la actriz lograron en su momento, de un gay o lesbiana:
– Eurípides: el peluquero de la telenovela El Divino de Gustavo Álvarez Gardeazabal, interpretado magistralmente por el actor Carlos Barbosa, se desarrolló en un contexto pueblerino y con matiz cómico. Recientemente fue retransmitida esta producción por el canal regional Telepacífico.
– Hugo Lombardi: el famoso diseñador de Yo soy Betty la fea, correspondió en todas sus características al planteamiento de la comedia, en pocas palabras era la clásica “loca emplumada» estrato seis, con matices humanos. Actualmente se emite esta telenovela en repetición por el canal RCN, con gran acogida entre las nuevas generaciones.
– Una estrafalaria y enamoradiza vendedora de cocadas, fue el gay caricaturizado que se mostró en el seriado Cartas de amor, lo interpretó jocosamente el histrión Luis Tamayo.
– El fallecido actor Diego Álvarez asumió el rol del asesor homosexual de una candidata al reinado de Cartagena en el seriado Reina de belleza.
– Andrés Felipe Martínez obtuvo reconocimiento internacional con la interpretación de Leandro, un diseñador gay en la telenovela Las Aguas Mansas, logrando perfecto equilibrio, nunca rayó en el estereotipo o la caricatura.
– La actriz María Fernanda Martínez en una acertada actuación le dio vida a una lesbiana en la telenovela “Sangre de lobos”, era una asistente personal enamorada de su jefa. También dejó gratos comentarios el actor Juan Carlos Vargas al interpretar a un homosexual del bajo mundo en la exitosa miniserie La mujer del presidente.
– Guillermo Vives en Café con aroma de mujer, tuvo como rol a un gay ejecutivo, el libretista insinuó el personaje con sumo recato.
– En la telenovela La sombra del deseo, el actor Iván Rodríguez dejó entrever a un viejo verde al que le gustaban los jovencitos.
– Juan Sebastián Aragón aceptó un difícil reto en su carrera con su personaje de gay en la telenovela Mascarada, su actuación le mereció críticas, como buenos comentarios, hasta se llegó a poner en tela de juicio su verdadera orientación sexual.
– La actriz Adriana Romero interpretó a una lesbiana enamorada de una médica en la telenovela Lorena, dispuesta a luchar contra viento y marea por ese amor en apariencia imposible.
– La actriz Sandra Pérez llamó gratamente la atención en su papel de Michel, un transexual en la telenovela La tormenta, este personaje estuvo muy bien demarcado, ella como mujer, logró combinar sin excesos los matices femeninos con los masculinos, es sin lugar a dudas, lo mejor que ha hecho a lo largo de su carrera.
– El actor Manuel José Chávez, cayó irremediablemente en el consabido cliché con su personaje en el programa La peluquería.
– No podía faltar el astrólogo gay, Tirso Lapiel, un misógino y egocéntrico interpretado por el actor Fabio Rubiano, quien se movió entre la sobreactuación y la caricatura.
– Alejandra Borrero en Merlina mujer divina, pone a prueba todo su histrionismo con una lesbiana enferma de VIH y rechazada por su autoritaria madre.
Otras telenovelas que abordaron este controvertido tema fueron: Luzbel está de visita, Perfume de agonía, Las ejecutivas, El faraón, Sala de Urgencias, “Venganza”, Hermanos y hermanas, entre otras.
Es la televisión norteamericana la que, a pesar de toda la censura y el veto que suelen impartir los moralistas y la iglesia, ha tratado el tema gay a sus anchas en la pantalla chica y a través de sus teleseries.
En el pasado recordamos producciones estadounidenses como Dinastía, la serie L.O, la exitosa comedia Will ande Grace y tampoco escapan Los Simpson.
Y creo que México, un país considerado ultraconservador en el pasado, ha mostrado una apertura más contundente en las telenovelas frente al tema de la homosexualidad.
Tales son los recientes casos de las producciones Amar a Muerte y Mi marido tiene más familia, donde dos parejas homosexuales integradas por un par de adolescentes conocidos como los “Aristemo”, y un par de chicas conocidas como las “Juliantina”, se convirtieron en ídolos de las nuevas generaciones de la comunidad LGBTI, desaprensivas y dispuestas a vivir su sexualidad sin la carga de los prejuicios y la falsa moralidad.
Aquí en Colombia, lamentablemente seguimos viendo casos como el energúmeno aquel que, esbozando una cantinflesca indignación, se atreve a descolgar la bandera gay que se encontraba izada en el emblemático Pueblito Paisa en Medellín.
Con esto, él decía tratar de inferir que solo era un defensor acérrimo de la moralidad y del respeto a los símbolos patrios, procediendo luego muy envalentonado a hacerla añicos con un arma cortopunzante.
Pese a los progresivos avances que se vienen dando a través de las producciones televisivas y, el digno tratamiento que se viene haciendo de la temática homosexual, alejado cada vez más del estereotipo, de tratar de abrir la mentalidad hacia el respeto a la diferencia, en la cotidianidad la venenosa intolerancia sigue campeando como un brote pandémico que se resiste a ser neutralizado.