En la última década se han venido consolidando fuerzas políticas, religiosas o confesionales en el espectro político, con resultados muy favorables y en general una combinación —y a veces manipulación— de la fe con algunos propósitos sociales que pregonan defender.
De esta manera, en las últimas elecciones al Congreso de la República, aumentó la presencia de curules que ocupan diferentes líderes religiosos y en muchos casos, pastores de iglesias, algo que es absolutamente legítimo y legal.
El artículo 40 de la Constitución Política da el derecho a elegir y ser elegido, pero nos preguntamos si es sensato combinar la fe —como un tema personal— con propósitos generales de la nación, o a veces de los municipios y departamentos.
Por constitución, el Estado colombiano es laico y respeta los diferentes cultos, pero sus gobiernos tienen otra inclinación, como lo hemos venido observando con la gran mayoría que han ostentado el primer cargo de la nación en gran parte del Siglo XX y lo vivido del Siglo XXI.
Considerando esta relación, es importante preguntarse qué tanto ha incidido en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas en septiembre de 2015, en la resolución 70/1 de la Asamblea General de las Naciones Unidas titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
En estos ODS se establecen los lineamientos que deben seguir todos los países miembros para con su población y, además, en la resolución se dictó el marco de indicadores mundiales para los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Son 17 los ODS y 169 metas que ayudan a analizar y formular los medios para alcanzar esta nueva visión del desarrollo sostenible, que consiste en transformar el paradigma de desarrollo dominante, en uno que nos lleve por la vía del desarrollo sostenible, inclusivo y con visión de largo plazo. Los ODS también son una herramienta de planificación y seguimiento para los países, tanto a nivel nacional como local.
Ahora bien, siguiendo con lo planteado inicialmente, se puede observar en las siguientes tablas el crecimiento (en porcentaje % de votos válidos) de los partidos confesionales en la última década en Colombia:
ELECCIONES AL SENADO 2010 | |
Partido Político | Votos Válidos (%) |
PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL | 25,18% |
PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO | 20,64% |
PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO | 15,84% |
PARTIDO OPCIÓN CIUDADANA | 8,15% |
PARTIDO CAMBIO RADICAL | 7,98% |
POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO | 7,62% |
PARTIDO ALIANZA VERDE | 4,77% |
MOVIMIENTO INDEPENDIENTE DE RENOVACIÓN ABSOLUTA MIRA | 2,68% |
OTROS PARTIDOS | 3,62% |
ELECCIONES AL SENADO 2014 | |
Partido Político | Votos Válidos (%) |
PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL | 15,58% |
PARTIDO CENTRO DEMOCRÁTICO | 14,29% |
PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO | 13,58% |
PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO | 12,22% |
PARTIDO OPCIÓN CIUDADANA | 3,68% |
PARTIDO CAMBIO RADICAL | 6,96% |
POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO | 3,78% |
PARTIDO ALIANZA VERDE | 3,94% |
MOVIMIENTO INDEPENDIENTE DE RENOVACIÓN ABSOLUTA MIRA | 2,28% |
Fuente: Elaboración del autor
En este periodo de cuatro años, del 2010 al 2014, podemos observar cómo el partido Conservador, con orígenes ideológicos fundados en la iglesia católica, aunque pierde participación política y pasa de un 20,64% a un 13,58%, logra mantener una alta votación de más de un millón y medio de votos y quince curules en el Senado.
Es importante mencionar que su pérdida de casi siete puntos de participación política del 2010 al 2014, no se debe a la falta de fe católica de sus seguidores, sino a un desgaste como partido político tradicional con más de doscientos años de existencia en el espectro político colombiano, además de los últimos escándalos de corrupción que han salpicado a muchos líderes de este partido confesional.
También se puede observar que el Movimiento independiente de renovación absoluta – MIRA, aunque baja su participación electoral de un 2,68% a un 2,28%, se mantiene vigente con tres curules en el Senado de la República, ratificando su fuerza política con más de cuatrocientos mil votos de feligreses cristianos.
Ahora bien, en las últimas elecciones al Senado de la República, se posiciona un nuevo actor político confesional en el sistema partidario colombiano, el partido político Colombia Justa Libres, con orígenes en la fe cristiana, teniendo como primera participación en unos comicios electorales nacionales una sorprendente votación, tanto así que obtiene tres curules al Senado de la República y un 3% de participación electoral, lo que se transforma en más de quinientos mil votos de ciudadanos de la fe cristiana.
En la siguiente tabla se pueden observar los resultados de los partidos religiosos en las recientes elecciones al Senado de la República:
ELECCIONES AL SENADO 2018 | |
Partido Político | Votos Válidos (%) |
PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL | 12,10% |
PARTIDO CENTRO DEMOCRÁTICO | 16,41% |
PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO | 12,58% |
PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO | 12,42% |
PARTIDO OPCIÓN CIUDADANA | 2,31% |
PARTIDO CAMBIO RADICAL | 14,07% |
POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO | 4,80% |
PARTIDO ALIANZA VERDE | 8,60% |
MOVIMIENTO INDEPENDIENTE DE RENOVACIÓN ABSOLUTA MIRA | 3,27% |
COALICIÓN LISTA DE LA DECENCIA | 3,41% |
COLOMBIA JUSTA LIBRES | 3% |
Fuente: Elaboración del autor
Es evidente el aumento en la participación política del partido “MIRA” que pasa de un 2,28% a una 3,27%, lo cual nos confirma el incremento y consolidación de estas fuerzas políticas confesionales en el espectro político nacional.
Ahora bien, es importante reflexionar si esta consolidación de fuerzas políticas confesionales nos puede dejar avanzar en temas de discusión nacional e interés general como son: la eutanasia humanitaria, el aborto legal, los derechos de igualdad de la mujer, la educación pública, universal, científica y gratuita, entre otros.
Por último, debemos tener presente que el Estado es una construcción social de todos los habitantes de un territorio, que va delimitado por fronteras, con el uso exclusivo de las armas brindando soberanía y el poder político, por lo tanto debe regir hegemónicamente el interés general por encima del particular.
Foto cortesía de: Pilar Berrío – Sentido