No contentos con la reforma tributaria empacada engañosamente con el nombre de Ley de Financiamiento por el Gobierno de Iván Duque, y que grava gran parte de la canasta familiar en detrimento de los más pobres y de la clase media, ahora 27 concejales peñalosistas, incluidos la mayoría de los verdes, le votan positivamente el cobro de valorización al alcalde Enrique Peñalosa.
El impuesto de valorización es un mecanismo de financiación de obras. Según la administración, con su aprobación buscan financiar 16 obras que costarían alrededor de 1 billón de pesos, paquete en el que destaca el Centro Cultural de la Felicidad (CEFE), un complejo deportivo en la Calle 82 con 11. Así como lo lee; este es un complejo deportivo público situado en un barrio estrato 6. Si un pobre tiene que rebuscarse día a día para comer, ahora imagínese si va a poder destinar recursos para movilizarse hasta ese lugar.
¿Sabe que sería una completa felicidad? Que después de tres años esta administración termine la Séptima peatonal, vecinos y visitantes del centro llevamos todo este tiempo lidiando con andenes inacabados, escombros, basura, polisombras y roedores, si no ha podido con esa obra tan sencilla, cómo será con el resto.
Sería motivo de felicidad que renueve la Carrera Séptima sin TransMilenio en este importante corredor. Sería una absoluta dicha que no nos llenara la ciudad de buses movidos por diésel, deteriorando nuestra salud, mientras en otras ciudades del mundo los desechan para reemplazarlos por buses eléctricos. Una verdadera dicha sería que no nos condene al metro elevado, más costoso a todo nivel, pudiendo tener uno en su mayoría subterráneo.
El cobro en este momento es un disparate teniendo en cuenta que, a esta administración, el Concejo de Bogotá ya le había aprobado 37,6 millones de cupo de endeudamiento para hacer obras que los bogotanos no hemos visto.
De hecho, muy pocas obras hemos visto de esta administración; por un lado, la mayoría de las que ha inaugurado son obras de la pasada administración, por el otro, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) cuenta con una bajísima capacidad de ejecución.
Sin duda alguna lo primordial es priorizar las obras por las cuales la ciudad se endeudó y no seguir empeñando irresponsablemente el presupuesto del próximo mandatario de la ciudad, además de dejar a la urbe atada a contratos leoninos.
Foto cortesía de: Semana