Ya se fue el mes de abril y continúan los debates que definirán la hoja de ruta para el país en lo que queda del Gobierno Duque. En los próximos días, senadores y representantes entrarán en una pugna por precisar cuáles asuntos de la nación ameritan ser priorizados e incluidos en el Plan Nacional de Desarrollo (PND).
La carta de navegación del primer mandatario de los colombianos PND “Pacto por Colombia, pacto por la equidad”, está ad portas de sentar las bases de un cuatrienio donde los jóvenes no contamos. Lo cual es particularmente grave, si se tiene en cuenta que representamos la abultada cifra de doce millones de colombianos.
El artículo 4 del PND desarrolla el Plan Nacional de Inversiones Públicas, aparte de que contiene cincuenta y dos líneas de trabajo, que tienen una relación con los diferentes objetivos del Gobierno Nacional frente a lo que consideró “las principales dificultades del país”; a cada una de estas líneas les fue asignado un monto presupuestal, de los cuales, el de juventud es el QUINTO más bajo.
De acuerdo con lo anterior, es de resaltar que la línea a la que alude este escrito, se encuentra contenida en el punto denominado “Pacto por la equidad: política social moderna centrada en la familia, de calidad y conectada a mercados”, donde, en términos nominales, el rubro al que menos recursos se le destina resulta ser “juventud naranja, todos los talentos cuentan”.
Si bien es cierto que existen asuntos adicionales que deben ser atendidos por el Estado en su conjunto, la orfandad presupuestal de los programas destinados a la juventud es claramente una política del Gobierno de turno.
No es gratuito que si tomamos los montos destinados a los diferentes rangos de edad1 nos encontremos con que la inversión destinada a los jóvenes es de 75 mil millones de pesos, mientras que lo asignado a los adultos mayores alcanza los 5,564 billones: cifra setenta y cuatro veces mayor. Por otro lado, lo destinado a la infancia equivale a la suma de 31,173 billones, superando en más de cuatrocientas veces, lo destinado a juventud.
La crítica frente a lo contenido en el PND no se limita a los exiguos recursos que han sido asignados, también merece oponerse a que los recursos asignados buscan satisfacer un enfoque de mercado agazapado tras títulos rimbombantes.
Es de señalar que como metas del Plan de Desarrollo se atienden problemáticas que, si bien afectan a la población juvenil, son a su turno una constante frente a los demás grupos poblacionales.
La disminución del desempleo juvenil, el fortalecimiento del servicio público de empleo, la reducción de los jóvenes que no estudian ni trabajan, el reforzar la iniciativa del Ministerio del Trabajo llamada Estado Joven, la apuesta por el programa SACÚDETE y la disminución del consumo de estupefacientes, representan asuntos que bien podrían haberse incluido desde otras poblaciones cambiando el respectivo título y, también, podrían ser vendidas como la panacea a sus dificultades (disminución del desempleo de las mujeres, disminución de personas en condición de discapacidad que no estudian ni trabajan, fortalecimiento del servicio público de empleo para incluir a la población LGTBI, etc.).
Con su apuesta, el señor Duque redujo los problemas de los jóvenes a su participación en la economía, situación que es una muestra inequívoca del poco entendimiento que manifiestan los dirigentes del país frente a las dinámicas propias de nuestro sector.
Además, da luces frente al interés de cercenar la potencialidad transformadora de las generaciones siguientes, convirtiéndonos en un numeroso ejército de mano de obra.
Identificar como problema único el desempleo, obvia que la condición de joven puede caracterizarse como el momento en el que se define la participación o alejamiento del ser humano de los sistemas sociales, donde se definen y ejercen prácticas políticas alternativas y el momento cúspide en el cual se construyen identidades2.
La apuesta del Gobierno de turno, además de dejar de lado dificultades sociales que nos agobian, de estar pobremente financiado, de ser ineficaz; parte de un diagnóstico que asevera que, de doce millones de jóvenes colombianos, casi cuatro millones no se encuentran laborando.
Frente a esta problemática el Gobierno, de manera inexplicable, decidió no establecer ninguna responsabilidad en la industria privada y estableció en el artículo 1193, casos en el que eventualmente se puede disminuir el desempleo.
La eventualidad en la que se puede reducir el cese laboral juvenil consiste en que los jóvenes esperen que las entidades públicas realicen una modificación en la planta de personal (o creen empleos temporales), caso en el cual se prevé que el 10% de los cargos resultantes no requerirán experiencia e hipotéticamente se les dará prioridad a los jóvenes que apliquen.
Del articulado se interpreta que nuestras particularidades no serán tenidas en cuenta. En los tres exiguos artículos sobre juventud presentados por Duque, nada se dice de la participación de los jóvenes, de estrategias especiales para enfrentar los fenómenos de exclusión, del aprovechamiento del tiempo libre o de la posibilidad de materializar derechos como el libre desarrollo de la personalidad, que en una sociedad tan conservatizada como la nuestra se ven amenazados.
Ante este panorama de exclusión que nos llama a tomar una postura consecuente y crítica, cabe recordar la frase de Huber Ballesteros: «cuando la juventud se organiza y se levanta, la patria tiene futuro, la patria tiene esperanza».
Posdata: el Artículo 119 que mencioné en el presente texto, incluyó algo que parece no referirse únicamente a los jóvenes y ostenta el siguiente tenor literal, “Para la creación de nuevos empleos de carácter permanente del nivel profesional, no se exigirá experiencia profesional hasta el grado 11 y se aplicarán las equivalencias respectivas”.
- Cabe señalar que en el documento bases del Plan de Desarrollo, circunscriben la juventud a una edad cronológica en los términos de la Ley 1622 de 2013.
- Margulis, Mario, 2001, “Juventud: una aproximación conceptual”.
- Tomado del texto aprobado en primer debate en sesiones conjuntas de las comisiones terceras y cuartas del H. Congreso de la República 22 de marzo de 2019.