La trampa del plan de desarrollo de Duque: seguir dependiendo del petróleo y de los bancos

Entre el año 2000 y 2018 las exportaciones han crecido 3,1 veces mientras que las importaciones han aumentado 4,3 veces, esta situación ha generado una balanza comercial deficitaria.

Opina - Economía

2019-03-15

La trampa del plan de desarrollo de Duque: seguir dependiendo del petróleo y de los bancos

¿Cómo debe ser la articulación entre el Estado y el mercado para generar desarrollo? Esta pregunta ha sido eje de discusión desde que se escribió la Riqueza de las Naciones. Algunos aseguran que el Estado es quien debe direccionar el desarrollo mientras que otros consideran que este papel debe ser únicamente del mercado.

El neoliberalismo afirma que el Estado solo debe limitarse corregir las fallas de mercado, toda vez que el mercado, por naturaleza, premia las actividades que sean más rentables en el corto plazo y es de quien depende el crecimiento económico.

La política económica en Colombia desde el presidente Gaviria, parte de este principio, y tanto Uribe como Santos y ahora el presidente Duque lo adecúan a su manera.

Pero en el fondo es la misma política económica que nos ha llevado a ser uno de los 5 países más desiguales del mundo con pocos grupos y familias económicas que se quedan con las riquezas del país. No han entendido que crecimimiento económico no es igual a desarrollo como país.

Entre los grandes beneficiados de esta política económica son los sectores de explotación de hidrocarburos (especialmente petrólero y carbón) y el financiero.

En materia de minería, la riqueza ambiental colombiana ha permitido tener una ventaja absoluta para este sector, este mercado tiene la particularidad de que necesita abundante capital para su funcionamiento por lo que es altamente concentrado con el agravante de que la energía mundial, y muchos productos derivados, dependen de este sector.

La minería se caracteriza por tener altos impactos ambientales, no ser intensivo en trabajo, no tener encadenamientos productivos importantes, generar una economía de enclave y depender de situaciones internacionales.

La alta concentración de este mercado genera precios oligopólicos que a su vez crea altos precios en productos derivados, esta situación impacta sobre la estructura de costos del país y además deteriora la capacidad de consumo de la sociedad.

En Colombia, la economía de enclave por vía del mercado no incentivó actividades generadoras de alto valor agregado poque este sector tiene pocos encadenamientos productivos.

Por otro lado, con los ingresos fiscales derivados de esta explotación el Estado no incentivó la producción de riqueza por medio de industrias de alta complejidad económica. De esta manera, ni el Estado ni el mercado, usaron la economía minera y rentística para generar riqueza en el país.

Los ingresos mineros sirvieron como mecanismo de acumulación de reservas internacionales y además, se usaron para financiar la canasta de consumo de los colombianos por medio de importaciones.

Entre el año 2000 y 2018 las exportaciones han crecido 3,1 veces mientras que las importaciones han aumentado 4,3 veces, esta situación ha generado una balanza comercial deficitaria.

Un segundo mercado importante en la economía es el mercado financiero. Algunos clásicos afirman que el capital ficticio surge como una alternativa cuando la tasa de ganancia del sector real se encuentra a la baja, además, de que los poseedores del capital financiero son los grandes inversionistas del sector real por lo que el mercado financiero, por naturaleza, tiende a ser muy concentrado.

La concentración del crédito tiene un doble impacto, en primera medida genera altas tasas de interés que afectan la tasa de ganancia del sector real, fortaleciendo así la economía rentista. El segundo impacto económico se da sobre el consumidor, quien tiene que acceder a créditos más costosos con lo que se afecta la demanda y el buen vivir de la ciudadanía.

El sistema financiero representa el 21% del PIB colombiano mientras genera el 1,3% del empleo: entre 2000 y 2017 las utilidades del sistema financiero crecieron en 1.961% mientras que el empleo de este sector creció en tan solo 159% en el mismo período de tiempo.

Estas situación se explica porque la valorización financiera no implica siempre producción real ni generación de empleo, las finanzas en la economía del siglo XXI no son siempre un vehículo para generar producción real sino que terminan siendo un fín en sí mismo.

La ausencia de articulación entre Estado y mercado conllevó a la concentración de mercados y al fortalecimiento de la financiarización y re primarización con lo que se profundizó el carácter rentista de la economía.

La participación de estos sectores en el PIB representan el 29% y aportan el 3% del empleo en el país. El fortalecimiento de la economía rentista concentró aún más el mercado con lo que se generaron precios oligopólicos y tasas de ganancia extraordinarias que estuvieron por encima del crecimiento económico observado, esta situación con llevó a un aumento de la desigualdad en el país como se observa en la siguiente gráfica.

Gráfica 1. Apropiación del ingreso nacional por parte del 1% más rico del país.

Fuente: (WDI, 2019)

En la gráfica 1 se observa que el boom petrolero no solo generó altas tasas de crecimiento sino que además creó mayor desigualdad en el país.

Con el boom de los precios del petróleo se tuvieron tasas de crecimiento nunca antes vistas, una muestra de que la economía es rentista, de que en estos años la productividad, el empleo, la pobreza y la desigualdad no tuvieron mejoras sustanciales.

En materia de productividad entre 2002 y 2018 hubo un incremento promedio anual de 0,3%, en materia de desempleo este hubo una baja de 15% en 2001 a 9,4% en 2017, aunque esta cifra parezca positiva, esto se hizo a costa de estrangular los salarios y precarizar el trabajo, esto se demuestra con el subempleo objetivo que tuvo una leve reducción de 11,8% a 9,8%, en este mismo período de tiempo el salario real tuvo apenas un crecimiento del 11%.

La excesiva libertad de mercado no fortaleció los sectores no tradicionales para exportación por lo que se mantuvo la dependencia minera. Para el año 2000, el 29% de las exportaciones eran mineras, para 2018 este rubro representa el 48% del comercio exterior.

En vez de diversificar la canasta exportadora, el mercado aumentó la dependencia sobre el petróleo y el carbón.

Estas cifras permiten dar dos conclusiones parciales, primero, que las altas tasas de crecimiento económico no son suficientes para garantizar el bienestar de la población, y segundo, que la economía colombiana fue jalonada por sectores rentistas.

Se hace necesario una intervención estatal que corrija las fallas de mercado, y además, incentive actividades generadoras de valor. De esto hablaremos en el próximo artículo.

 

 

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David Racero Mayorca
Representante a la Cámara por Bogotá. Filósofo. Magister en Ciencias Económicas. Doctorando en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales.