Muchos creen que nuestro actual mandatario —no, no hablo de Uribe, aunque pareciera, hablo del que se pone la banda presidencial— fue quien trajo al mundo lo que conocemos como economía naranja. Pero no es así, para desdicha de muchos uribistas o duquitas.
Este tipo de economía ha circulado por el mundo de manera más ingeniosa e innovadora. ¿Han leído porqué nuestro presidente le puso ese color a una economía?, pues porque para él, la cultura es naranja, ¿a usted se le viene ese color a la mente cuando piensa en cultura? Ahora imagínese, ¿qué pasa si el sistema está tan perversamente mal sustentado como su nombre?, pues están casi en la misma condición. Si no me cree, lo invito para que vea el debate que se hizo en Semana, aquí entenderá un poco más de lo que trato de hablarle.
La economía alternativa se ha usado hace mucho tiempo en países como Francia, donde han buscado en el arte una alternativa para reducir el uso de fábricas contaminantes, pero a su vez han entendido que la base debe ser la educación.
«La educación aparece así como un factor primordial a la hora de analizar el capital cultural. De acuerdo con muchos estudios, el nivel educativo determina en gran medida los hábitos culturales de los ciudadanos, cuestión que se debe tener en cuenta a la hora de estudiar el consumo cultural en la región», Cultura y desarrollo en Iberoamérica.
Pero el señor mandatario quiere venir a decir que Colombia está completamente preparada, o casi lista, para afrontar los retos que trae un sistema económico como este. Dígame usted, colombiano que subsiste con un salario mínimo, ¿le parece que estamos listos? O usted profesor que le toca salir a marchar cada mes para que se respeten sus derechos y los de sus estudiantes, ¿le parece que estamos en condiciones? O usted, que estudia en una universidad pública y es cada vez más olvidada por el Gobierno colombiano, ¿le parece? Sería utópico pensar que sí, pero en el Gobierno de Duque hemos comido más mentiras que arroz.
Él trató de mezclar todo, todo lo que vio que sería productivo para los bolsillos de unos pocos, a pesar de que el pueblo sigue aguantando los mismos atropellos, pero sobre todo, que sigue creyendo que lo hace para nuestro beneficio.
A las pequeñas comunidades indígenas se les dice que podrán vivir de su cultura, lo mismo que a las cantantes del Chocó o a los artesanos. ¿Usted cree que un país petrolero podrá vivir así de la noche a la mañana?, o se lo digo de otra manera, ¿usted como artista, se rendiría a los pies de lo que le diga el Gobierno?, porque lo único que suelta fácil es la factura para pagar los impuestos.
Señor Duque, para que usted logre siquiera pensar en cambiar nuestro sistema económico, primero no nos presente un POT tan deficiente y, segundo, piense en las verdaderas necesidades para alcanzar un sistema económico alternativo.
Usted debe pensar en la educación tan precaria que ofrece en este momento. Lo invito a ver cuántos artistas están en condiciones de mendicidad gracias a nuestra poca educación en el amor por el arte. Mire cuántas academias están en quiebra porque a los políticos les interesa más invertir en petróleo y en acabar con el poco ecosistema que nos queda. Protesta de la Minga Indígena.
No creo que exista la posibilidad de que nuestras artistas en el Chocó, esas que se levantan día a día a hacer sus artesanías o a cantar en un parque; puedan convertirse en industria. No porque esté dudando de sus altas capacidades, sino porque estoy segura de que la economía de este país no merece que le vendamos a lo único que sigue siendo tan nuestro, solo para que los mismos de siempre se sigan llenando sus bolsillos.
Foto cortesía de: El Espectador