La demanda de vivienda en un país como el nuestro ha generado dos fenómenos interesantes: el primero, el crecimiento desmedido de las ciudades, que no obedece a criterios suficientemente técnicos en tanto el uso de suelo y el abastecimiento de servicios públicos de calidad, que más allá del agua potable, el alcantarillado y las redes eléctricas se requieren para asegurar una vida digna, tales como rutas de servicio de transporte público, dotación institucional educativa (jardines, escuelas, colegios), dotación de servicios hospitalarios (centros de salud) entre otros.
El segundo de ellos ha sido el cambio en la construcción de territorialidad ciudadana: ya no se vive en casas y barrios, sino en apartamentos y conjuntos residenciales, lo que configura una modificación sustancial en la forma en que se construye comunidad.
De acuerdo con la Ley 743 de 2002, sólo existen dos organizaciones de acción comunal: las juntas de acción comunal y las juntas de vivienda comunitaria, nada dice sobre las Juntas, Asambleas o Consejos de copropietarios que son los mecanismos de participación Ciudadana que tienen las propiedades horizontales de acuerdo con la Ley 675 de 2001 y que de hecho, son independientes de las Juntas de Acción Comunal, dado que los reglamentos de propiedad horizontal se basan en el derecho de libertad de asociación del artículo 38 y de reunión del artículo 39 de la Constitución Nacional.
Y en ese sentido es que la construcción de comunidad y de acción comunitaria, ya no comunal, en los conjuntos residenciales y edificios, se debe basar en la generación de mecanismos de participación alternativos.
En eso consiste el trabajo realizado por Andrés Felipe Cortés, líder social y comunitario de la Localidad de Suba en Bogotá; localidad con mayor número de propiedad horizontal en la ciudad, quien junto con Jhoan Nadjar, otro líder social, desde hace aproximadamente 4 años se han dado a la tarea de gestionar una asociación de administradores de conjunto residenciales, inicialmente en el sector cercano al Centro Comercial Plaza Imperial.
Hasta el momento a través de la conformación de mesas de trabajo con la alcaldía local, la estación de policía y la personería local se ha logrado generar acercamientos entre los administradores de conjuntos residenciales y la administración local, logrando que los administradores tengan una comunicación fluida con las mismas y se apoyen mutuamente en temas de seguridad partiendo de la base que la seguridad personal no es solo al interior de los conjuntos sino que depende también de los barrios circunvecinos.
Hasta el momento en dicho proyecto se han implementado medidas como el establecimiento de comunicación a través de tabletas donde por medio de grupos de WhatsApp y videocámaras, los conjuntos residenciales están conectados generando redes de seguridad comunitaria; así mismo, la idea de los promotores de esta asociación es ampliarse a la parte oriental de la localidad en los sectores de Colina y Mazuren, y en la localidad vecina de Usaquén.
En una sociedad que día tras día se atomiza más gracias al distanciamiento físico de sus miembros, se hace necesario encontrar formas creativas de asumir los riesgos comunitarios que aún persisten, pero se hace más necesario apoyar liderazgos como los de Andrés Felipe Cortés, que, con visión de futuro, aporten a la resolución de los conflictos y problemas, a través del fortalecimiento de los tejidos sociales existentes.
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